La huelga general del 10 de febrero

Abajo las medidas draconianas del gobierno "socialista", la UE y el FMI

Medidas draconianas que el gobierno griego del Pasok del presidente de la Internacional Socialista, George Papandreou, quiere imponer a los trabajadores y a las masas populares del país en nombre de la UE, el Banco Central Europeo y el FMI no podían sino provocar el surgimiento de un movimiento de masas de resistencia.

El mal llamado “Programa de Estabilidad y Crecimiento” quiere imponer recortes salariales salvajes contra los trabajadores del sector público –que serán extendidos, por supuesto, al sector privado–, recortes en los fondos para la salud y la educación, recortes en el número de los puestos de trabajo, la destrucción de los derechos de jubilación. Al mismo tiempo, por la nueva legislación; se agregan las cargas fiscales que afectan principalmente a las pequeñas empresas y la clase media baja, así como la profundización de la recesión.

Hay una ira creciente entre las masas populares. El 10 de febrero, la Federación Nacional de Empleados Públicos (Adedy) convocó una huelga nacional de un día, que fue un éxito. Actos y manifestaciones masivos tuvieron lugar en muchas ciudades, el mayor de ellos en Atenas, a pesar de las continuas lluvias y el mal tiempo.

La burocracia sindical del Pasok de la Confederación General del Trabajo-GSEE deliberadamente dividió el movimiento, llamando a su propia movilización en el sector privado, el 24 de febrero. Pero las presiones desde abajo hicieron que la dirección del Adedy volviese a llamar a otro día de huelga nacional para la misma fecha, el 24 de febrero. Por lo tanto, habrá una huelga general real y el comienzo de una confrontación de clases muy dura. Algunos periódicos ya han escrito que “un febrero obrero” sigue el camino del “diciembre de la juventud”, en referencia a la revuelta de diciembre de 2008.

El fin de semana anterior a la huelga nacional del 10 de febrero, los sindicalistas del EEK organizaron una Conferencia Especial de los Trabajadores para discutir un programa y un plan de acción para las próximas batallas. El mismo día, una de las mayores federaciones nacionales en el sector público –la de los médicos de los hospitales públicos, con 25.000 miembros–organizaron su conferencia. La mayoría de la Conferencia votó nuestras propuestas para que la crisis la paguen los capitalistas, en contra de la oposición unificada a nuestro programa que presentaron el Pasok, el ala derecha de Nueva Democracia y el Partido Comunista estalinista. Cuando la ministra de Salud quiso dirigir la palabra en la Conferencia, una protesta masiva organizada por nuestra fracción se lo impidió. El representante parlamentario del partido de extrema derecha fue expulsado de la sala. Esta Conferencia envió seis miembros al nuevo Consejo General, la dirección nacional de la Adedy (antes teníamos sólo dos miembros). Entre los elegidos figura nuevamente nuestra compañera Katerina Matsa, miembro del Comité Central del EEK.

Ahora preparamos la próxima batalla, que será la huelga general del 24 de febrero, en esta guerra de clases que será bastante prolongada.