Internacionales
25/11/1999|649
La izquierda argentina y el Encuentro Progresista de Uruguay

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En forma unánime y entusiasta, la izquierda argentina ha hecho suya la victoria del Encuentro Progresista uruguayo en la primera vuelta electoral. El EP es una alianza política permanente entre el Frente Amplio y sectores del Partido Nacional.
El PC editorializa que el FA representa "la lección de la unidad" (Propuesta, Nº 469, 4/11), pero no alude a la nueva unidad en el Encuentro Progresista. Destaca que "la pluralidad ideológica de la izquierda se sintetiza en el FA en una unidad política... para la confrontación con las fuerzas tradicionales del sistema" (ídem) y pone de relieve que, siempre hablando del FA y omitiendo al EP, no es un simple acuerdo de partidos sino un método revolucionario de participación popular en la política. "El núcleo de la vida política del Frente son los comités de base donde todos los militantes tienen igual derecho de participación, sean o no de alguna de las fuerzas políticas integrantes" (ídem). Esto último es naturalmente falso; los comités de base son una instancia marginal; quienes deciden son los aparatos partidarios y una elección interna reglamentada por ley nacional.
El PC propone la construcción de un FA en la Argentina, una construcción frentista de la izquierda "permanente" ("electoral y no electoral").
Frente Amplio, ¿izquierda?
Nadie en su sano juicio puede asignar características revolucionarias al FA. Sus propios dirigentes se han empeñado en dejarlo absolutamente en claro. "El Frente no tiene ningún tinte socialista", le dijo Líber Seregni a Clarín (3/10). La definición recuerda la de Salvador Allende luego del triunfo electoral de la Unidad Popular de Chile, "trabajamos para evitar la dictadura del proletariado, incluso aunque esto no sea fácil".
Pero el FA puede ser medido con otra vara porque "ha llegado al poder" y en dosis homeopáticas. El FA gobierna Montevideo, la ciudad en la que se concentra la mitad de la población uruguaya, sin que nadie hubiera logrado registrar su carácter revolucionario, que es como llamaríamos a una"confrontación con las fuerzas tradicionales del sistema". Aunque es evidente la perfidia de la expresión "tradicionales", ya que supone que no"confronta" con las fuerzas de ese mismo sistema si no son las "tradicionales".
El Frente Amplio es partidario de cumplir a rajatablas con la deuda externa y ya ha anunciado que "cumplirá con los compromisos tradicionales". El acuerdo con la deuda externa no es de hoy sino que fue firmado en el Pacto del Club Naval, en 1985, con la dictadura y el Partido Colorado; el que se negó a firmar fue el Partido Blanco conducido por Ferreyra Aldunate. El pago de la deuda formó parte del compromiso de la ‘transición’ armado con el imperialismo.
El Mst en el Frente Popular
Para el Mst, "el crecimiento electoral del EP-FA en los últimos años fue una expresión deformada de la intensa lucha social" (Alternativa Socialista, Nº 267, 10/11), mientras que el triunfo del 31 de octubre y un posible triunfo en la segunda vuelta "crean una nueva relación de fuerzas más favorable para luchar por los reclamos populares", es decir que el EP no es un frente de colaboración de clases, o sea para maniatar a la clase obrera, sino de lucha de clases, con limitaciones por supuesto. Esta caracterización equivale a un apoyo político al Encuentro Progresista. Por eso dan su "apoyo crítico a la candidatura de Tabaré Vázquez" (ídem) y no dicen una palabra sobre los ocho años del gobierno del FA en Montevideo.
La corriente del Mst integró el FA en su origen (1971), por inspiración del propio Moreno, quien sostenía la progresividad de los frentes de colaboración de clases (Frentes Populares) en los países oprimidos. El Mst no se detiene a considerar que el Encuentro Progresista es un típico frente popular, donde actúan sectores tradicionales de la burguesía que ocupan posiciones fundamentales.
La trilogía se completa con el Ptp, que en la otra orilla forma parte de una de las corrientes del FA (Movimiento de Participación Popular) y que caracteriza al EP como "una fuerza popular en nuestro país" (Hoy, 3/11).
En síntesis, para la izquierda democratizante argentina, la unidad de la izquierda es sinónimo de Frente Popular, o sea que debe servir a la colaboración de clases.