“La agonía del capitalismo no merece hoy ninguna discusión”

Los simposios temáticos en el evento “Trotsky en permanencia”.

Del 2 al 6 de agosto, se está desarrollando en forma online el evento “Trotsky en permanencia”, llevado a cabo por los organizadores del encuentro internacional de 2019 en La Habana, dedicado al revolucionario ruso. El segundo encuentro ha sido pospuesto debido a la pandemia.

Como parte del evento online, tienen lugar mesas-debate y simposios temáticos, con referentes de organizaciones trotskistas del continente y académicos de izquierda. Así, por ejemplo, el martes 3 hubo una actividad sobre “El trotskismo hoy” con integrantes de corrientes de la izquierda brasileña. A la vez, hay convocadas otras dos mesas sobre “stalinismo y neoestalinismo” y sobre “la historia del trotskismo”.

En cuanto a los simposios temáticos, son ocho y abarcan una gran diversidad de temas (Trotsky y Breton; el desarrollo desigual y combinado; la historia del trotskismo en diferentes países -Brasil, Vietnam y otros; Trotsky y la cuestión nacional; etc.).

El miércoles 4, se desenvolvió el sexto de esos simposios, en que intervinieron Pablo Heller (dirigente del Partido Obrero), Gonzalo Rojas (de la Fracción Trotskista), Martín Mangiantini, Isabella Duarte Pinto Meucci y João Batista Aragão Neto.

Actualidad de los planteos de Trotsky

Pablo Heller expuso sobre la vigencia del trotskismo en Argentina y América Latina. Sostuvo que el legado de León Trotsky encontró un conjunto de obstáculos y que eso debe ser objeto de una consideración. “Tal vez el desafío más importante que se colocó Trotsky -dijo- fue la puesta en pie de una nueva internacional, pero esa tarea ha quedado inconclusa”, por lo que planteó la necesidad de reflexionar sobre el problema.

Heller recordó que el Programa de Transición de 1938 se titula “La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional”. Trotsky -explicó- señala allí que las condiciones objetivas para la lucha por la revolución socialista no solo están maduras sino que han empezado a pudrirse. Sin embargo, apuntó, los que se reivindicaban del legado de Trotsky, fundamentalmente el Secretariado Unificado (SU), terminaron revisando esas afirmaciones; el SU llega a la conclusión que el capitalismo entra en una etapa de florecimiento. Pero si esto es válido, precisó Heller, “la actualidad de la revolución social queda relativamente desplazada y la revolución social queda simplemente como una expresión de deseos. Se creó ilusiones de que era posible algún tipo de prosperidad en la etapa capitaliasta y hubo una adaptación manifiesta al sistema imperante”. Acerca del derrotero histórico del SU, puntualizó que sucesivamente se adaptó al maoísmo, al castrismo y al estalinismo, y que más recientemente consideró que la era de la revolución de octubre estaba cerrada. En la segunda ronda de intervenciones, criticó el entrismo del morenismo en el peronismo y las tendencias electoralistas que dominan actualmente en la izquierda.

Las caracterizaciones de Trotsky también fueron puestas en duda, dijo Heller, ante la restauración capitalista en la ex URSS, con los consiguientes discursos sobre el fin de la historia y el triunfo del capitalismo, que ejercieron una presión sobre el trotskismo. Sin embargo, esa restauración terminó por ser un factor de agravamiento de la crisis.

Hoy, concluyó, “la agonía del capitalismo no merece hoy ninguna discusión. Atravesamos una crisis que no tiene antecedentes, salvo la de 1929. Una crisis que es previa a la pandemia y que empieza a tener una traducción en el campo político y social, a través del derrumbe de regímenes políticos, profundos choques entre las potencias, tendencias a la guerra comercial y a la guerra misma; y también a levantamientos populares y la creación de situaciones revolucionarias”.

¿Cómo se coloca frente a esto la izquierda? Heller recordó que este problema atravesó la Conferencia Latinoamericana de 2020, convocada por el Frente de Izquierda Unidad argentino. El dilema es si la izquierda se limita a ser furgón de cola de variantes políticas patronales o, en cambio, va a jugar un papel como factor de estímulo y contribución para que la clase obrera se convierta en alternativa de poder. La tendencia dominante ha sido la adaptación a la centroizquierda (Syriza, Podemos, etc.) y al nacionalismo burgués (el PT brasileño, el chavismo, etc.) Incluso aliados del FIT-U -cuestionó- han sido parte integrante de las listas del Psol brasileño, una organización que es a su vez furgón de cola de Lula y el PT. “Esto contrasta con la experiencia del FIT, constituido sobre la base de la independencia de clase y la delimitación con los partidos patronales”, observó. Como conclusión, llamó a una segunda conferencia latinoamericana para crear un polo de los trabajadores.

Gonzalo Rojas, de la Fracción Trotskista, intervino sobre la cuestión del parlamentarismo revolucionario. Hizo un desarrollo histórico de la cuestión y la conectó con la reciente elección en Antofagasta, Chile, de una concejal del Partido de los Trabajadores Revolucionarios (PTR). “El parlamentarismo revolucionario es la participación de partidos revolucionarios en distintas instancias parlamentarias en el marco de sistemas políticos electorales”, definió. Que debe ser entendido como una táctica que tiene por objetivo la superación del régimen y no su recomposición. Y que son espacios que deben estar subordinados a la lucha extraparlamentaria.

Martín Mangiantini se refirió al trotskismo argentino en las décadas del 60 y del 70. Señaló que el crecimiento logrado en esos años por las corrientes trotskistas se dio en un cuadro político más general de radicalización política. Y trató de explicar en qué medida aquel desarrollo influyó en el trotskismo actual y en la formación de una “subcultura militante”.

Isabella Duarte Pinto Meucci expuso sobre la revolución cubana y el movimiento trotskista en América Latina en el período 1959-1974. Se refirió al profundo alcance de la revolución en el continente y analizó cómo se posicionaron frente a ella dos corrientes del trotskismo: el Buró Latinoamericano (BLA) de Posadas y el Secretariado Latinoamericano del Trotskismo Ortodoxo (Slato) de Nahuel Moreno.

João Batista Aragão Neto no pudo llevar a cabo su intervención por algunos problemas técnicos. En el resumen de su ponencia presentada al encuentro, sobre la revolución permanente en América Latina, subraya que “el frente popular es un frente de conciliación de clases, constituyéndose en una política etapista y menchevique, en tanto que el frente obrero, campesino y estudiantil es un frente revolucionario posible en los países atrasados como Brasil, en el sentido de la emancipación del proletariado”.