Internacionales
6/5/2024
La lucha palestina en La Sorbona desde adentro
Reportaje a Hortense, estudiante de Historia y Filosofía en Paris 1 Panthéon-Sorbonne y militante del NPA-Révolutionnaires
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Concentración en la sede histórica de La Sorbona
Durante las últimas semanas los acampes en apoyo a la resistencia del pueblo palestino organizados por estudiantes de más de 60 universidades estadounidenses terminaron con una represión brutal y más de 2.500 detenidos. Estas protestas se replicaron en varios países en América, como México, Canadá, Venezuela y Costa Rica, y se extendieron a otros continentes en países como España, Reino Unido, Suiza, Líbano, Cisjordania, Irak, Kuwait, India, Japón y Australia. Además de denunciar el genocidio exigen que las casas de estudios desinviertan en compañías que hacen negocios con el Estado de Israel.
En Francia las acciones de lucha y ocupaciones se extendieron en las Universidades de Lyon, Sciences Po Paris (Ciencias Políticas) y Saint-Etienne. En La Sorbona -símbolo de las protestas de Mayo del ‘68- se produjo el ingreso de la policía en el transcurso de bloqueos y acampes estudiantiles.
En Argentina, el año pasado funcionarios del actual gobierno de Milei, la Daia (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas) y grandes medios de comunicación realizaron una campaña de ataques contra la solidaridad con el pueblo palestino en distintas universidades como la UBA que fue impulsada por agrupaciones de izquierda. La Daia llamó al gobierno y a las universidades a prohibir cualquier tipo de expresión de protesta, tildándolas de “antisemitas” y se presentaron denuncias a dirigentes del Frente de Izquierda – Unidad como Vanina Biasi.
Hortense tiene 22 años y estudia la doble licenciatura en Historia y Filosofía en Paris 1 Panthéon – Sorbonne y es militante del NPA-Révolutionnaires. Prensa Obrera habló con ella.
¿Qué reclamos tienen los estudiantes que están participando de los acampes por Palestina?
Hortense – En esto creo que debemos distinguir dos niveles. Por un lado, están los reclamos que tenemos más presentes y que en realidad critican la complicidad de nuestro Estado, nuestro gobierno y los gobiernos imperialistas en lo que está sucediendo actualmente en Palestina. Pero también, más allá de eso, en nuestros lugares de estudio hay varias reivindicaciones y esta lucha es una de ellas.
Por un lado, hay evidentemente una crítica a la política del Estado de Israel y una crítica a la complicidad de nuestro gobierno, pero también hay críticas más específicas al entorno académico, en particular críticas a las asociaciones que se establecen con universidades israelíes que apoyan la colonización o lo que está sucediendo actualmente en Gaza. Por ejemplo, La Sorbona tiene asociaciones con la Universidad de Tel Aviv, que envió 5.000 estudiantes a colonizar Cisjordania y formar parte del ejército en Gaza, esta cuestión formó parte de nuestras denuncias.
En cuanto al resto, la principal exigencia sigue siendo la libertad de expresión, de expresión política en torno a la situación en Palestina en nuestras universidades y el fin de la criminalización de este apoyo al pueblo palestino en toda Francia.
¿Cómo describirías la situación en las instituciones educativas de Francia?
Hortense – Hay varias cosas. En Francia cada vez hay más universidades, diría que hay cada vez más centros educativos con muchísimos estudiantes, pero se está volviendo una situación cada vez más estresante para la mayoría de ellos. De hecho, hoy en día, casi 1 de cada 2 estudiantes trabaja en paralelo a sus estudios, y cada vez hay más miedo de no poder ingresar en la Universidad y de no terminar la carrera. Básicamente, en los últimos años ha habido una tensión creciente en torno a cuestiones políticas en la Universidad. Por ejemplo, en Tolbiac (1) impulsamos un movimiento contra la “selección social” (2) en los centros de estudio, en el marco de los ataques dirigidos a los estudiantes para eliminar los recuperatorios y el sistema de compensaciones (3).
Esto puso de relieve el deterioro de las universidades públicas y que los estudiantes más afectados son los más pobres. Este movimiento fue mal visto por las autoridades universitarias que promueven métodos cada vez más violentos para quebrar los bloqueos estudiantiles. Con la cuestión palestina, lo que vemos es un refuerzo de esta política. El gobierno francés pide criminalizar cualquier tipo de apoyo a Palestina en las universidades. Lo cual vuelve muy difícil hablar de eso, y durante meses fue muy duro, hoy ya hay fuerzas policiales involucradas en el campus.
¿Cuál fue la respuesta del gobierno?
Hortense – Por el momento sus dichos son muy violentos. Todo el régimen político y los medios condenan a los estudiantes. El primer ministro (Gabriel Attal) dijo que éramos una “minoría peligrosa”, que estábamos influenciados por los wokistas (4) estadounidenses. El presidente Emmanuel Macron dijo “que se debe condenar con la mayor energía” y que “los bloqueos en las universidades eran intolerables”. Sylvie Retailleau (Ministra de Educación Superior francesa) afirmó que es necesario vaciar por cualquier medio las universidades e impedir las movilizaciones.
Entonces, por un lado está lo discursivo y por el otro las acciones que se vienen tomando como respuesta, que por el momento son variadas. Están los lock-out sistemáticos, donde se cierran las universidades y las vacían, se toman clases a distancia o se realizan exámenes en otros centros educativos. El ingreso de la policía a los lugares de estudio es todo un hecho. En Sciences-Po, por ejemplo, es la primera vez que la policía ingresa al Campus desde Mayo del ‘68, algo poco común. Por otro lado, en estos momentos el uso de la fuerza no va tan lejos como en Estados Unidos o en Alemania, aquí prácticamente no hay detenciones o hay muy pocas. Hay relativamente poca violencia -poca violencia policial como tal- y tampoco hay expulsiones de las universidades, excepto en Sciences Po Paris. Y aunque haya amenazas de desalojo, no hay desalojos. Quizás esto también pueda explicarse por el hecho de que, por el momento, son las universidades situadas en lugares de estudio bastante privilegiados las que se movilizan como las escuelas de periodismo, o la de ciencias políticas, que son lugares de estudio muy destacados.
Pero eso tampoco lo explica todo. Vemos que acá a diferencia de Estados Unidos, por el momento creen que estas medidas son suficientes para frenar la movilización antes de que sigan creciendo. Saben que cuantas más imágenes de represión violenta haya, mayor será el riesgo de que la movilización aumente, así pasó en Estados Unidos y están tratando de evitarlo.
¿Cómo surgen estas acciones? ¿Tienen alguna relación con otras luchas recientes?
Hortense – Hay matices entre los distintos centros donde estalló el conflicto. Por un lado, hay centros como Sciences-Po donde en realidad se llegó gradualmente a este punto, con asambleas generales que inicialmente no fueron aceptadas en absoluto por las autoridades de la Universidad. Y, de hecho, llevó a una radicalización de los modos de acción.
Al principio existía entre los estudiantes un discurso muy “jurídico” o despolitizado, poco radicalizado, pero mediante el vínculo directo con estudiantes de Columbia y estudiantes de otras universidades (estadounidenses), -que termina explicando un poco la exportación, diremos, de las acciones y los métodos de lucha, como los acampes y las ocupaciones- la situación fue cambiando.
Aquí en Tolbiac, es un poco diferente porque, de hecho, hace ya un mes y medio que hay estudiantes que luchan contra la selección en la Universidad y que han logrado ganar esta lucha. Se logró hacer retroceder la reforma que estaba prevista, hubo bloqueos durante un mes y asambleas con más de 400 personas.
Después de esto poco a poco empezamos a hablar cada vez más de Palestina, pero hay una continuidad lógica: son casi las mismas personas quienes hoy se movilizan por Palestina en Tolbiac que ya se habían movilizado antes por la “selección social”. Son quienes vieron que los bloqueos habían funcionado y que son un medio de presión efectivo que logra que seamos escuchados, al igual que las asambleas. Esto es lo que hoy estamos intentando impulsar en distintos centros, y de hecho, ya se ven estas acciones en todas las ciudades de Francia. Lo que más vemos es La Sorbona, pero en realidad hay muchos centros con menor visibilidad que también han realizado bloqueos y asambleas generales, incluso en muchas ocasiones, más masivas que en La Sorbona. Estamos tratando de coordinar un poco con todos estos centros, construyendo un espacio interfacultades al final de la semana, que haremos nuevamente mañana por la tarde. La asamblea interfacultades permite coordinar a los estudiantes, especialmente de cara a los próximos exámenes.
¿Cuáles son las tareas y desafíos de esta lucha?
Hortense – Estamos en un momento crucial porque los exámenes ya están comenzando en casi todas partes. Así que el primer desafío es lograr mantener el nivel de movilización que existe y seguir ampliándola. Es un momento de ascenso del movimiento: cada vez hay más gente, cada vez más campus se movilizan y cada vez más ciudades donde aparece este movimiento. La cuestión es que estamos en el final del ciclo académico y hay universidades que ya han terminado completamente los exámenes y otras que los están iniciando. Entonces se nos presenta un desafío. Y más allá de eso, está planteado que las reivindicaciones sean cada vez más más políticas y generales. Porque lo que estamos tratando de decir es que es un movimiento estudiantil, sí, pero que no solo hay reivindicaciones estudiantiles.
Es un movimiento que por el momento lo hacen los estudiantes, pero que no pretende seguir siendo únicamente estudiantil. El objetivo también es penetrar en el resto de la población que se moviliza por Palestina, como las 60.000 personas que vinieron a manifestarse en diciembre por ejemplo, de otras profesiones y colectivos como los trabajadores de la Salud por Gaza. Se trata de lograr establecer un vínculo entre todo un grupo de personas que se están movilizando por Palestina y que quieren denunciar la complicidad de nuestro Estado en este genocidio. Obviamente podemos seguir presionando en nuestra Universidad, pero es difícil seguir haciéndolo, cuando hay universidades en las que ya no hay cursos ni exámenes.
Por otro lado, lo que vemos es que la respuesta que se da a lo que estamos haciendo, es mucho más general y política. Si sólo atacáramos a las autoridades de las universidades, el gobierno no se tomaría tanto tiempo para denigrarnos en los medios de comunicación, ni enviaría a la policía ni tampoco reprimirían a los estudiantes tan pronto como ocurriera una manifestación en algún lugar, o no nos gasearían.
Entonces si reaccionan así es porque en realidad obviamente lo que estamos cuestionando es una política mucho más general, en cada ciudad, en muchos campus, en muchas universidades. Nuestro objetivo es coordinar con otras personas que no estén estudiando, ya sean jóvenes, trabajadores o lo que sea para poder seguir presionando en las calles. Esto es lo que intentamos hacer fijando fechas para manifestaciones y concentraciones en varias ciudades, tratando de coordinarnos también con otras organizaciones juveniles, incluso si estamos bastante lejos de ellas políticamente. Realizamos concentraciones con ellos, tratamos de llamarlos, ver si quieren convocar cosas con nosotros. Entonces hay también una relación con organizaciones sindicales y políticas. El objetivo es hacer lo mismo a mayor escala, y no sólo con organizaciones juveniles, sino poder reclamar cosas mucho más amplias como el regreso de las manifestaciones en Francia, por ejemplo.
Foto: Hermann Click, 1 de mayo en París.
1. Tolbiac es el campus de 13.000 estudiantes de París 1 (una de las tres universidades de La Sorbona)
2. La lucha contra la “selección social” en la Universidad hace referencia al ingreso restrictivo en las universidades más destacadas mediante un sistema de selección y clasificación social según la proveniencia educativa de los estudiantes. Quienes provenían de escuelas con menor presupuesto o regiones pobres quedaban afuera.
3.El sistema de compensaciones permite aprobar el semestre o el año con el promedio de las asignaturas.
4. El término woke (“despierto”) se originó en Estados Unidos y a mediados de 2020 se volvió un término común utilizado por la derecha de manera despectiva para denominar a varios movimientos progresistas o de izquierda.
Traducción: Ainhoa Bosc