Kosovo: la Otan está empantanada

“No funciona”, editorializa The Washington Post (10/3). “Kosovo se ha convertido en un pantano. Nadie tiene la solución”, agrega Time (6/3). “Abundan los testimonios de la desastrosa situación en Kosovo”, completa El País (14/3). “Hay una ausencia de autoridad”, redondea La Reppublica (18/3) citando a la canciller norteamericana Allbright. Pero algo reconfortante, al menos para el Financial Times (16/3): la “mejora de las relaciones” entre la Otan y Rusia.


Desde la entrada de la Otan se ha producido una salvaje “limpieza étnica” que ha obligado a huir a 200.000 serbios, gitanos y bosnios. Funciona, en los hechos, una partición del territorio. La línea divisoria pasa por la ciudad de Mitrovica, donde se han producido violentos enfrentamientos. Se teme el estallido de violencia en Montenegro (que permanece dentro de Yugoslavia, junto con Serbia) y el Pentágono teme enfrentamientos entre las tropas de la Otan y los paramilitares kosovares.


La “espiral de violencia” ha llevado a Allbrigth a reclamarle a sus ‘socios’ más hombres y más dinero. Los europeos no se han comprometido a nada. Pero los propios Estados Unidos están pensando en retirar sus hombres. El alto mando norteamericano está dividido: el Pentágono le ha prohibido al general norteamericano que dirige la Otan que movilice soldados yanquis a las ‘zonas calientes’ sin su previa autorización… dejando en claro que no está dispuesto a darla en ninguna circunstancia. En el Congreso, un sector creciente reclama el retiro de las tropas a menos que los europeos pongan más hombres y fondos.


La ocupación ha expuesto las divisiones de los vencedores. Ha dejado en claro, también, la fragilidad de sus ‘salidas políticas’. Temen que una independencia de Kosovo derive en la formación de una Gran Albania con Albania y separando a las regiones albanesas de Macedonia. Es decir, una perspectiva inevitable de nuevas guerras. Pero la alternativa es una ocupación de largo plazo y un limbo político para Kosovo y el conjunto de los Balcanes.


A mediados de abril debe hacerse cargo de las fuerzas de ocupación (KFOR) un estado mayor europeo. Este ‘Eurocuerpo’ sería “una fuerza de reacción rápida” encargada de lidiar con las crisis planteadas al Este de Europa. Los norteamericanos apoyan este ‘Eurocuerpo’ en la medida en que actúe como delegación de la Otan y de su “comandante supremo”, los Estados Unidos. Este hecho pone de manifiesto los límites insalvables del imperialismo norteamericano para actuar de protector internacional de los Estados capitalistas y pro-capitalistas.


La creación de un banco alemán en Kosovo (cuyo socio mayoritario es el Commerzbank y tiene como accionistas al Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo y fondos públicos de Alemania y Holanda), que actúa como regulador monetario de la región, demuestra que el imperialismo germano sigue su juego de multiplicar las divisiones político-estatales en los Balcanes, en función de su absorción por el capital germano y austríaco.


La ocupación imperialista está demostrando que carece de los medios políticos, financieros y militares para darle una salida a la crisis de los Balcanes. El imperialismo debería producir, antes, un reordenamiento general de las relaciones políticas (y militares) entre las grandes potencias y, muy particularmente, con las masas de sus propios países (por ejemplo, para acabar con el ‘síndrome Vietnam’, es decir con el temor del imperialismo a la reacción de las masas norteamericanas frente a sus intervenciones externas).