Internacionales
11/4/2002|749
La “limpieza étnica”sionista
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A diez días del comienzo de la invasión sionista en las ciudades y campos de refugiados palestinos, la masacre ha adquirido dimensiones espantosas.
En Ramallá, la primera ciudad ocupada por el ejército sionista, la “limpieza étnica” se desarrolla a la vista de todos. La ciudad agoniza sin agua, energía eléctrica y gas, ya que las plantas han sido destruidas por los sionistas. No hay alimentos ni medicamentos. Rige el toque de queda durante las 24 horas, lo que impide a la población civil aprovisionarse de lo más elemental. Los hospitales no funcionan porque han sido bombardeados, al igual que toda la infraestructura civil de la Autoridad Palestina. Las ambulancias son tiroteadas, los médicos y enfermeras, detenidos, cuando no directamente asesinados. Los bancos no funcionan, por lo que ha desaparecido el dinero. Los francotiradores israelíes disparan a todo lo que se mueve en las calles, sean ancianos, mujeres o niños. Los muertos permanecen en las calles, los heridos se desangran sin atención médica. En los edificios y casas, los muertos (por tiroteos o por otras causas) se acumulan porque se ha prohibido enterrarlos. En los edificios, varias familias son hacinadas en una única vivienda para permitir a los soldados israelíes utilizar sus departamentos como depósitos, sitio de descanso o para tirotear las calles. Ramallá es el espejo de lo que sucede en todas las ciudades palestinas ocupadas.
En este marco, las tropas sionistas desarrollan la “guerra sucia”: la caza de “terroristas” casa por casa. Para los sionistas, palestino es sinónimo de “terrorista”; el testimonio de un anciano de Ramallá es elocuente: “Un auto pasó por la calle avisando con los altoparlantes que nadie saliera de sus casas y 15 minutos después derribaron la puerta de la mía con una bomba. Entraron cinco soldados abriendo fuego hacia todas partes y como no encontraron a nadie volaron el muro que separaba las habitaciones. Yo vivo solo con mi nieta de 18 años” (Página/12, 6/4).
A fines del año pasado, el ministro de Interior sionista, Ari Landau, anunciaba “una guerra a muerte contra los palestinos que durará mientras les quede una sola gota de esperanza” (Le Monde, 14/12/01). Esta es la “limpieza étnica” que hoy lleva adelante Sharon, con la bendición del imperialismo norteamericano.