Un expolicía siamés, Panya Khamrab, irrumpió este jueves 6 en un jardín de infantes de una localidad del interior y asesinó a 22 niños y otras dos personas. Luego volvió a su casa en auto, atropellando gente en el camino, y allí mató a su esposa, su hijo, y después se suicidó. El agente había sido apartado de su cargo el año pasado por posesión de drogas.

Hay un antecedente: en febrero de 2020, un soldado asesinó a otros miembros de la fuerza en una base militar, robó armamento e inició una matanza de civiles en su camino por distintas localidades, hasta que fue abatido en un centro comercial. En total, mató alrededor de 30 personas.

Más allá de estos hechos puntuales, las fuerzas de seguridad tailandesas están fuertemente cuestionadas por su accionar. Uno de los jefes policiales, conocido como “Joe Ferrari” por su gusto por los autos lujosos, fue condenado en junio a cadena perpetua junto a otros cinco oficiales por torturar y matar a un detenido para arrancarle un soborno. “Ferrari” poseía más de 20 autos de alta gama, una vivienda de 8,600 metros cuadrados con piscina y numerosos jardines.

La difusión del video que muestra los apremios ilegales causó una conmoción en el país del Sudeste Asiático y puso en evidencia la farsa de la reforma policial encarada por el gobierno. Nada ha cambiado: un estudio de noviembre de 2020 señalaba que la mitad de los tailandeses encuestados afirmaba haber pagado coimas por protección (Infobae, 22/9/21).

Estas fuerzas policiales son las mismas que reprimieron las movilizaciones estudiantiles de 2020 contra la monarquía y el gobierno de Prayut Chan-o-Cha, líder del golpe militar de 2014, que se mantuvo como primer ministro tras unas elecciones fuertemente regimentadas en 2019.

Las fuerzas de seguridad son parte fundamental del gobierno actual y desde comienzos de siglo protagonizaron dos golpes de Estado. Este pequeño resumen de la historia reciente muestra su gravitación política:

• 2001: triunfo electoral de Thaksin Shinawatra, del partido Thai Rak Thai [es un empresario multimillonario que en su paso por el poder adoptó algunas medidas de contención social que le dieron cierto respaldo en los sectores populares, afectados por la crisis de los “tigres asiáticos” de fines de los ‘90].
• 2006: golpe de Estado y exilio de Thaksin Shinawatra
• 2007: nuevas elecciones consagran en el poder al PPP (Partido del Poder del Pueblo, sucesor del Thai Rak Thai), pero es desplazado bajo acusaciones de fraude y la acción de los Camisas Amarillas. El parlamento vota en el cargo un año después a Abhisit Vejjajiva, del Partido Demócrata, afín a los militares.
• 2010: los Camisas Rojas, ligados a los primeros ministros derrocados, se movilizan e instalan campamentos en la capital, Bangkok. El ejército los aplasta sangrientamente dos meses más tarde.
• 2011: triunfo de Yingluck Shinawatra en las elecciones.
• 2013: amnistía de Thaksin Shinawatra para que regrese al país.
• 2014: nuevo golpe de Estado.
• 2019: elección controlada por los militares, ganada por el líder golpista Prayut Chan-o-Cha.
• 2020: movimiento antimonárquico, antimilitar y antigubernamental, con protagonismo estudiantil, desencadenado por la disolución de un partido opositor. Las protestas son reprimidas.

Tailandia ha sido visitada recientemente por funcionarios norteamericanos y chinos, que se disputan una influencia sobre el país. Allí operan compañías yanquis en el rubro electrónico. Beijing desarrolla grandes obras de infraestructura. Japón, por su parte, tiene gran presencia en la industria automotriz. El capital extranjero aprovecha la mano de obra barata y el gobierno de Prayut Chan-o-Cha es el guardián de esos intereses empresarios.

Bangkok votó contra la invasión rusa de Ucrania en la ONU, pero procura cierta autonomía de Washington para poder mantener sus lazos con China.

La represión policial y militar es un componente fundamental de este régimen político.

https://prensaobrera.com/internacionales/indonesia-una-catastrofe-causada-por-el-aparato-represivo