La dura lucha para sindicalizar a Wal-Mart

Un juez del Estado norteamericano de Arkansas prohibió al Sindicato de Trabajadores de la Alimentación y el Comercio (UFCW) que sus miembros repartan volantes y folletos en las instalaciones del pulpo Wal-Mart para invitar a sus trabajadores a unirse al sindicato. El fallo se extiende a todas las dependencias del supermercado en los Estados Unidos. En el país que se vanagloria de ser la cuna de la ‘libertad de expresión’, los trabajadores de los supermercados no pueden leer un simple volante.


El fallo de Arkansas es fascismo puro, escondido detrás de una fraseología ‘democrática’. El juez dice defender el ‘derecho individual’ de los propietarios de Wal-Mart de sus instalaciones. Es decir que, como en los cuarteles, la democracia queda suspendida en el recinto de la empresa. La protección del derecho constitucional de propiedad exige la violación del derecho individual a la libre opinión y a la libre asociación. Esto significa que la propiedad privada de Wal-Mart se extiende sobre los propios trabajadores. Desde el momento en que éstos firmaron el contrato de trabajo, renunciaron a la condición de ciudadanos.


Sin embargo, la lucha por la organización de los trabajadores de Wal-Mart es tenaz. En diciembre, mil activistas marcharon frente a la sede central de Wal-Mart en Arkansas. En febrero, decenas de militantes fueron enviados a organizar los supermercados de Ohio. En mayo, el sindicato organizó una protesta nacional antes del Día de la Madre. Denunciaba los frecuentes casos de acoso sexual y de discriminación que sufren las trabajadoras de Wal-Mart, que constituyen las dos terceras partes de todo su personal. En setiembre, lanzaron una campaña de visitas a los locales, que llevó al fallo antes mencionado.


También en la Argentina, Wal-Mart desarrolla los mismos métodos de persecusión sindical, despidos sistemáticos e incluso de espionaje interno para detectar “potenciales activistas”. Como en Estados Unidos, todos los actos de los compañeros son filmados, incluso recurriendo a cámaras ocultas.


La batalla por la organización de los 780.000 trabajadores de Wal-Mart en los Estados Unidos es la pintura de un cuadro de una guerra social latente, apenas encubierta.