La Iglesia y los campesinos

Para la derecha brasileña y para buena parte de su ‘izquierda’, la Iglesia se ha vuelto “revolucionaria”, como consecuencia de su apoyo al Movimiento de los Sin Tierra. La Iglesia apoyó ‘logísticamente’ la marcha campesina, dio alojamiento y alimento a los marchistas y convirtió a las parroquias de los pueblos, por donde pasaban, en centros de debate y organización.


Uno de los miembros más conocidos de su ‘ala izquierda’, el dominico fray Betto, explica cuál es la política real de la Iglesia frente a los campesinos sin tierra.


“De qué vale ocupar —se pregunta el fray— si no hay crédito, asistencia técnica e infraestructura”. Y responde: “El MST creó en 1992 el Sistema Cooperativista de los Asentados (SCA), congregado en la Confederación de las Cooperativas de la Reforma Agraria (Concrab). Esta entidad reúne a 45 cooperativas de producción agropecuaria, diez cooperativas regionales de comercialización, decenas de asociaciones y cooperativas centrales en ocho Estados. La Concrab se está estableciendo actualmente en otros cinco Estados … En los últimos cuatro años la Concrab canalizó más de 300 millones de reales para los asentamientos, gracias alPrograma Especial de Crédito para la Reforma Agraria y a convenios firmados con los ministerios de Trabajo y de Agricultura …Quien sólo cree lo que ve, debería ver los asentamientos altamente productivos de Santa Cruz del Oeste, que produce 3,5 mil kg/hora de yerba mate; o el de San Mateo, para procesar 10.000 sacos de café en el período de zafra … La mayor productora de semillas de América Latina es la Cooperal, en Bagé, vinculada a la Concrab. Los asentamientos de Hulla Negra y Bagé son responsables por el 40% de la producción nacional de semillas para hortalizas …” (O Estado de Sao Paulo, 16/4, diferenciados nuestros).


De esta descripción de las actividades del MST, salta a la vista que la Iglesia está constituyendo un aparato económico en el campo, que le permitirá controlar a una parte de las masas campesinas. En otras palabras, la Iglesia brasileña está montando el aparato que la Iglesia polaca, durante treinta años, armó en las zonas rurales de Polonia.