La autodestrucción de la ‘izquierda’

Para quienes adjudicaron la victoria del franquismo español a la próspera situación económica de España, debe haber desafinado un poco la información posterior a los comicios, de que “España es el único país de la Unión Europea donde los salarios perdieron poder de compra” (El País, 15/3).


En realidad, el más de un millón y medio de votos que perdió el PSOE y el casi millón y medio que perdió Izquierda Unida equivalen al incremento de la abstención electoral con relación a las elecciones de 1996. Es decir que la justificación para la alianza PSOE-IU – traer a las urnas a los abstencionistas – produjo el resultado de ahuyentarlos todavía más. La tasa de participación, del 70%, estuvo bien lejos del 80% de 1982, cuando el PSOE obtuvo su mayor votación.


Es decir que hubo un repudio masivo a la izquierda; en el caso del PSOE por su extraordinaria corruptela y su total asociación con la Otan y los servicios de segu-ridad; en el caso de IU, por su total inutilidad política, agravada ahora por una desco-munal falta de principios. Hizo un frente con el partido español de la Otan y firmó el mantenimiento de España en la Otan y el apoyo a los principios imperialistas de la UE (Maastricht), con el exclusivo fin de arrebatar algún escaño parlamentario. La descomposición política y moral de IU es tan grande que, según la última información, “aboga por prorrogar la unidad de la izquierda… (porque) no le queda otra salida si no quiere desaparecer definitivamente” (El País, 14/3). Es lo que, según el diario, “muchos dirigentes reconocen en privado”.


En Argentina es lo mismo.