La cara oculta de los “rescates” de Obama

La ciudad de Detroit, el corazón de de la industria automotriz, se ve sacudida por un ajustazo que tiene como principal blanco a docentes y trabajadores del Estado. Uno de los ejes de la campaña electoral de Obama fue la reivindicación de la política de rescate de pulpos industriales que permitió, según sus apologistas, salvar puestos de trabajo, en primer lugar en la industria automotriz. Pero es poco conocido que este rescate ha tenido como precio un brutal recorte de las condiciones laborales. Se congelaron los salarios del personal en actividad, los trabajadores nuevos pasaron a cobrar la mitad y aumentó la flexibilidad en los regímenes de trabajo. La administración demócrata de Detroit está aplicando los mismos métodos, pero en la órbita estatal. Por caso, quieren pasar un porcentaje mayoritario de los trabajadores de planta que se encargan del suministro de agua potable a la condición de contratados, y recortar los salarios de los que queden. Esto viene precedido por medidas draconianas contra los docentes, a quienes se le redujo el 10 por ciento de sus salarios y se les aumentó los descuentos para la obra social, llevándolos al porcentaje confiscatorio del 20 por ciento. Parte de las licencias pagas por enfermedad dejaron de ser retribuidas, y serían recién cobradas al momento del retiro de la actividad del docente. Estos recortes no sirvieron para evitar despidos, que ya alcanzaron a 800 docentes pertenecientes al personal jerárquico y el cierre de escuelas.


El rescate de Obama tiene como fundamento una enorme confiscación de la clase obrera. Las medidas han provocado una reacción de los trabajadores, que han sido protagonistas de huelgas y movilizaciones. Al igual que en Europa, la burocracia es un escollo clave para las iniciativas de lucha que se están gestando.