La clase obrera levanta cada vez más la cabeza en China

Las protestas y movilizaciones han sido muy frecuentes en China, como consecuencia del proceso de restauración capitalista que se desarrolla en ese país desde hace cerca de cuarenta años. La estadística oficial las registra bajo el rubro de “incidentes”; en algunos años han llegado a ser cientos de miles. En algunos casos se ocuparon municipios enteros. Están relacionadas con expropiaciones de tierras a los campesinos, privatizaciones y despidos en empresas del Estado, reclamos contra jornadas de trabajo extenuantes, salarios bajísimos y el ataque a la formación de sindicatos fuera del control de la burocracia estatal. Los sindicatos oficiales son, en China, agencias de las patronales, entre otras cosas porque en las empresas rige un control de parte del partido comunista sobre la gestión económica y administrativa, que se ha reforzado desde el ascenso a la presidencia de Xi Jing-ping. En el régimen peculiar de transición que existe en China, tampoco las empresas capitalistas privadas son efectivamente autónomas de la burocracia del Estado.


Durante julio pasado, un conflicto llamó la atención de los medios de comunicación, en la empresa de ingeniería Jasie Technology, con asiento de la muy importante ciudad de Shenzen. Unos treinta obreros de esta compañía fueron arrestados por movilizarse por el derecho a crear un sindicato independiente. De acuerdo a la prensa, llamó la atención el estallido de una lucha por la obtención de derechos políticos, en contraste con la ola de conflictos que se desarrollan en China por reivindicaciones económicas, en el marco de una marcada disminución del crecimiento económico.


El otro aspecto que despertó la inquietud, no ya de los medios sino del propio gobierno, es el apoyo que esta lucha ha suscitado entre los estudiantes de las principales universidades de China, a pesar de la fuerte restricción que existe a cualquier forma de movilización. En once casas de estudios circulan peticiones por la libertad de los treinta obreros detenidos en esta lucha y por el derecho a sindicatos independientes. “El interés de los estudiantes por las luchas obreras está creciendo por estos días” – asegura uno de los diarios que sigue los acontecimientos. Esto ocurre cuando se ha acentuado la presión de las autoridades universitarias contra las sociedades estudiantiles. En noviembre pasado, la policía atacó a un grupo de lectura de inspiración marxista en la Universidad de Tecnología de Guangdong y los acusó de “reunir multitudes con el fin de alterar el orden social’”. En un sistema político de carácter policial, las peticiones por la libertad de los obreros de Jasie Technology cuentan ya con cerca de dos mil firmas. La cuestión de los sindicatos independientes está alcanzando un impacto enorme en China, precisamente porque el alto nivel de super-explotación es sentido por centenares de millones de trabajadores y porque representa una amenaza para la continuidad del proceso productivo, esto cuando se agudiza la guerra económica internacional y la perspectiva de una gran alteración del precario equilibrio social. La patronal de Jasie Technology niega una oposición al establecimiento de un sindicato en la empresa, pero exige que responda a la autoridad de la burocracia de los sindicatos oficiales.


Este combate por los derechos políticos de la clase obrera ha dejado en evidencia algo para nada menos importante. El petitorio que han hecho circular los estudiantes proclama que “el bastón de nuestros ancestros se encuentra firmemente en nuestras manos” – en lo que todos los comentaristas concuerdan es una reivindicación de la Revolución de 1949, y culmina con un “Viva la clase obrera”. Con esto queda desmentida la fantasía de los académicos de que la restauración capitalista y el relevo generacional han disuelto la conciencia histórica del proletariado. El presente, aunque a veces se disimule con ropajes extravagantes, solamente existe como historia.


La recuperación de fuerzas y de conciencia, que solamente es tal cuando toma la forma de una superación del pasado por medio de la experiencia, es el factor histórico más importante en la presente crisis política mundial, incluso su factor determinante.