La independencia de Cataluña

El miércoles 11 de setiembre, el día nacional de Cataluña, más de medio millón de personas formaron una "cadena humana" desde la frontera con Francia, en el norte, hasta el extremo sur del país, en el límite con Valencia. A un año de la histórica manifestación del 11 de septiembre de 2012, cuando más de un millón de personas salieron a la calle para exigir la independencia, el reclamo catalán se ha convertido en uno de los principales temas de la agenda política en toda España. Según las últimas encuestas, un 80% de los catalanes está a favor de un referéndum sobre el derecho a la autodeterminación, y más del 50% se manifiesta a favor de la independencia. El "Camino Catalán", en referencia al llamado "Camino Báltico", una protesta realizada en 1989 en Lituania, Letonia y Estonia que aceleró la ruptura con la ex URSS, muestra algunas limitaciones del movimiento, una vez que las naciones bálticas se han convertido en vasallas de la Unión Europea y en ‘conejillos de Indias' de los peores experimentos de ‘ajuste'. La UE es una opositora feroz a la independencia de Cataluña. El gobierno catalán, por su lado, se ha sumado, con pocas resistencias, a los planes de ‘ajuste' del ‘españolista' Rajoy.


La Asamblea Nacional Catalana, organizadora de la protesta, reclamó que el referéndum por la independencia se realice en 2014 y que tenga "una pregunta clara". Según El País, la ANC "quiso dar un paso adelante para dejar claro que no sólo defienden la opción del 'derecho a decidir' sino que abogan directamente por la independencia" (12/9). La iniciativa fue apoyada por una parte de Convergencia i Unió, el partido gobernante en Cataluña, así como por Esquerra Republicana, que integra la coalición de gobierno. La burguesía catalana, sin embargo, ha dejado en claro su posición contraria a la independencia, y por buenas razones: el 68% del comercio catalán tiene lugar con el resto de España, y el capital europeo y norteamericano invertido en España no tiene ningún interés es una fragmentación del Estado español. El movimiento catalanista expresa la ilusión de la pequeña burguesía de poder esquivar la austeridad de Rajoy, mediante una autonomía fiscal que cierre el grifo de sus aportes a otras comunidades de España.


Buena parte del gabinete de Artur Mas participó de la protesta para desviar la presión del descontento social. Lo cierto, sin embargo, es que las negociaciones iniciadas por el gobierno catalán con Rajoy han abierto una crisis con la ANC y el propio Mas. "Las alarmas entre los independentistas saltaron la semana pasada cuando Mas admitió que no podría hacerse la consulta el año que viene si no tiene el visto bueno del gobierno" (ídem). En un encuentro realizado ante corresponsales de la prensa internacional, Mas aclaró que podría modificar los términos del referéndum "en caso de que el gobierno central y la Generalitat alcanzaran un acuerdo sobre financiación". El referendo es inconstitucional para el Estado español. La negociación en curso busca disminuir el aporte de Cataluña al Tesoro de España. La burguesía catalana extorsiona a Rajoy con el cuco de la independencia.


En paralelo a la movilización convocada por la ANC, la izquierda independentista realizó su propia manifestación, que con 30.000 personas resultó la más multitudinaria en muchos años. La consigna de los convocantes, "independencia, socialismo y feminismo para cambiarlo todo en los Països Catalans", buscó diferenciarse de la convocatoria de la ANC y los partidos del gobierno de la Generalitat.


La crisis expresa el agotamiento sufrido por la aclamada "España de las autonomías", como consecuencia del derrumbe capitalista. Fue un chaleco de fuerza al conflicto nacional en España, con la zanahoria del ingreso a la Unión Europea. Ahora se trata de determinar quién paga con el costo de los ajustes y recortes. El reclamo de CiU de "un Estado propio dentro de la Unión Europea" implicaría convertir a Cataluña en un virtual protectorado de Alemania, aunque Alemania se encuentre mejor servida con dominar al conjunto de España. En los marcos en que la pequeña burguesía plantea la cuestión nacional, sin romper con la burguesía de su propia nacionalidad, el planteo tiene un fuerte carácter diversionista de la lucha de clases, sin dejar de ser un episodio de una crisis que crece.


Defendemos el derecho a la autodeterminación de todas las naciones de España, para construir en libertad una Federación Socialista de Pueblos ibéricos y de los Estados Unidos Socialistas de Europa, incluida Rusia.