La crisis mundial y la guerra, y la refundación de la IV Internacional

Informe Internacional al XXV Congreso del PO (Jorge Altamira)

Compañeras y compañeros: desde el mismo comienzo de este congreso, desde el informe inicial, fue destacada la importancia de que el Partido Obrero y la Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional (CRCI) desarrollen una comprensión lo más adecuada posible, lo más amplia, de la situación internacional. No estoy introduciendo de este modo una generalidad; lo que este Congreso va a discutir hoy, hasta cierto punto, y el Partido va a empezar a discutir en profundidad de aquí en más, es el tema más extraordinario posible en el campo histórico, que es el tema de la guerra, el tema de las guerras internacionales, el tema de una guerra mundial.


La guerra, por un lado, y la revolución, por el otro, son las formas finales y extremas de la lucha de clases y de la explosión de todos los antagonismos de clase, y tanto en la Comisión internacional del Comité Nacional del Partido Obrero como en la Comisión internacional de este congreso, comprendimos rápidamente que el tema de la guerra no es adecuadamente abordado en el campo de la izquierda. Para que sea abordado correctamente, tiene que ser entendido como una fase extrema de la lucha de clases y del carácter irreconciliable de todas las contradicciones del sistema capitalista. Este es el punto de partida, este es el método.


En el pasado, y aún hoy, la importancia de este método ha estado oscurecida por una idea completamente abstracta, impresionista, que consiste en hacer un cálculo de la cantidad de ojivas nucleares que hay en el mundo, llegar a la conclusión que si hay un enfrentamiento armado general el planeta explota en quince mil pedazos y, a partir de ahí, excluir la posibilidad de una guerra. Ahora, si excluimos la posibilidad de una guerra, excluimos el carácter irreconciliable de los antagonismos de clase, y la lucha de clases pasa a ser simplemente un episodio, es decir que vulneramos, a través de este impresionismo, las premisas históricas de nuestra actuación política. Por eso quiero que presten atención a este problema, que no lo vamos a agotar hoy por mejor que sea este informe, porque es un tema objetivo novedoso, enfrentamos un período de guerras -como voy a demostrar después- y revoluciones, que no van a seguir como un calco las otras guerras y las otras revoluciones que precedieron a la crisis actual.


Desde ya que no es el fenómeno de las guerras del siglo XIX, que en su mayoría, hay un error muy grande en muchos que dicen “en su totalidad”, fueron guerras de formación de los Estados nacionales y, por lo tanto, eran guerras progresistas en un período de ascenso del capitalismo. Cuando digo “no en su totalidad” sino en su mayoría, es porque en este mismo período que el imperialismo norteamericano inicia en la forma más brutal posible la colonización de América Latina, o por lo menos hasta donde lo logra realizar, la colonización del Caribe y de América Central. Entonces, estamos invitados a estudiar y analizar un problema de una complejidad extraordinaria por lo que representa en esta fase del capitalismo, por lo que representa como una perspectiva de barbarie, por lo que representa como una perspectiva de destrucción de la humanidad.


Hilo conductor


Tenemos que ser muy concretos. En el momento actual, vemos que se desarrollan guerras en Afganistán, en Ucrania, en Yemen, en Siria, probablemente me olvido de algún otro país, hay una amenaza de guerra entre Grecia y Turquía, relacionado con la crisis del Medio Oriente, un avivamiento de tensiones nacionales, y en general en la prensa, e incluso nosotros mismos, hablamos de guerras localizadas. Este hecho de aparecer guerras localizadas determina que una gran parte de la opinión pública vea a este conjunto de guerras como un accidente, dentro de un desarrollo que, en general, sería pacífico y democrático. Europa occidental no está en guerra; como dice un relator de Telesur, “Bendita Venezuela, donde los judíos, los musulmanes, los evangelistas vivimos en santa armonía”. En resumen, estaríamos ante un accidente histórico, o sea que no es consecuencia de la época del imperialismo; serían fenómenos localizados, producto de problemas y antagonismos locales y de viejas herencias no resueltas.


No, hay un hilo conductor. La esencia del método marxista es ver cuál es el hilo conductor de fenómenos que aparecen diferenciados en el tiempo o en el espacio. Este hilo conductor no puede ser relacionado en forma inmediatista con la crisis mundial capitalista que estalló en el período 2007/8, ni tampoco relacionado en forma inmediatista con este comienzo, aparentemente, de guerras económicas a partir de la suba de Trump o del Brexit, etcétera.


En realidad, este proceso de guerras está en la raíz de la disolución de la Unión Soviética y de la restauración del capitalismo en China, porque toda la segunda posguerra no es otra cosa que un esfuerzo denodado del imperialismo por quebrar las conquistas históricas que aún se conservaban como consecuencia de las revoluciones sociales en esos países. Los métodos militares fueron aplicados sistemáticamente desde la guerra de Corea, en 1953; diversas guerras en Asia; el ataque del sionismo, el imperialismo inglés y el imperialismo francés contra Egipto y el Canal de Suez, en 1956; la guerra de Vietnam, un momento eminente de esa confrontación, porque amenazaba con un choque nuclear entre Estados Unidos y China; la entrada de las tropas soviéticas en Checoslovaquia y la entrada de las tropas soviéticas en Berlín para reprimir grandes movimientos revolucionarios de la clase obrera; diversos ataques del imperialismo en América Latina y, finalmente, la ofensiva de Ronald Reagan, cuando Estados Unidos decide aplicar a muerte la competencia militar con la Unión Soviética, en la construcción de una estación espacial, es decir de una guerra nuclear desde el espacio, que lleva a la burocracia soviética a la conclusión de que no tiene los recursos económicos, no tiene los recursos políticos, no tiene los recursos internacionales para confrontar con esta tremenda ofensiva del imperialismo norteamericano y llega a la conclusión de que hay que hacer primero una perestroika y después el desmantelamiento de la Unión Soviética, y llegar a un acuerdo con el imperialismo yanqui.


En el fondo, la tendencia a la guerra a partir de la Segunda Guerra Mundial es una tendencia a la guerra para terminar con las conquistas revolucionarias anteriores a esa Segunda Guerra Mundial y posteriores a esa guerra, y recolonizar los espacios económicos y geográficos que habían sido ganados por el proletariado y por el campesinado en ese conjunto de países. La conclusión es importante aquí porque estamos diseñando la estrategia de la política del imperialismo y, como consecuencia, la estrategia militar del imperialismo que, como decía un famoso general “no es otra cosa que la continuación de la política por otros medios”. Entonces, tenemos que ver este proceso de conjunto y este diseño estratégico de orden general.


Guerra universal


Cuando se disolvió la Unión Soviética y había comenzado la restauración capitalista en China, nunca se había citado tanto al filósofo alemán Immanuel Kant, que había redactado un manifiesto acerca de la “”paz universal. Es que decían: “Oriente y Occidente se reconcilian, formamos parte de un sistema común, se acabaron las posibilidades de las guerras”. La falacia de una ‘paz’ asentada en antagonismos de clase, es que la tendencia a la guerra nace de la estructura competitiva, antagónica, rival del sistema capitalista.


El sistema capitalista se ha formado en un proceso de guerras sistemático, de carácter diferente. Lo que no nosotros tenemos en la actualidad, y la hemos tenido por un tiempo, es una combinación de tipos de guerra, que voy a describir rápidamente: este ciclo de guerras comienza en 1991 con la formación de una gran alianza internacional para invadir Irak, en donde Argentina interviene apoyando la “coalición” del imperialismo. Es un diseño de guerra colonial de viejo cuño, que continúa, subsiguientemente, con la guerra contra la Federación Yugoslava, que ya es otro tipo de guerra en particular porque las presiones del imperialismo europeo por desmantelar la Federación yugoslava y proceder a la restauración capitalista. Los límites que enfrenaron las potencias europeas fueron resueltos por el ‘demócrata’ Bill Clinton, que organizó el bombardeo sistemático de Serbia; Argentina también intervino ahí y de ahí nace el contrabando de armas con Croacia. No son inocentes mis referencias a la Argentina, porque siempre es importante mostrar los vínculos que se van tejiendo entre una guerra internacional del imperialismo y la burguesía de nuestro propio país. Indudablemente, esa guerra de Yugoslavia es la primera configuración de una guerra, ahora ya en relación a la restauración capitalista y para imponer la colonización completa de esos países. El gobierno ruso de la época de Boris Yeltsin, totalmente entregado al imperialismo, un agente completo del imperialismo, por un momento insinuó una tentativa de mandar a las tropas rusas a defender la unidad de Yugoslavia, en el entendimiento de que la caída de Yugoslavia podía amenazar la existencia nacional de Rusia. En esta guerra de Yugoslavia ya viene configurada la hipótesis de que la restauración capitalista de China y de la Unión Soviética significa la colonización de esas naciones, la transformación de esas naciones en dependientes del imperialismo por medio de privatizaciones y la entrega de recursos básicos y la formación de regímenes políticos que sostengan esas privatizaciones y que sostengan esos avances económicos. Aquí aparece el desmentido a una crítica que nuestros adversarios hicieron a las previsiones de León Trotsky y de la IV Internacional de que la restauración del capitalismo iba a ser un proceso de destrucción y de violencia. Como la Unión Soviética se disolvió sin que nadie la invadiera y China se embarcó en el capitalismo sin tropas extranjeras, nuestros adversarios decían “ven que todo esto puede ocurrir pacíficamente y democráticamente”. Rusia, sin embargo, corrió desde el comienzo el riesgo de la desintegración y en la propia Rusia hubo grandes movimientos revolucionarios de la clase obrera en el primer período de este proceso de restauración capitalista y guerras fundamentales en las que el ejército ruso fue derrotado en el Cáucaso por parte de las naciones oprimidas de esa región.


Repito, nosotros tenemos hoy un escenario de guerras locales, que analizadas históricamente responden a una configuración estratégica, propia del período actual del imperialismo. Claro que es necesario distinguir, hasta cierto punto, a estas guerras imperialistas, por ejemplo, contra Irak, las guerras en Siria, las guerras contra Libia, de lo que la opinión pública entiende por una guerra mundial. Pero en la historia del capitalismo, las guerras imperialistas ‘localizadas’ fueron el preámbulo de guerras mundiales. La Primera Guerra Mundial estalló de la misma manera; fue precedida por ‘aventuras coloniales’ de Alemania en África; Francia y España en el norte de África – o sea guerras imperialistas, guerras de sometimiento de los pueblos coloniales, pero que prefiguraban una lucha posterior entre los países imperialistas por un nuevo reparto de lo que habían conquistado.


Distingamos, entonces, hasta cierto punto, las guerras imperialistas de la guerra mundial, y asimismo su punto de convergencia. La guerra en Libia produce un cambio importante en la configuración de la guerra, porque la guerra en Libia es conducida con el apoyo de la totalidad de las potencias, imperialistas y no imperialistas, Rusia y China. Bajo la bandera de la ONU se lleva adelante la guerra en Irak; es decir, Rusia, la burocracia de Rusia, el régimen ruso y el régimen chino son cómplices de esta guerra y una de las razones por las cuales el gobierno de China en cierto modo sostiene la guerra contra Libia es porque en el reparto de Libia, China espera conservar las concesiones petrolíferas que le dio Gadafi, el dictador de Libia, con anterioridad. Berlusconi espera conservar las italianas; Sarkozy las francesas y así los demás. Cuando termina la guerra, vuelan las concesiones a China, vuelan las concesiones que ya tenía Rusia, vuelan también en parte las de Italia y entra feroz el imperialismo norteamericano.


El régimen de Putin


Ese va a ser, en las guerras de Medio Oriente, el último acto de una colaboración política de estos países, en forma directa, con el voto de la ONU, como había ocurrido con la invasión norteamericana a Afganistán, que contó con la complicidad de Rusia y de Irán. Aquí empiezan una serie de desarrollos políticos, donde vamos a tener entonces una confrontación entre el imperialismo mundial y Rusia y China en Ucrania y en Siria. En 2015, Putin envía las flotas rusas y la aviación rusa a las bases que ya tenía instaladas en Siria, en un momento de impasse de la guerra, e impone el control del espacio aéreo y se transforma en el principal protagonista internacional. Luego, cuando por medio de un golpe de Estado, la Unión Europea y el imperialismo yanqui toman el control de Ucrania, Putin va a sostener, con los métodos propios de la Rusia restauracionista, la lucha que se produce en el este de Ucrania, armada contra el ejército ucraniano y contra los asesores militares norteamericanos y contra las bandas fascistas de Ucrania.


Estos desarrollos empiezan a configurar una hipotética guerra mundial, es decir una confrontación entre potencias nucleares. En la comisión discutimos muy detenidamente algo que ustedes, en la prensa de nuestro partido, deben haber visto con mucha anterioridad, que como consecuencia de este conjunto de crisis y presiones se produce un cambio radical en Rusia, en el sentido de que la vieja burocracia que estaba entregando todos los recursos petroleros y había armado una crisis económica fenomenal en Rusia es reemplazada por los servicios de seguridad del Estado en el poder, que finalmente van a colocar a Putin y establecer un nuevo régimen político bajo el control de la burocracia de los servicios de seguridad. Citamos un texto de un ex asesor de Jimmy Carter, asesor del Departamento de Estado de Estados Unidos, que plantea dividir a Rusia en tres Estados diferentes, para facilitar la penetración capitalista. Los servicios secretos comprenden esta situación, se agrupan y derrocan a Yeltsin, no para abandonar el proceso de restauración capitalista, sino al revés, para no comprometer ese proceso de restauración. Es así que desarrollan una implacable guerra de exterminio contra los pueblos asiáticos, más precisamente del Cáucaso.


Hoy comentaba, y lo voy a hacer extensivo a todos los delegados del congreso, una conversación, de orden personal, muy atinente para clarificar las cosas, que tuve hace muchos años con un dirigente de nuestra organización internacional de aquel momento, perteneciente a la organización francesa, cuando discutíamos la posibilidad de la restauración capitalista en Rusia, que juzgábamos inevitable si no era detenida por una revolución política. Fue en 1974. Este dirigente me dice que lo que va impedir una restauración capitalista en Rusia es un golpe de Estado de los servicios de seguridad, que al ver que la restauración capitalista avanza y amenaza la disolución del Estado, van a tomar el poder del Estado. Ustedes se dan cuenta de que la previsión de este compañero fue equivocada, y a la vez un acierto maravilloso. Los servicios no intervinieron para impedir la restauración capitalista, salvo un precipitado golpe militar en 1990, pero cuando la restauración capitalista empezó a funcionar, sí dieron un golpe de Estado, no para proteger al viejo Estado obrero sino para proteger la restauración capitalista. Así discutíamos en una época; había un alto de alto nivel.


Nuestra posición


En la comisión discutimos que en caso de una guerra tenemos distintos escenarios y resolvimos proponerle al Partido una posición política. Proponemos votar una resolución, que dirá cuál va a ser la posición del Partido Obrero en los escenarios de guerra mundial. Planteamos, en forma tajante, que una guerra del imperialismo mundial contra Rusia y China, será una guerra por la colonización de esos países para completar la restauración capitalista con los métodos más violentos a su disposición. Nuestra posición es combatir al imperialismo contra el intento de colonización, defender a los que luchen con las armas contra el ataque imperialista con el planteo del renacimiento de la revolución y el renacimiento de los soviets en estos países por medio de la revolución proletaria.


En este planteo hay una caracterización, que voy rápidamente a desarrollar. Ni Rusia ni China son países imperialistas, en términos de caracterización histórica, y dentro de la CRCI, con algunos ex miembros, existió esa divergencia y dijeron que China es un país imperialista porque exporta capitales y Rusia es imperialista desde que existe, porque naturalmente ha extendido el poder el Estado a otras naciones que se encuentran en la periferia del Estado. Si ambos bandos son imperialistas, nosotros llamaríamos a una posición de combate a ambos bandos en nombre del proletariado internacional; es decir, retomaríamos el planteamiento del partido bolchevique en la Primera Guerra Mundial, que calificó a esto como una guerra interimperialista, que debía ser enfrentada mediante una guerra civil internacional del proletariado contra las burguesías de cada uno de esos países y contra todos en su conjunto. En caso de una guerra contra los estados restauracionistas, sin embargo nosotros defenderíamos a la nación que va a ser colonizada por el imperialismo mundial, sin el más mínimo apoyo al gobierno de ese país, combatiendo la restauración y aprovechando la guerra nacional que se desencadene para derrocar al régimen de la restauración capitalista y establecer la dictadura del proletariado.


Siria


Las guerras que se desarrollan en la actualidad todavía no tienen ese carácter. La guerra en Siria, y hasta cierto punto la guerra en Ucrania, es una guerra en donde la burocracia la burocracia restauracionista de Rusia interviene, en parte, en complicidad con el imperialismo, contra las revoluciones árabes que se han ido produciendo a partir de 2011 en Egipto, en la propia Siria, en Túnez y, hasta cierto punto, en el comienzo, en Libia. La intervención rusa en Siria es un intento de proteger la restauración capitalista dentro de Rusia, por medio de un arbitraje y compromiso con el imperialismo. En este punto tenemos una divergencia con la compañera del Partido Comunista Unificado de Rusia, que a pesar de ser una opositora a Putin y de combatir en el interior de Rusia a Putin, ve la intervención de Putin en Siria como una defensa contra la colonización imperialista que sobrevendría de una victoria norteamericana en Siria.


Efectivamente, Rusia ha establecido el control del espacio aéreo de Siria, pero con un acuerdo con el imperialismo yanqui, después con Turquía y desde el comienzo en un acuerdo con el Estado sionista. El primer ministro de Israel, Netanhayu viajó varias veces a Moscú para establecer ese tipo de acuerdo, y, con la complicidad de Rusia, el sur de Siria se encuentra bajo el control de milicias armadas por el Estado de Israel. Bajo el control del espacio aéreo de Rusia, Erdogan está bombardeando Afrin y el imperialismo norteamericano bombardea, en la lucha contra Isis, el norte de Siria, ocupado por las organizaciones kurdas, que en el terreno completan el trabajo de la intervención norteamericana. Recientemente, en medio de todo este gigantesco conflicto, se realizó una reunión en Astrana, a la que no concurrieron todos, pero donde prácticamente se pactó un programa de reparto de Siria entre todos estos intereses, con la promesa ulterior de llegar a un acuerdo de democratización de Siria.


En la comisión, varios compañeros de otros partidos de la CRCI hicieron una observación de que lo que estaba ocurriendo en el Medio Oriente era el desplome de todo el orden político en el Medio Oriente que había sido creado después de la Primera Guerra Mundial y, por lo tanto, la guerra imperialista en el Medio Oriente apunta a un nuevo reordenamiento de todo el Medio Oriente. Esta observación es importante porque está colocando el problema estratégico en el Medio Oriente como una cuestión de actualidad, no como una cuestión del futuro, y obliga al proletariado, al Partido Obrero y a la CRCI a defender, como tema de actualidad, que el derrumbe del viejo sistema político del Medio Oriente solamente puede ser sustituido, con un sentido progresista, por una federación socialista del conjunto del Medio Oriente, y le da a esta consigna un valor actual que, a lo mejor, nosotros en el pasado lo entendíamos como una cuestión de propaganda. Entonces, nosotros vamos a defender a Rusia contra una colonización norteamericana en nombre del a la Revolución de Octubre, del derrocamiento de la burocracia restauracionista, de la confiscación de los oligarcas y por un real sistema soviético, la dictadura del proletariado, pero no vamos a apoyar a Rusia en sus acuerdos con el imperialismo en Siria para armar un compromiso entre el capital financiero internacional y la oligarquía rusa en el campo internacional.


El método de la guerra mundial


Lejos de querer señalarles a ustedes la complejidad de la elaboración de la comisión, quiero subrayar en este análisis diverso la atención extrema que hemos dado a estos conflictos armados internacionales, por una parte, y a la determinación de una tarea política, por la otra. Llegado a este punto, ¿cómo se desenvuelve el tema de la guerra mundial? Es importante, porque nosotros sabemos que una guerra mundial es la destrucción de la humanidad, pero, entonces, ¿cómo se desenvuelve? Se desenvuelve con una metodología muy clara. Las guerras internacionales, locales, por procuración, más o menos colectivas, etcétera, apuntan a quebrar todas las resistencias que se oponen a una nueva gran colonización imperialista del mundo y en particular de los países que pasaron por revoluciones sociales de enorme magnitud, y en particular de Rusia, de la Revolución de Octubre. Es un proceso dialéctico, de recules y nuevas guerras, de sabotaje económico, que es la expresión de una ruptura completa del viejo equilibrio político.


Aquí es necesario introducir el tema de la crisis mundial y su relación con la guerra. Porque es indudable que la crisis mundial, al poner de manifiesto, a través de quiebras masivas de bancos y de empresas y ahora la amenaza de quiebra de Estados enteros, nuevas rivalidades de todo carácter y una desintegración del sistema mundial coloca el problema de la crisis capitalista en una dimensión política internacional y de estrategia internacional. La crisis mundial ha devuelto su centralidad a la rivalidad interimperialista, por ejemplo entre Estados Unidos y la Unión Europea. En medio de una guerra por la recolonización de Rusia y de China, tenemos ahora un enfrentamiento entre la Unión Europea y Estados Unidos. ¿Y cuál es el punto de enfrentamiento? De nuevo, la guerra. La Unión Europea interpreta la salida de Gran Bretaña como una amenaza a su existencia y está discutiendo el desarrollo de fuerzas armadas propias, con un presupuesto propio, con una independencia relativa del Pentágono. Trump ha advertido que, por ese camino, desatará un boicot generalizado a la Unión Europea. Esta es la razón de los choques de Trump con la Unión Europea y del juego de Trump de, a veces, pactar con Rusia contra Alemania, y el juego de Alemania de pactar con Rusia contra Trump.


La crisis política norteamericana


El otro día, cuando Alemania echó los diplomáticos rusos por el asunto del asesinato de un espía en Londres, 48 horas después firmó el mayor acuerdo de negocios de Alemania con Rusia en el último tiempo. La dimensión de esta crisis de conjunto queda clara por la crisis política que ha desatado en Estados Unidos. El ascenso de Trump y el intento de gobernar en términos bonapartistas y de gobernar por medio de decretos y el uso de Twitter, es la expresión de toda esta crisis mundial. Toda esta crisis mundial y todas estas guerras obligan a un reordenamiento del dispositivo político de Estados Unidos, mientras el agravamiento de las contradicciones sociales en EEU alimenta la crisis mundial. ¿Cómo van a llevar al pueblo norteamericano a guerras cada vez mayores en medio de un crecimiento de la pobreza, de una cierta desindustrialización, de un desempleo, de un endeudamiento público y privado feroz?


La crisis mundial planteó objetivamente un ataque a la ‘globalización’ muy anterior a Trump, porque ya en 2008/2009, con el estallido de los bancos, cada Estado nacional salió a defender sus propios bancos con rescates y subsidios que representan una guerra financiera internacional. Entonces, en la comprensión general que hemos desarrollado, el proceso de una guerra mundial se va desenvolviendo a través de este conjunto de contradicciones. Al obligar a todos los Estados involucrados a cambiar sus dispositivos de dominación política, agudiza las crisis políticas de todos los países, en medio de una crisis mundial y, por lo tanto, la lucha de clases. En el informe de la Comisión internacional del Comité Nacional, se destaca la importancia colosal, metodológica, principista, de la lucha de clases en cada país como la herramienta fundamental para derrotar al imperialismo y esa lucha de clases en cada país debe incorporar a lucha contra la guerra imperialista, la defensa de las naciones que están siendo atacadas, el internacionalismo de la clase obrera -es decir, el programa de la revolución contra la guerra imperialista.


Dos cosas adicionales sobre esto: en Francia hay un estado de emergencia, que da al Estado poderes excepcionales para suspender las garantías constitucionales con el pretexto de los ataques terroristas. En poco tiempo será usado contra las huelgas en curso. El otro problema se manifestó con las revueltas en Túnez y en Irán recientemente, cuando se decía a las masas en rebelión, “vuelvan a casa, son funcionales a los yanquis, porque nosotros somos nacionales y populares. Eso es así en todo el Medio Oriente. Cuando la compañera rusa intervino dijo: “si yo no apoyo a Putin, dejo libre el terreno a la dominación norteamericana en Siria”. Hay que votar a Scioli, el problema del vot a Scioli es un problema mundial para la clase obrera, y no se puede llevar adelante y a fondo ninguna lucha consecuente si no derriba ese mito y no se recobra la comprensión de la centralidad de la lucha de clases del proletariado por un gobierno de trabajadores contra las dos, tres o cuatro fracciones de la burguesía, que son distintos matices de la explotación del hombre por el hombre (aplausos).


En esto quiero que ustedes reconozcan el método que ha guiado al Partido Obrero. Hay una metodología, y eso es, en primer lugar, una política internacional, una metodología en la que integramos la lucha de clases a la que asistimos cotidianamente de un modo directo en nuestro propio país, con una comprensión del conjunto internacional. 


América Latina


Ustedes comprenderán que no puedo detenerme más en ese tema, que no se agota con todo lo que dije, por un montón de razones de tiempo, y quiero tocar dos que ustedes tienen que conocer.


En primer lugar, ¿qué pasa con América Latina?, ¿es verdad que América Latina es una zona de paz? Ustedes tienen ahí una resolución sobre América Latina y también en la resolución sobre la guerra, una parte sobre América Latina, que señala todo el despliegue militar norteamericano en América Latina, desde la IV Flota, la Triple frontera, las bases en Colombia, la militarización extrema de México y ahora la militarización de Brasil, y la estrategia que arranca con los gobiernos nacionales y populares de América Latina de hacer de la lucha contra el narcotráfico el eje estratégico de intervención de las fuerzas armadas. La ley del antiterrorista no la introdujo Macri sino Cristina Kirchner, la ley antiterrorista la introdujo Bachelet, y no lo modifica nadie por es el eje estratégico del imperialismo. La ley antiterrorista es lo que determina la intervención de las fuerzas armadas en México y ahora la intervención militar en Río de Janeiro.


Algo más que se dijo hoy en la comisión, porque un compañero del Partido hizo una oportuna advertencia sobre la cuestión de Haití y llevó a un debate que es muy importante. Lo dijimos hace diez años, Haití es una experiencia de intervención militar con una jefatura de Brasil, subjefatura de Argentina, sostenimiento de Estados Unidos, apoyo de la ONU y hasta el apoyo de China. ¿Y qué hacían nuestros militares argentinos, brasileños y todos los demás en Haití? Hacían guerra urbana y se entrenaban en la lucha en las ciudades, además de violentar mujeres y niños todo el tiempo, lo que llevó al suicidio de un general brasileño que no pudo soportar más esa situación; además de eso, fue un campo de experimentación política de intervención militar, que ahora se aplica en parte en Río de Janeiro y que puede ser el modelo de una eventual intervención en Venezuela. Como lo dije en la comisión del Congreso, los únicos que estamos advirtiendo contra este problema somos nosotros. La camarada que tengo a mi izquierda, Romina Del Plá, ha presentado, la única, una resolución en el Congreso Nacional para condenar a Macri por reclamar el embargo a Venezuela, denunciando que es la preparación de una intervención militar, así que muy bien, compañera (aplausos).


Se ha puesto muy difícil actuar bien en relación a Venezuela, porque en Brasil y en el conjunto de América Latina ni los chavistas apoyan a Maduro. Venezuela es presentada como el demonio, aunque el Papa abolió al infierno, el infierno sigue en Venezuela, y el derrumbe de Venezuela, o sea del chavismo, es explotado para montar en alza a la derecha. Por ejemplo, Cristina Kirchner, cuando expulsaron a Gils Carbó, dijo “Macri actúa igual que Maduro, que expulsó a la procuradora de Venezuela, Luisa Ortega”. ¡Miren ustedes a la chavista Cris! Acusa al macrismo de ser chavista. Cuando destaco esa presentación en el Congreso, es que en la cueva misma, donde todo esto es más agobiante, nosotros hemos presentado una resolución política, y si la quieren discutir, que es lo que nosotros reclamamos, les damos la batalla. Nosotros, que nunca apoyamos políticamente al chavismo y que desde el primer momento denunciamos los límites insalvables del bolivarianismo.


Refundar la Cuarta


Compañeros, ustedes comprenden que en este estado de desarrollo de la crisis mundial, la importancia enorme del trabajo de la Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional. Hoy tenemos un congreso de 320/325 delegados, alguien habló de los siete que fundaron el PO, como estamos en Pascuas, temía que era por los que estaban en la última cena y esto se transformaba en un show general.


Ahora, ¿cuál es el método para hacer nuestro balance de la CRCI? Nuestro balance parte de una caracterización política. Los problemas del desarrollo de la CRCI no se deben a limitaciones organizativas. Si bien han existido en abundancia, deben ser explicadas políticamente y después deben ser aplicadas correcciones y medidas organizativas que correspondan a la nueva comprensión y a la nueva caracterización de la situación.


Nosotros no somos el primer intento internacional, obvio. Las Internacionales se han desarrollado en medio de crisis internas fenomenales, sea con la II Internacional, peor con la III Internacional y aún más con la IV. Las organizaciones internacionales sufren el impacto de la crisis, de la guerra y de la crisis de dirección del proletariado. El desarrollo de nuevas alternativas para una acción internacionalista implica una experiencia común, una lucha común que pone a prueba la homogenización política y la desarrolla. Para abreviarlo, ¿ustedes creen que había homogeneidad entre el partido bolchevique de Rusia y los partidos que integraron la III Internacional cuando se fundó? Uno había hecho la Revolución de Octubre, había aguantado la guerra civil y todo lo demás, y los demás no habían pasado de experiencias parlamentarias, tarde reaccionaron a la guerra. Es muy importante esto porque en una visión simplista nosotros habríamos tenido una crisis con el Partido Comunista de los Trabajadores de Italia, nos enfrentamos con ellos y por eso la CRCI se paralizó. ¡De ninguna manera!


En primer lugar, la CRCI es el proyecto político internacional más correctamente establecido y verificado en la práctica que cualquier otro proyecto, es el único válido, se asienta sobre la tendencia a la crisis del capitalismo y plantea, en la época de decadencia capitalista, una lucha política por el reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias en la clase obrera a nivel internacional. ¿Qué dicen nuestros adversarios? “No, es muy difícil, el Partido Obrero siempre la hace difícil. Nosotros vamos a mandar un argentino a Venezuela, un argentino a Francia, un argentino a Holanda y vamos a crear una Internacional”, mientras otros dicen “tenemos que crear partidos amplios, porque evidentemente la situación está jodida, hay un reflujo muy grande, un retroceso, una relación de fuerzas estructuralmente desfavorable, y, entonces, todo el que quiera venir, que venga, guevaristas, ecologistas, animalistas. Partido amplios, que no reposan en un programa común y en un método de organización, sino en la acumulación de ideas contradictorias y en un empirismo práctico. 


Cuando nosotros lanzamos la refundación por la IV Internacional invitamos a todos los partidos que se declaran revolucionarios, marxistas, trotskistas, cuartainternacionalistas, a abrir un debate político con vistas a formar un partido común. A partir de cuatro principios estratégicos había que discutir un programa. Lo puede decir el compañero peruano, viene de dos partidos, porque, en ese caso, del partido inglés, que desparrama gente por todos lados y que, además es maravilloso, yo lo admiro tremendamente, porque hace entrismo en el Pasok de Grecia, diciendo que por acá pasan las masas, se quiebra el Pasok de Grecia y se forma Syriza, entonces pasa a Syriza, hace entrismo porque por aquí pasa la acción de las masas, se quiebra Syrisa, y entonces termina haciendo un frente con el PCd’I de Italia y saca el 0,01 de los votos y éste era el que quería intervenir por donde pasaban las masas. ¡Es maravilloso! No, es triste. Ese método no va, nosotros no hacemos turismo internacional, compañeros, quiero que los delegados del Partido Obrero lo sepan, vamos a una lucha política.


El PTS rechazó abrir una discusión con nosotros, en 2004, cuando hicimos el Congreso de Fundación de la CRCI con un programa, y hasta el día de hoy no ha criticado el programa y no ha ofrecido un planteamiento diferente u opuesto a ese programa, pero no tiene ningún problema en ir al NPA francés a discutir todas las estupideces de quince corrientes diferentes para tratar de llegar a una suerte de mezcolanza centrista que no tiene ni presente ni futuro. Se forma un partido donde todo el mundo puede hablar, puede venir cualquiera y todo lo demás, “ahí voy”, pero si el PO te dice que construyamos un partido común sobre la base, primero, de cinco principios y después de un debate sobre un programa, mejor no le contesto.


Nosotros hemos defendido otra construcción y, naturalmente, ha habido muchas crisis. Nosotros hemos tenido una crisis con Causa Operaria, que hoy está animando en Brasil una lista con otros sectores que han colaborado con el imperialismo, como el PT, para destruir a la corriente histórica de la izquierda del sindicato de profesores de Brasil, que es el más importante porque es nacional. Según contó Osvaldo Coggiola, hay un instructivo de la burocracia de la CUT de que hay que destruir la influencia de la izquierda en el sindicato de profesores, y ahí están metidos ellos. Entonces, cuando tuvimos una crisis por distintos motivos, nosotros simplemente defendimos una posición de principios, que ya sé que va a provocar risas en todos porque conozco la trama que hay atrás y es que tienen que pagar la cápita. Lógicamente, como ocurre en estas divisiones, el hecho parece accidental pero finalmente es una manifestación que por dos mangos no construyo la Internacional. Nosotros, en cambio, sacamos un periódico internacional, defendimos las reuniones internacionales, organizamos un congreso con traducción simultánea. Entonces, ahora, nos relanzamos con un balance de todas estas diferencias políticas. Finalmente, frente a los compañeros italianos, que querían una tribuna parlamentaria que les dejara abierto la posibilidad de un acuerdo con cualquier grupo centrista, nosotros defendimos un método muy concreto. Los compañeros reclamaban un segundo congreso y nosotros decíamos “cómo podemos hacer un congreso con vos, que nos has cumplido con ninguna de las resoluciones del primer congreso, y que además decís que no lo vas a poder cumplir. Entonces, ¿por qué voy a hacer un congreso que no cumple las resoluciones del mismo? Podremos tomar un café, donde nadie se obligado a cumplir con lo que se dice ahí. Una vez que todo esto quedó claro, el lunes y el martes próximo tenderemos la Conferencia abierta convocada por la CRCI en Buenos Aires y, el miércoles la de la CRCI como tal, para, en septiembre u octubre, decidir la convocatoria el II Congreso de la Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional. No es un capricho, es un método (aplausos).


Quiero indicar también que nosotros siempre nos esforzamos por construir. Tenemos mucho cuidado antes de romper, nos preguntamos ¿son diferencias importantes, están bien claras, son comprensibles, separados vamos a andar mucho mejor que juntos? Los compañeros del Partido Revolucionario de los Trabajadores de Turquía y el EEK de Grecia han desarrollado una serie de conferencias euro-mediterráneas, que nos ha acercado mucho a sectores revolucionarios de los Balcanes, de Europa Oriental, inclusive un núcleo en Francia, que está presente aquí, y en el Medio Oriente. Los italianos no hicieron nada, luego de que se hubiera votado varias veces la realización de una conferencia europea, que tuviera por centro Italia.


No quiero rebajar el nivel del informe que me encargaron las comisiones internacionales con este tipo de relato, pero tenemos acá un problema de tipo político que hay que entenderlo – la crisis mundial es inmensa. Nosotros hicimos todo un análisis previéndola, cuando todo el mundo decía que acá no pasa absolutamente nada, nosotros decíamos se viene una crisis mundial de gran envergadura. Estábamos reunidos en Estambul, en junio de 2007, y en un debate declaramos que el comienzo de la bancarrota capitalista se iba a producir diez días después. En ese lapso ocurrió ese famoso Martes Negro. Es decir que nosotros trabajamos una perspectiva política y nos organizamos para desarrollar esa perspectiva, hemos sacado un periódico internacional, intervinimos en la gran crisis boliviana de 2003/2005 con una prensa. ¡No fue moco de pavo! La política del Partido Obrero y el desenvolvimiento del Partido Obrero en las luchas y entre los trabajadores también es una prueba de que es un proyecto político. ¿Por qué la CRCI es un proyecto político revolucionario? Porque nosotros hemos actuado sobre la base de las ideas de la CRCI, de la estrategia de la CRCI, de la táctica de la CRCI, que es la estrategia y la táctica del Partido Obrero, entonces, también tenemos que incorporarlo al balance político de la CRCI.


Lo que vamos a proponer, en breve plazo, es que saquemos una revista, y ustedes vieron que en el momento en que me dieron cuatro minutos para hablar, en el debate nacional hablé de la revista. Para sacar una revista tenemos que reunir a los mejores cuadros que tenemos. ¿Quién puede estar en contra de una revista? Esta va a ser una revista digital, entonces, ahora vamos a tener una reunión y vamos ver quién va a ser el comité de redacción, cómo el comité de redacción garantiza la revista digital internacional. Vamos a ser muy concretos. ¿Por qué una revista? Porque la lucha política internacional que tenemos por delante es esencialmente teórica – el carácter de la guerra, el método de la revolución mundial, la delimitación del centrismo anti-capitalista. Los problemas políticos que enfrentamos en Argentina, desde el punto de vista de las ideas, son problemas políticos que enfrenta la vanguardia en todo el mundo. Al mismo tiempo, esto fue aprobado en una reunión que ya tuvimos en Estambul, un esquema de organización que nos permita responder en tiempo real a los grandes acontecimientos internacionales o a decisiones equivalentes a eso. Estas son dos grandes tareas, porque después vamos a tener un congreso o una segunda conferencia, ahora vamos a ver, en octubre. A todo esto, y si alguien internacional que cree que me olvidé de algo, hemos agregado un punto y es que en el fin de semana largo (brasileño) del 7 de septiembre de este año, vamos a hacer el primer congreso de los compañeros brasileños en la ciudad de Brasilia ¡y tampoco es moco de pavo! (aplausos).


Porque Brasil ocupa un lugar central en la crisis política de América Latina, no puede haber una organización internacional que no tenga una participación activa en Brasil, no importa si es sólo con un periódico y algunos contactos, no importa lo primitivo del asunto pero es con ideas y programa, y que intervenga en la crisis. Porque en el PT y dentro del Psol hay quienes apoyan la intervención de las fuerzas armadas en Río de Janeiro con el mismo argumento que se usó en la vísperas del golpe de Videla, que el golpe militar venía a suprimir a las Tres A, que mataban en forma desordenada, y recuperar el control, ésos eran los argumentos del golpe. Entonces, centralizaron todo y enseguida se descentralizaron en grupos de tareas según los cuerpos del Ejército distribuidos en todo el territorio argentino.


El compañero Osvaldo informó que en Río de Janeiro se ha organizado un operativo del Ejército que recuerda a la ciudad de Johannesburgo, la capital de Sudáfrica, en la época del apartheid, en las zonas ricas y del centro de la ciudad no había negros, era toda de blancos y totalmente protegida, y en la periferia estaban los negros; entonces, contó que hay todo un cordón militar que protege a los barrios de Copacabana, Leblon, Tijuca y otros, y se ha desviado el viejo sistema de tránsito, con colectivos que pasaban por ahí que ya no pasan más, porque en los colectivos van los negros, tienen que ir por otro lugar o cambiar de colectivo, y entonces el Ejército protege la zona de tránsito de los blancos, donde no se ve a un solo negro y recluir a la población pobre en el territorio de la favela.


El PSOL, donde están todos los partidos del Frente de Izquierda de Argentina, naturalmente nosotros no, acaba de aprobar como candidato, ustedes habrán leído los artículos, a un hombre vinculado con Lula, que nunca perteneció al PSOL, pero que lo metieron porque es un lulista, debido a que la candidatura de Lula está medio complicada, y en una de ésas, como éste es un hombre relativamente popular, puede dar el gran batacazo en el segundo turno, porque han firmado un acuerdo político el PSOL; los partidos burgueses como el PDT, que es el partido Democrático Trabalhista, que tiene un candidato de la burguesía brasileña; el PCdoB, que es peor que la burguesía brasileña, un grupo completamente corrompido, que ya tiene un acuerdo político de gobernabilidad, y tienen más o menos definida una política electoral, lo que no tienen definida es una política frente al golpe de Estado en Brasil, la crisis en Brasil y la posibilidad de que no haya elecciones en Brasil, con lo cual se van a meter la política electoral en una gaveta, si los acontecimientos se precipitan en el campo de una crisis.


Como ustedes ven, la Comisión trabajado a fondo, con la convicción de que la llave maestra de la estrategia revolucionaria es una adecuada caracterización, una adecuada política internacional, y con la colaboración de los partidos de la CRCI estamos trabajando por hacer las propuestas organizativas más precisas. Nosotros estamos en contra del argentinismo internacionalista, nosotros somos internacionalistas, salvo cuando juega Argentina; convocamos al concurso de los obreros revolucionarios de todo el mundo, con el método de la clarificación política y la unidad de acción. No somos nacional-trotskistas, simplemente no queremos hacer turismo. Queremos que la Internacional será construida por la vanguardia revolucionaria de todos los países a través de una comprensión política común.


Compañeros, muchas gracias.