Internacionales
19/12/2017
La lucha por la IV Internacional en marcha
Convocatoria a una conferencia internacional en Buenos Aires.
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La conmemoración del centenario de la Revolución de Octubre, que tuvo lugar en los más diversos escenarios a través del mundo, ha servido, asimismo, como una oportunidad para delimitar posiciones acerca del período histórico que atraviesa la humanidad en la actualidad, y por lo tanto sobre la lucha de clases y las luchas políticas.
La Revolución de Octubre constituyó el punto de partida de una nueva estrategia política del socialismo, enfocada hasta entonces en una perspectiva de reformas sociales, porque verificó en una escala geográfica sin precedentes que la lucha de clases moderna conduce al gobierno de los trabajadores – lo cual significa la posibilidad de que el proletariado desarrolle, por medio de su dominación de clase, el pasaje o la transición hacia una sociedad socialista internacional. Esta estrategia política, definidamente revolucionaria, sin embargo prevaleció lo que un suspiro en sus definiciones fundamentales. El retroceso de la Revolución y de la clase obrera, como consecuencia de un bloqueo económico, invasiones militares y aislamiento relativo, dio paso a la tesis del “socialismo” restringido a “un solo país”. Recurrió a la política de colaboración de clases, conocida, por un lado, como “frente popular” y, por el otro, como “coexistencia pacífica” con el capital y sus estados – precisamente las dos cuestiones que el bolchevismo derrotó políticamente para imponer la victoria de Octubre.
Antes que el asesor de Estados Unidos, Francis Fukuyama, acuñara la tesis de que el dominio del capital y del mercado capitalista constituía “el fin de la historia” y hasta su propia finalidad u objetivo, en las filas del stalinismo y de la izquierda esa perspectiva ya había alcanzado un desarrollo ‘teórico’, sin podemos llamarlo así, significativo. La bancarrota capitalista en escala desconocida, las guerras imperialistas y las crisis políticas, así como las rebeliones que sacuden una y otra vez al mundo, si no han puesto “fin” a estas manipulaciones ideológicas, por cierto que las han refutado por completo. El “estado de bienestar” yace ya en el panteón de las reliquias y hasta los estudiosos del cambio climático advierten que el capitalismo plantea una crisis existencial al ser humano. La caracterización de que “la crisis de la humanidad se reduce a la crisis de dirección del proletariado”, definida así por la IV Internacional, es más que nunca la cuestión estratégica fundamental.
Leningrado
En Estambul, la convulsionada capital de la convulsionada Turquía, fue escenario, a principios de diciembre, de una de sus conmemoraciones, por iniciativa del DIP – el Partido Obrero Revolucionario. La cita fue aprovechada también para reunir a las principales organizaciones de la CRCI, que lucha por refundar la IV Internacional, con el objetivo de lanzar una batería de iniciativas.
En el inicio de la Jornada en Estambul, varias de las organizaciones presentes que habían participado de seminarios realizados en Leningrado (re-bautizada San Petesburgo por la burocracia restauracionista), el centro político de la Revolución de Octubre, transmitieron manifestaciones de cambios, en especial entre la juventud rusa, como la revaloración de la experiencia revolucionaria de Octubre. Este principio de giro político es un resultado, claro, del retroceso histórico que ha sufrido el ex espacio soviético como consecuencia de la restauración de las mafias capitalistas. A la pobreza enorme, la pérdida de conquistas, se suma la evidencia de que el régimen existente camina por la delgada cornisa de una nueva catástrofe económica y política. La camarilla de Putin procura estrangular esta perspectiva mediante el reforzamiento del bonapartismo de los ‘servicios’ del Estado. Sin embargo, mientras el viejo partido comunista staliniano se ha convertido en un felpudo de Putin, al mismo tiempo se están produciendo escisiones de izquierda de cierta amplitud, incluyendo una defensa de la fundación y vigencia de la III Internacional fundada por Lenin y Trotsky, en 1919. Con estos informes dio arranque la Jornada.
Taksin
El seminario organizado por el DIP duró toda la jornada y estuvo bien organizado. Tuvo lugar en un teatro estilo siglo XIX, que da a la peatonal que conduce a la histórica plaza Taksin. La Revolución de Octubre no fue relegada al pasado histórico sino situada en su actualidad. Quedó de manifiesto que el impasse de la sociedad capitalista se distingue, en el presente, por su escala, por su profundidad, y por su tendencia, incluso, a convertir a los principales países imperialistas, en especial Europa, en el famoso “eslabón débil” de la crisis económica y política mundial. En lo que hace a mi intervención en el panel inicial, puse el énfasis en señalar que la victoria de la Revolución de Octubre fue el resultado de la victoria de la lucha política por superar la crisis de dirección que afectó al proletariado revolucionario ruso en aquella lucha histórica – tanto contra los partidos de colaboración de clases como al interior del partido bolchevique. La crisis de dirección sigue siendo el problema estratégico por excelencia y está relacionado con la comprensión de la decadencia histórica irreversible y la tendencia a la disgregación del capitalismo.
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La jornada se destacó por la originalidad de las intervenciones de militantes muy jóvenes de diversos países, o sea que expusieron sus realidades históricas particularidades en el contexto de la crisis mundial. Fue una clase instructiva escuchar las experiencias de jóvenes azeríes, y de militantes ucranianos y de varios estados de los Balcanes. El “choque de civilizaciones” con que el imperialismo busca justificar su cruzada de colonización criminal, fue refutado por el relato de las grandes revoluciones en el Asia Central musulmana y en las gigantescas rebeliones que siguieron a la primera guerra mundial. El velo del islamismo no fue obstáculo para que millones de musulmanes se incorporaran al torrente revolucionario impulsado por Octubre. Turquía misma debe su movimiento republicano al influjo de la Revolución de Octubre. El imperialismo contrapuso al Llamado a los Pueblos Musulmanes (1), por parte del bolchevismo, la Declaración Balfour (2), dictada por el imperialismo británico, para combatir esa convocatoria de la mano del sionismo. La crisis del imperialismo ha convertido, en la actualidad, a toda el área cubierta hace cien años por el imperio Otomano, en un polvorín social y político. La Jornada fue una descripción de la crisis mundial en el Asia Central y el Medio Oriente, y de la resistencia, el combate y la revolución que anida en sus masas explotadas.
IV Internacional
Luego esta introducción acerca de la actualidad de la revolución mundial, tuvo lugar, en los días siguientes, la reunión de las organizaciones presentes de la CRCI en el Seminario. El punto fundamental fue la necesidad de un balance del programa, el método y la actividad de la CRCI, para actualizar las conclusiones, las tácticas, los métodos de organización y las iniciativas internacionales. La CRCI es la única tendencia política que reivindica la IV Internacional, que tiene un programa, en contraste con las declaraciones coyunturales e impresionistas que caracteriza al resto. Es lo que nos proponemos re-examinar al cabo dos décadas de desarrollo de la crisis mundial que ese programa supo anticipar. Para eso se ha decidido convocar a una conferencia preparatoria internacional, en abril próximo, con vistas a un Congreso en septiembre siguiente. Para desarrollar esta tarea y las acciones políticas que impone la lucha de clases internacional, se convino en establecer una red digital común, editar una revista bilingüe trimestral, grupos de trabajos comunes en torno a cada continente y un comité político permanente. La pre-conferencia internacional tendrá un carácter abierto, a la que asistirán invitadas numerosas organizaciones del área Euro-Mediterránea y de América Latina.
Con posterioridad a esta reunión, se organizó una sesión de discusión con militantes turcos y de otros países participantes del Seminario, en torno al Partido Obrero y el Frente de Izquierda, cuya experiencia es seguida con interés y críticamente. El debate giró, en definitiva, sobre lo que esa experiencia enseña acerca del método para superar la crisis de dirección y construir partidos revolucionarios con fuerte entronque en las masas. En oposición a un esquematismo fuertemente arraigado, subrayamos la importancia que tiene la transformación de la conciencia del propio proletariado, porque la vanguardia revolucionaria no puede desarrollarse al margen de ella, ni puede hacerlo sin jugar un papel central en esa transformación. Criticamos el planteo de que la izquierda revolucionaria pueda ser la beneficiaria automática de la crisis del estado y los partidos patronales, pues, en el mejor de los casos, eso concluiría en una construcción democratizante, no revolucionaria. Subrayamos la necesidad de caracterizar muy bien la oportunidad política de los frentismos de izquierda y su relación con el activismo obrero y la vanguardia; la necesidad, en estas experiencias, de luchar para extender la unidad de acción en el campo de los sindicatos, la mujer y la juventud; y por sobre todo, la obligación, no ya la necesidad, de un reforzamiento de la elaboración teórica y de la delimitación política, precisamente para construir el partido que hizo posible la victoria de Octubre.
(1) En la circular de los Comisarios del Pueblo "A Todos los Musulmanes Trabajadores de Rusia y del Este", emitida pocos días después de la toma del poder, el gobierno soviético declaró el rechazo de las políticas imperialistas perseguidas por los gobiernos zaristas y provisionales y expresó el deseo de construir relaciones con los pueblos coloniales sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo. Este documento tuvo gran impacto en la población musulmana del territorio del antiguo Imperio ruso y en los países islámicos.
(2) Carta enviada por el Secretario de Estado de Relaciones exteriores británico, Arthur James Balfour, a Lord Rothschild, dirigida a lograr el apoyo de la comunidad judía al esfuerzo bélico en la Primera Guerra Mundial. Conocida como la “Declaración de Balfour”, se convirtió en una de las bases legales para crear un estado judío en Palestina. La carta fue publicada en el “Times” de Londres una semana más tarde. El texto es el siguiente:
Foreign Office
2 de noviembre de 1917
Estimado Lord Rothschild:
Tengo sumo placer en comunicarle en nombre del Gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía con las aspiraciones judías sionistas, declaración que ha sido sometida a la consideración del gabinete y aprobada por el mismo:
«El Gobierno de Su Majestad contempla con simpatía el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, y empleará sus mejores esfuerzos para facilitar el cumplimiento de este objetivo, quedando claramente entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías existentes en Palestina, o los derechos y estatus político de que gozan los judíos en cualquier otro país.»
Le agradeceré que lleve esta declaración a conocimiento de la Federación Sionista.
Suyo
Arthur James Balfour
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