La deportación en masa reenciende a la intifada

Los 418 palestinos deportados por el estado sionista fueron librados “a la más rigurosa ola de frío polar” en el sur del Líbano y abandonados en una “tierra de nadie”, bajo la amenaza de los ejércitos israelí y de su títere libanés en la zona (Clarín, 29/12).


La deportación fue presentada como una represalia por las “acciones terroristas” de los movimientos “fundamentalistas”. Lo cierto es que se trata de una respuesta al reanimamiento de la “guerra de las piedras” (intifada), luego de un reflujo dictado por las expectativas que abrió la dirección de Arafat (OLP) en el recambio de los “halcones” (Likud) por las “palomas” en Israel y en las “conversaciones de paz”. Un mes atrás, en el 45º aniversario de la “partición” de Palestina por el imperialismo y la burocracia rusa, una impresionante huelga general paralizó los territorios, convocada por el movimiento Hamas que revista en la “oposición” a las “conversaciones de paz”. Esta huelga sucedió a la huelga de hambre de los presos palestinos en octubre —13.000 prisioneros políticos—, que fue levantada sin haber alcanzado sus principales reclamos, por parte de la dirigencia colaboracionista palestina (OLP).


 


Una provocación que resultó en un “fiasco”


“Comentaristas políticos en Israel —dice el corresponsal de “Ambito” en Jerusalem— opinan que la OLP, organización a la cual se opone el Hamas pro-iraní, busca obtener logros políticos con la expulsión de sus rivales” (21/12). Si esto es así, todo indica que la “mano” que Rabin quiso darle a Arafat ha resultado en un “fiasco” (la definición es de “The Economist”, 26/12).


La huelga general de protesta en los territorios se prolongó durante 3 días; el ejército israelí aplicó el toque de queda en Gaza y aisló a la Cisjordania.


Según el corresponsal ya citado: “´podría decirse que los israelíes sufrieron ‘un accidente de operaciones’. El objetivo del gobierno israelí era reforzar la OLP, con la cual mantiene negociaciones indirectas, asestando un duro golpe a sus antagonistas. Pero, de hecho, la expulsión creó las condiciones para un acercamiento entre los dos rivales palestinos y recrudecimiento del terror en los territorios ocupados”. Ese “acercamiento” habría permitido que la política de la OLP (defensa de las “conversaciones” con los israelíes) no sufriera mella, y que, según un cable de ANSA, Hamas y la OLP llamaran conjuntamente “a anular las huelgas” (La Nación, 21/12).


 


Sometimiento de la OLP


Después de más de 14 meses de negociaciones, el gobierno israelí y los representantes palestinos se han puesto de acuerdo en un vago “marco” de “cinco años de transición”. Los palestinos tendrían gobiernos municipales, pero no ejército, ni policía, ni derecho a ejercer una política monetaria o fiscal, ni a controlar siquiera el suministro de energía. Ni hablar de los “asentamientos” en los territorios, donde sólo en Gaza 2.000 “colonos” se apropiaron de un tercio de la tierra disponible, mientras 650.000 palestinos se hacinan en el territorio “que registra la densidad demográfica más alta del planeta” (Clarín, 25/10). Rabin ha aclarado que “les ofrecemos la posibilidad de reglamentar, no de legislar” (Le Monde, rep. por Clarín, 26/10)


Pero los Comités que se constituyeron en los territorios para asesorar a los “negociadores” en la “Conferencia de Paz”, han entrado en violenta crisis. “Intensas rivalidades entre palestinos han conducido a un boicot contra los comités por parte de simpatizantes de los grupos que se oponen a las conversaciones de paz” (Los Angeles Times, rep. por Clarín, 20/12).


 


Por una campaña internacional contra las deportaciones


La cobardía y el cinismo de las burguesías árabes frente a la nueva provocación sionista ponen una vez más de relieve que sólo las masas obreras y campesinas del Medio Oriente pueden abrir una perspectiva a la lucha del pueblo palestino.


La OLP está totalmente subordinada a la política imperialista, y las resoluciones de la ONU están hechas a la medida de la política sionista. La política del “frente de rechazo” se ha demostrado incapaz de abrir un norte diferente, y está viciada por su subordinación a diversas burguesías reaccionarias de la región.