Internacionales
24/10/2024
La gira de Blinken y un plan reaccionario para Palestina y Medio Oriente
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Blinken y Netanyahu
El titular del Departamento de Estado, Antony Blinken, se encuentra de gira por Medio Oriente para promover una reanudación de las negociaciones entre Israel y Hamas y para impulsar un plan reaccionario para la región.
La tesis del funcionario estadounidense, que visitó Israel, Arabia Saudita y Qatar, es que la muerte del jefe político y militar de Hamas, Yahya Sinwar, crea las condiciones para forzar a la resistencia palestina a un acuerdo desventajoso y avanzar hacia un rediseño del mapa político regional.
El plan “post-Hamas”, según el columnista de New York Times, Thomas Friedman, que se basa en fuentes diplomáticas no identificadas, habría sido sondeado con el príncipe saudita, Mohammed ben Salman, y con los jefes de Estado de Egipto y Emiratos Árabes. Y contaría, en las sombras, con el impulso del exprimer ministro británico Tony Blair.
Los principales puntos serían los siguientes: 1) Cambios en la Autoridad Palestina, mediante la incorporación al gobierno de figuras de confianza del gran capital internacional, como Salam Fayyad (quien supo ser representante del FMI); 2) Instauración de una fuerza internacional en Gaza, que vaya reemplazando en forma paulatina a las tropas israelíes, integrada por tropas de Arabia, otros Estados árabes, y quizás también, europeas y norteamericanas; 3) Reconstrucción del enclave costero, con la Autoridad Palestina al frente, en base a fondos árabes y del mundo occidental; 4) normalización de relaciones entre Arabia e Israel (que estaba en marcha, pero fue frustrada por la acción de Hamas en octubre de 2023) y eventual formación de algún tipo de Estado palestino.
Más allá de la viabilidad del plan, salta a la vista inmediatamente su propósito reaccionario. Instituye una fuerza de ocupación multinacional en Gaza, establece un negociado capitalista para su reconstrucción y procura un rediseño del Medio Oriente a partir de un eje entre Israel y la corona saudita. El Estado palestino solo aparece como una promesa incierta, al final del camino, y lo que la Casa Blanca entiende por ello no es más que un micro Estado rodeado por el aparato militar sionista.
De todas maneras, el plan de Blinken y Biden tiene más de aspiración que de realidad. Hasta el momento, Hamas sigue reclamando el retiro de las tropas israelíes del enclave costero -que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu rechaza obstinadamente- como condición para la liberación de los rehenes y de un acuerdo. Al mismo tiempo, los propios medios occidentales admiten que, pese a las miles de bajas de Hamas y a la destrucción casi total del enclave, las fuerzas israelíes se siguen enfrentando a una efectiva guerra de guerrillas de los milicianos en Gaza, que incluso han logrado retornar a áreas destrozadas y luego abandonadas por el ejército sionista. La nueva campaña israelí en Jabaliya, la tercera, que en términos humanitarios es una nueva catástrofe, tendría que ver con estas dificultades para liquidar la resistencia.
La situación en Jabaliya merece la mayor atención porque revive las amenazas de una recolonización de Gaza. Un plan de conocimiento público, impulsado por el exgeneral Giora Eiland, y que cuenta con el apoyo de algunos ministros y legisladores, propone un bloqueo absoluto del norte gazatí para forzar, por hambre y sed, a las 400 mil personas que aún se encuentran allí a huir y después cercarlo militarmente. El propósito declarado es aislar a los combatientes de Hamas, pero claro, el plan de “limpiar” y “liberar” el área se aproxima mucho al deseo de las organizaciones de colonos de barrer con todo para edificar nuevos asentamientos. Recordemos que, a fines de enero, un mitin en que participaron once legisladores y varios ministros reclamó la expulsión del pueblo gazatí de su territorio. Nachala, organismo de colonos, presentó entonces, inclusive, un mapa con posibles lugares para erigir las colonias, que incluía, precisamente, algunos espacios del norte del enclave.
Es importante aclarar que, mientras promociona un cese al fuego a su medida, la Casa Blanca no se priva de seguir apoyando con armas el ataque permanente contra Gaza y el Líbano. Inclusive avala una agresión contra Irán, sólo que exige a Netanyahu que lo haga después de las elecciones norteamericanas del 5 de noviembre y que evite las instalaciones petroleras, dado que podría provocar un salto en los precios globales del crudo.
No al genocidio en Gaza. Cese de la agresión sionista contra Palestina, Líbano, Siria y Yemen. Por una Palestina única, laica y socialista.