La nueva ofensiva militar de Azerbaiyán y el conflicto de Nagorno-Karabaj

Una de las ciudades de Nagorno-Karabaj

Una vertiginosa operación militar de Azerbaiyán, ejecutada esta semana, culminó con la rendición de las fuerzas independentistas de la región de Nagorno Karabaj, afines al gobierno de Armenia. Bakú forzó un acuerdo que establece la “disolución y desarme completo” de las milicias, el fin de la presencia armenia en la zona y el comienzo de las negociaciones para una “reintegración” del territorio a Azerbaiyán.

Con este resultado, Azerbaiyán completa un progreso militar iniciado en 2020, cuando, tras una guerra de 44 días, conquistó un tercio de Nagorno Karabaj y siete distritos aledaños que estaban fuera de su control desde la guerra que se extendió entre 1988 y 1994.

Por las potencias involucradas, el conflicto de Nagorno Karabaj es uno de los más sensibles de la actualidad, después del de Ucrania.

El conflicto

Nagorno Karabaj es un enclave de mayoría étnica armenia y cristiana que formó parte desde 1921 de Azerbaiyán, un país de mayoría musulmana turca. En 1988, poco antes de la disolución de la Unión Soviética, que integraban tanto Azerbaiyán como Armenia, el parlamento de Nagorno Karabaj votó su integración a Ereván, lo que marcó un salto en las confrontaciones étnicas y una guerra entre Azerbaiyán y Armenia, en la que esta última llevó la ventaja. Hubo masacres de civiles por parte de los dos bandos.

Bajo la mediación rusa, en 1994 se llegó a un armisticio. En Nagorno Karabaj y los alrededores se formó un gobierno autónomo, próximo a Armenia, aunque no logró ningún reconocimiento internacional. Además de 30 mil muertos, hubo un millón de desplazados, en su mayoría azeríes. Para mayor complicación, debemos añadir que, así como hay un enclave de mayoría armenia dentro de Azerbaiyán, cerca de la propia Armenia, en la frontera con Turquía e Irán, se extiende la república autónoma de Najicheván, que forma parte de Azerbaiyán, pese a que no tienen contigüidad territorial, y que también se vio envuelta en las hostilidades de la primera guerra.

En 2020, Azerbaiyán reconquistó gran parte del territorio perdido, en una ofensiva militar en que habrían jugado un rol muy importante los drones adquiridos a Turquía –principal aliado de Bakú- e Israel. De todos modos, se estableció un alto al fuego que preservó algunas posiciones del gobierno autónomo y un despliegue de entre 2 mil y 3 mil tropas rusas para garantizar el nuevo statu quo. El acuerdo mantenía una porción de Nagorno Karabaj en manos de los autonomistas y establecía el compromiso de que permaneciera liberada la carretera que une a Armenia con el enclave, a través del llamado corredor de Lachin.

A fines del año pasado, Azerbaiyán retomó su ofensiva, por medio de un bloqueo civil de ese corredor. En abril de este año, estableció un puesto de control, alegando que por esa vía se transportaba material militar para los independentistas.

La ofensiva final de esta última semana se valió, como argumento, de una explosión que dejó seis azeríes muertos (cuatro militares y dos civiles), cuya responsabilidad fue atribuida a las milicias locales. En el curso del avance azerí, hubo 200 muertos y alrededor de 400 heridos.

Alineamientos

En el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia, suele ubicarse a Rusia más cerca de Ereván. Ambos países integran la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) y hay una base militar rusa en territorio armenio. Sin embargo, Moscú mantiene también lazos con Azerbaiyán, cuyo principal sostén es Turquía.

El gobierno de Armenia, dirigido por el primer ministro Nikol Pashinyan, acusa a Rusia de desentenderse de la suerte en la región, sobre todo a partir del estallido de la guerra en Ucrania. Llegó, incluso, en las últimas semanas, como parte de una búsqueda de nuevos apoyos internacionales, a anunciar ejercicios militares conjuntos con Estados Unidos, algo que fue muy criticado por el Kremlin.

En cuanto a las potencias occidentales, también cultivan vínculos a ambos lados. Tras el estallido de la guerra en el este europeo, la Unión Europea suscribió un acuerdo con Azerbaiyán para duplicar la importación de gas desde este país, y reducir de este modo la dependencia de la energía rusa. Pero, al mismo tiempo, Bruselas no ve con buenos ojos el patrocinio de Bakú por parte del gobierno turco. El presidente francés, Emmanuel Macron, condenó la última ofensiva azerí. En el caso de Estados Unidos, pese a su intento de seducción sobre Ereván para sacarla de la órbita rusa, apoya también la política gasífera de Azerbaiyán.

Finalmente, el otro actor importante en este conflicto es Irán. Contra lo que uno podría suponer, se encuentra más próximo a Armenia que a Azerbaiyán, tanto por la rivalidad que mantiene con Turquía como por el apoyo israelí a Bakú.

Para que se advierta el involucramiento foráneo en el conflicto, el presidente azerí, Ilham Aliyev, fue informando de las operaciones a funcionarios norteamericanos, turcos y rusos. La Unión Europea, en tanto, mantiene una misión civil en Armenia.

Desenlace

El desenlace de la última ofensiva supone un durísimo golpe para Armenia, cuyo primer ministro admitió ni siquiera haber participado de los términos de redacción del acuerdo. En 2020, tras la derrota en la segunda guerra, estallaron manifestaciones contra el primer ministro Pashinyan. En los últimos días, estas marchas se han reanudado, y la oposición anunció que presentará un pedido de impeachment en el parlamento.

Turquía, el principal soporte azerí, es quien sale más favorecida, ya que gana gravitación en el Cáucaso, en desmedro del Kremlin. No obstante, Moscú conserva el rol de mediador entre las partes y su presencia militar en la zona.

El imperialismo y las potencias de la región se han valido de las disensiones étnicas para hacer avanzar sus propios intereses. Los gobiernos de Armenia y Azerbaiyán, a su vez, apelan a la retórica nacionalista para distraer a los trabajadores de sus verdaderos problemas.

El conflicto no puede ser encarado en los términos de una lucha étnica o nacionalista. Defendemos la perspectiva de la hermandad de los pueblos trabajadores de Armenia y Azerbaiyán y la unidad socialista del Cáucaso.

 

Cronología reciente

1988-1994: el parlamento de Nagorno-Karabaj vota la integración a Armenia y estalla una guerra entre Armenia y Azerbaiyán. El conflicto deja 30 mil muertos y un millón desplazados. Un alto al fuego mediado por Rusia establece un gobierno autónomo en el enclave y sus alrededores, afín a Armenia.

2020: Azerbaiyán lanza una ofensiva militar y recupera siete distritos y un tercio de Nagorno Karabaj. La guerra dura 44 días y deja 6.500 muertos. Nueva mediación rusa y despliegue de un contingente de tropas del Kremlin.

2023: Azerbaiyán lanza una nueva ofensiva y el gobierno autónomo de Nagorno Karabaj firma la rendición