La democracia recurre al fascismo

Apenas dos semanas después de la impresionante huelga que protagonizaron contra el gobierno fondomonetarista de Radu Vasile, los mineros rumanos volvieron a marchar por el país para protestar por la condena y el encarcelamiento de sus principales dirigentes y en repudio al desconocimiento del acuerdo que puso fin a la huelga de enero (aumento salarial y garantía de no cierre de las minas).


La provocación contra los mineros fue cuidadosamente preparada: la Corte Suprema transformó una condena de 18 meses contra el líder Miron Cozma, del sindicato minero, por hechos ocurridos en 1991… ¡en una condena a 18 años! Después de la huelga de enero, en la que los mineros derrotaron a la policía en la lucha callejera, el ministro de Interior, todo su gabinete y la cúpula policial fueron reemplazados. La nueva cúpula policial lanzó una campaña interna para ‘limpiar la vergüenza’ y ‘recobrar la dignidad’ (El País, 17/2). Al mismo tiempo, la TV –tanto la oficial como la privada– lanzó una violenta campaña contra los mineros. El principal dirigente del partido derechista ‘Gran Rumania’ —al que Cozma se encuentra afiliado— fue suspendido del Senado por haber declarado su apoyo a la huelga. El parlamento, finalmente, respaldó al primer ministro Vasile cuando éste declaró que “el acuerdo con Cozma no tiene consecuencias jurídicas”, porque el dirigente minero estaba condenado por la justicia.


El objetivo de la provocación era liquidar al movimiento de lucha contra la política fondomonetarista del gobierno de Vasile (privatización masiva, cierre de las minas, despidos en masa) que estaba desarrollándose al calor de la victoria de los mineros. Se habían puesto en huelga los maestros, los trabajadores de la ciudad de Timisoara y estaba en preparación una huelga general convocada por la mayor central sindical rumana. Los propios mineros habían amenazado con otra huelga si no se cumplían los acuerdos de enero.


El FMI exigió el aplastamiento de los mineros: con reservas de 1.800 millones de dólares, Rumania debe hacer frente a una deuda de corto plazo que supera los 2.000 millones. Los pulpos como Renault, Allied Deals o la Societé Generale de Francia, que se han apoderado, o esperan hacerlo a corto plazo, de las principales fábricas y yacimientos rumanos también exigían la derrota de los mineros. En este sentido, es altamente indicativo el papel jugado por el llamado “Grupo para el Diálogo Social”, financiado por el ‘filántropo’ Soros, que organizó dos vergonzosas manifestaciones contra los mineros y exigió la represión policial contra “los que violan el estado de derecho” (informe del activista ZG, desde Bucarest; en www.marxist. com)… es decir, dos manifestaciones fascistas con las consignas de la ‘defensa de la democracia’.