La burguesía capitula ante el movimiento obrero

Los trabajadores de Air France acaban de ganar una “victoria espectacular”, según se ve obligado a reconocer el ultraconservador “Financial Times” (1/11). Con los métodos históricos de la clase obrera, ésos que según el centroizquierda y la burocracia han perdido efectividad, es decir con la huelga, los piquetes, la autodefensa frente a la represión policial y las manifestaciones de masa, los trabajadores de Air France impusieron la capitulación del gobierno derechista y privatizador, es decir menemista, de Francia.


Las consecuencias políticas de esta victoria han comenzado a manifestarse en el conjunto de Francia y en toda Europa.


Los trabajadores de Air France han demostrado que para una enorme masa de trabajadores, la “alternativa”  a los despidos, a la reducción salarial y a la miseria es la lucha frontal contra los planes privatizadores.


La victoria de Air France abre el curso de un ascenso obrero si se tiene en cuenta que los trabajadores ferroviarios, los de Scnema (fábrica de motores de aviación), los de la Aerospatiale (fábrica de aviones), la Bull (computación), Thompsom (armamentos, electrónica) y Telecom (teléfonos) se encuentran en vísperas de huelga. Pero no se trata sólo de los estatales: Roger Blanpain, profesor de relaciones laborales en la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, aseguró que “pienso que (la ola de huelgas) se extenderá al sector privado (porque) hemos alcanzado el punto en el cual el desempleo se está volviendo tan agudo que la gente comienza a rebelarse”.


La huelga puso en evidencia un extendido descontento popular ante la recesión y el desempleo —que ya alcanza al 12% de la población, más de tres millones de personas. Por eso, el “New York Times” (26/10) advierte con preocupación que “en los violentos  trabajadores de Air France, que invadían rutas y aeropuertos, muchas personas tendían a ver precisamente a empleados amenazados como ellos mismos antes que a una turba irresponsable”.


El otro aspecto decisivo de la huelga aeronáutica fue su carácter antiburocrático. “Las raíces —las bases— mueven la copa (la burocracia) del árbol sindical”, lo destaca el “Financial Times” (28/10). Después de congratularse durante meses por “el debilitamiento de las estructuras sindicales”, este diario (1/11)  ha venido a descubrir que “esto no garantiza la armonía y puede, en realidad, tener el efecto opuesto”. En la huelga francesa jugaron un papel importante las llamadas “coordinadoras”, organismos surgidos desde abajo para superar la división sindical (en ferroviarios), en protesta por la debilidad de los sindicatos existentes (en docentes) o, directamente, para llenar el vacío de sindicatos inexistentes (entre las enfermeras). Estas “coordinadoras” han crecido muy rápidamente en el sector estatal (Financial Times, 28/10) y, según todo lo indica, jugarán un papel importante en el ascenso que se abre. Pero el “movimiento de las coordinadoras” y el sentimiento y la organización antiburocrática de los trabajadores no es una “peculiaridad” francesa; también han crecido como hongos los“comités de base” y “comités de fábrica”  en toda Italia.


Crisis política


La victoria de la huelga abrió una crisis política de fondo al revelar la enorme debilidad del gobierno que tiene la misión de acometer la privatización de decenas de empresas —sumando miles de despidos a la enorme desocupación ya existente—, liquidar el sistema previsional, y que, además, está obligado a firmar un acuerdo comercial, la llamada “ronda Uruguay” del GATT, que deberá reducir los subsidios agrícolas y mandar a la quiebra a decenas de miles de campesinos franceses.


La crisis que ahora estalla brutalmente, sin embargo, había sido largamente “preparada”: hace exactamente un año, “Prensa Obrera” (Nº 372, 3/11) sostenía que “la situación determinada por la crisis económica y el dislocamiento del Estado y sus partidos bien puede ser la configuración de una situación pre-revolucionaria”. La victoria electoral de la derecha —que fue vulgarmente “interpretada” como “un giro a la derecha” del país— sólo sirvió para acelerar la intervención huelguística de las masas.


El carácter general de la crisis política creada por la huelga lo caracterizó el propio Balladour cuando afirmó que prefirió “retirar el plan de despidos antes que verse ir a una confrontación que arriesgaba con convertirse en incontrolable” y, más concretamente, que temía que se repitiera el “Mayo del ´68” (New York Times, 26/10). “La perspectiva de un caos social —todavía personalizado por la insurrección de 1968— aterroriza al establishment político en Francia”, certifica el “Financial Times” (28/10).


El espectro de una huelga política de masas derrumbó la resistencia del gobierno, lo que alcanza para caracterizar la situación abierta por la huelga de Air France.