La rebelión de los refugiados

En Argentina y en todos lados, movilización urgente por el apoyo incondicional a sus demandas y contra las guerras imperialistas


La opinión pública mundial se conmovió por la foto del niño sirio refugiado que arribó ahogado a las costas de una playa turca. Una nueva foto, sin embargo, da cuenta en estas horas de que la crisis de los refugiados ingresa en una nueva etapa, la de la rebelión popular. Mientras los jefes de la Unión Europea debatían un esquema de regimentación -y represión- sobre los refugiados, un enorme campamento de migrantes sirios varado en la estación de Budapest decidió “tomar el destino en sus manos”, según relata textualmente un corresponsal de La Nación. “Levántense, vayamos a Alemania a pie” fue la consigna que convirtió al campamento en una enorme movilización rumbo a la frontera con Austria. La marcha terminó quebrando los cepos migratorios: el gobierno húngaro, que venía despachando a los migrantes a campos de refugiados, tuvo que proveerles micros para llevarlos al límite fronterizo con aquel país. Austria y Alemania debieron habilitar sus fronteras al paso de esos transportes. Pero la rebelión de Budapest no fue un hecho aislado: en otras dos ciudades húngaras -Roszke y Biszke-, los refugiados se rebelaron contra las tentativas de reclusión en los campos de concentración “modernos” y llegaron incluso a ocupar un tren.


Crisis mundial


Esta crisis política planetaria no puede reducirse a una “crisis migratoria”. La devastación de naciones enteras de Asia y Africa, que es el origen de esta catástrofe, es el resultado de las guerras de ocupación imperialistas que buscaron sofocar los levantamientos populares contra la bancarrota capitalista y contra los regímenes nacionalistas en descomposición. La intervención imperialista sofocó la “primavera árabe”, pero agravó la desintegración política y social de sus países. Una de las expresiones más agudas de esa descomposición es la emergencia de Estado Islámico, la reaccionaria secta que se armó con los pertrechos y recursos financiados desde los países imperialistas. Ahora, las masas sin trabajo y sin futuro se han volcado a las costas de esos mismos Estados de ocupación. La Unión Europea cruje, y no sólo por la quiebra de sus bancos o eslabones nacionales más débiles: hasta el principio de la libre movilidad de personas -que los capitalistas usaron para exacerbar la competencia entre trabajadores- naufraga ahora, bajo la irrupción de los explotados que reclaman refugio. La rebelión de la periferia del mundo, que quiso ser enterrada con las guerras de ocupación, reaparece ahora en el corazón de Europa.


Intervenir


La crisis de los refugiados se ha colado en la situación nacional, y hasta en los pronunciamientos de los candidatos presidenciales. En una mezcla de cinismo e ignorancia, Daniel Scioli “recomendó” a los países de origen de los refugiados que adopten el “modelo productivo” (sic), como si la huida en masa de los refugiados obedeciera a una simple recesión. El candidato se jactó de la política oficial de migraciones, ocultando la carta blanca del “modelo” al trabajo esclavo -los talleres clandestinos que funcionaron bajo la vista gorda de Tomada, Scioli y Macri. La catástrofe migratoria, y la rebelión que ha comenzado, debe convertirse en una gran batalla para que los trabajadores no paguemos la factura de la crisis capitalista internacional. Es necesaria la intervención de la izquierda revolucionaria, y en primer lugar del Frente de Izquierda en Argentina, en apoyo a todas las demandas de los refugiados: asilo incondicional y sin cupos; asistencia estatal integral, abajo las deportaciones y los “centros de traslado”, derecho al trabajo; ¡Fuera el imperialismo de Asia, Africa y de todas las nacionales ocupadas! Repudio de las deudas usurarias. Unidad de la clase obrera mundial contra la barbarie capitalista, por el socialismo internacional.


Organicemos una jornada de movilización en Argentina, llevando estos reclamos a las sedes o embajadas de la Unión Europea.