La batalla entre Estados Unidos y TikTok

Amenazas de prohibición contra la red social.

TikTok

La Casa Blanca volvió a reclamar en los últimos días que la compañía china ByteDance se desprenda de TikTok, la popular aplicación de videos cortos que cuenta con alrededor de 800 millones de usuarios en el mundo, 100 de ellos en Estados Unidos. Desde Beijing, el gobierno chino cuestionó el reclamo.

Washington asegura que la app podría proporcionar información de los usuarios al gobierno de Xi Jinping, y además transformarse en un instrumento de propaganda del régimen, vía la manipulación del algoritmo que usa la red para sugerir contenidos.

Por lo pronto, Joe Biden ya ha tomado la decisión de barrer la app de los teléfonos celulares que usan en el trabajo sus funcionarios y empleados públicos. Lo mismo han hecho cerca de la mitad de los Estados. La Comisión Europea, Taiwán, Reino Unido y Canadá adoptaron medidas similares. India prohibió TikTok y WeChat (también china) en 2020, después de unas escaramuzas con el gigante asiático en el Himalaya.

Análogamente, China mantiene un férreo control de las redes sociales dentro de su territorio.

La disputa debe leerse, por supuesto, en el marco de la guerra comercial y de la puja más general entre Estados Unidos y China.

El desplazamiento de TikTok no solo es un un asunto geopolítico, sino también, con sus 3 mil millones de descargas, un gran nicho de negocios para cualquier red social rival. Esto en un cuadro de caída de las grandes firmas tecnológicas, como Meta o Twitter, las cuales fueron aventajadas en el último período por la app china (Instagram incluso creó los reels para competir con su formato).

Envuelta en redes

Algunos medios aseguran que el reclamo del Estado yanqui, que lleva un par de años (ya Trump quiso censurar la app pero lo frenó la justicia), es un ultimátum. Por lo pronto, el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes acaba de aprobar un proyecto del legislador republicano Michael Mccaul para directamente prohibir la red social. Está pendiente su discusión en la Cámara de Representantes.

“Cualquiera que haya descargado TikTok en su dispositivo ofreció al Partido Comunista Chino una puerta trasera a toda su información personal”, dramatizó el promotor de la iniciativa.

Si bien, detrás de toda la pirotecnia verbal, Estados Unidos no ha ofrecido ninguna prueba del uso de los datos por parte del gobierno chino, argumenta que una ley de 2017 obliga a las redes a proporcionar al Estado información considerada clave para la seguridad nacional.

Llegados a este punto, hay que señalar que el mismo peligro está planteado en el caso de las redes sociales dominadas por capitalistas occidentales.

“Todas las corporaciones tecnológicas estadounidenses tienen acuerdos con el gobierno sobre el acceso a los datos en los casos que considere”, explica Simona Levi, de la organización Xnet, defensora de los derechos digitales, al diario catalán La Vanguardia (7/3).

Asimismo, la concentración de una gran cantidad de datos sensibles de los usuarios no es patrimonio exclusivo de TikTok sino que se extiende al resto de los pulpos del sector, como Twitter o Facebook.

“En comparación con otras redes sociales populares, TikTok recoge el mismo tipo de datos para rastrear el comportamiento de los usuarios”, asegura un informe de Citizen Lab, un centro de estudio ligado a la Universidad de Toronto.

“El asunto clave es que otras redes sociales y aplicaciones para móviles hacen lo mismo”, sostiene, por su parte, el Instituto de Tecnología de Georgia (citas de La Nación, 28/2).

Adónde está la libertad

La guerra imperialista (como hemos visto desde las invasiones de comienzos de siglo a Afganistán e Irak) va acompañada de un cercenamiento de las libertades democráticas y una manipulación extrema de los medios de comunicación. La creciente censura y regimentación en las redes sociales es un síntoma del incremento de las tensiones globales.

La libertad de expresión se trunca como fruto de este cuadro global y de la concentración de poderosas herramientas de comunicación en manos de un puñado de empresarios que no tienen la menor preocupación por la interacción de los seres humanos sino que se rigen por la lógica de su propio beneficio privado.