“La rebelión norteamericana es la expresión de una crisis de fondo”

Intervención en la mesa-debate "Crisis mundial y rebelión en el imperio"

Ante todo quiero decirles que los conceptos que volcaremos en esta mesa son parte de la “Contribución” que hemos presentado por escrito las compañeras y compañeros del Partido Obrero y seis organizaciones latinoamericanas, que está a disposición de todos ustedes para el debate de esta conferencia.

Hoy Estados Unidos no sólo es el epicentro de la pandemia y de la crisis mundial, sino que es el escenario de una sostenida rebelión popular. Esto, en el corazón del imperialismo, caracteriza la situación mundial y todo el proceso económico y político, impulsando los movimientos de masas en todo el planeta.

Aquí se ha dicho, por lo menos desde 1968 no hay una rebelión similar. Y esta vez, el levantamiento de la población afroamericana fue acompañado por sectores multirraciales, en unidad de explotados.

Para el Partido Obrero es la expresión de una crisis de fondo. La cuestión racial ha empalmado con la pandemia y la crisis capitalista. Lo demuestra que en la previa de la rebelión popular por el crimen de George Floyd hubo una ola de huelgas de trabajadores precarizados, también de sindicatos, lo ha habido después de la primera fase de la rebelión, se van enlazando unas con otras en un ascenso que no tiene registros desde la década del 30, con el gran ascenso obrero desde aquella década donde nace la CIO.

Por eso hemos incorporado a EEUU en común con los compañeros del Frente de Izquierda en el eje de esta Conferencia que consideramos un hito extraordinario ante la inevitable continuación de la senda de rebeliones populares latinoamericanas. Esta conferencia es un reagrupamiento de cara a ese proceso político y supera la propia expectativa del PO cuando la propusimos a nuestros compañeros del FIT-U de Argentina la realización de esta conferencia. Por eso vamos a luchar para que sea el punto de partida de una continuidad en la estrategia de intervención de la izquierda revolucionaria mediante una versión presencial en cuanto nos sea posible.

 

La economía mundial ha entrado en una depresión, lo cual supone cierres y quiebras, deflación de precios y desocupación masiva. Pero no se trata solo de despidos y de una ofensiva contra los trabajadores, es además, la quema de fuerzas productivas, los choques intercapitalistas, la bancarrota de un sistema que presenta ante los ojos de las masas su quiebra e inviabilidad. Por eso, como la crisis del 30, se trata de un período histórico de agravamiento de la lucha de clases y por lo tanto de guerras, de revolución y contrarrevolución, como claramente ocurrió en la década del 30 que desembocó en la segunda Guerra Mundial, no sin pasar por el nazismo por un lado y los procesos revolucionarios de España o Francia por el otro.

El verdadero comienzo de esta crisis capitalista es el crack financiero de 2008. Pero su peculiaridad es que se produce después del proceso de restauración capitalista iniciado en Europa del Este, Rusia y China, tras la degeneración estalinista y la caída del muro. En lugar de abrir un período de ascenso capitalista que algunos llegaron a llamar el fin de la historia, incorporó a los ex Estados Obreros a la crisis capitalista mundial.

El rescate de los Estados a los grupos económicos y a la banca después del 2008 ha postergado la depuración de capital sobrante, clásico de las grandes crisis. Pero la caída tendencial de la tasa de ganancia ha hecho su trabajo implacable, multiplicando una sobreproducción mundial lo que a su vez vuelca más y más capital ficticio al mercado financiero que ya supera varias veces el PBI mundial. Otro PBI mundial lo representan las deudas corporativas. Las potencias están tan endeudadas como Argentina y deberán descargar su crisis contra los trabajadores y contra las naciones semicoloniales del planeta.

Desde 2008 el rescate hizo que la bancarrota del capital pasara del capital a los bancos, de ellos a los Estados, de allí a los bancos centrales, ahora todos están en rojo. El período previo a la pandemia se caracterizó por las guerras comerciales, devaluaciones competitivas, por la fuga de capitales de los emergentes, por la recesión mundial e incluso por enfrentamientos bélicos, un tema sobre el que vamos a volver. Con la pandemia de por medio la OIT ha pronosticado 400 millones de desocupados entre los trabajadores formales, tal vez dicen hasta el 80% de los informales.

La magnitud y el alcance histórico de esta crisis se explica porque no empezó con la pandemia, sino que solo se agravó con ella, es preexistente y se prolongará mucho más allá de la epidemia. Esta es la premisa para la intervención de los revolucionarios. Para quienes construimos un partido de combate. La declinación del capitalismo imperialista que definió Lenin hace más de cien años entra en uno de sus períodos donde la tendencia a la disolución del capital y a la catástrofe social se desenvuelve con toda su fuerza, creando las premisas objetivas para el surgimiento de situaciones revolucionarias. En ese lugar ubicamos a esta Conferencia Latinoamericana y de los EE.UU. sin precedentes, la ubicamos para el trabajo subjetivo de la izquierda revolucionaria.

Los planes de rescate están activando una bomba de tiempo. Con la capacidad de endeudamiento saturada, están echando mano a una emisión gigantesca. El hecho de que no se traslade a los precios (momentáneamente, como consecuencia de la recesión reinante), no impide que se haya producido ya una desvalorización del dólar y del euro, de las monedas centrales, con la tendencia a la fuga hacia el oro. El Partido Obrero lo viene pronosticando hace bastante tiempo y en estos días se ha producido justamente ese fenómeno. La emisión gigantesca a la que se está echando mano anticipa el descalabro posible del sistema monetario y de las relaciones económicas internacionales.

En los últimos meses los activos financieros de la Reserva Federal norteamericana se han expandido a más de 7 billones de dólares. Un símil yanqui de las Leliqs argentinas, que han llegado a una cifra sideral que agrava el default de la Argentina.

La ilusión de que se puede crear riqueza al margen del trabajo se rompe y la ley del valor aparece con toda su fuerza. Las leyes de la economía y de la crisis capitalista se abrirán paso aún bajo las maniobras más sofisticadas del capital y de los Estados. Llegado este punto nos interesa destacar que China no podrá oficiar de locomotora de la recuperación como lo fue antes y aún después de 2008.

Dijimos que es un período de guerras por razones muy fundadas. La guerra comercial, derivada de la impasse capitalista, viene estimulando que se aviven todas las disputas interimperialistas, por un lado, y por otro, la tentativa del imperialismo, empezando por el norteamericano, por colonizar China y el ex espacio soviético, para llevar el proceso de restauración capitalista hasta el final.

Esto tiene consecuencias enormes. Tras la sangrienta guerra civil en Siria, se intensifican las operaciones en Medio Oriente por parte del imperialismo y el Estado sionista contra el heroico pueblo palestino, se reabre el conflicto bélico en el norte de Africa, con la guerra en Libia; sigue latente el conflicto de Ucrania; la guerra en Afganistán que no acaba; está el conflicto con Corea del Norte. Lo tenemos también en América Latina bajo el despliegue militar norteamericano que rodeó a la operación golpista de Guaidó contra el gobierno de Venezuela, con más y más bases militares en Colombia, con las tropas de ocupación en Haití, con las operaciones golpistas de Trump, Bolsonaro y la OEA en Bolivia. Recientemente en Cachemira donde disputan India y Pakistán y en el conflicto bélico de Azerbaiyán y Armenia. En todos los casos está el imperialismo norteamericano y las potencias europeas detrás y por otro lado, China o Rusia, o ambos, directamente o indirectamente a través de potencias regionales.

Como en el ‘30, lo quiero decir con todas las letras, es una caracterización del Partido Obrero, las conflagraciones entre las potencias no escapan a la etapa abierta, esto es importante marcarlo ante la clase obrera, porque el efecto de las guerras interimperialistas para imponer derrotas a las clases trabajadoras y a las rebeliones populares es muy importante. Nouriel Roubini, un economista capitalista que se hizo famoso por pronosticar la crisis de 2008, ha dicho que de la actual “guerra fría” entre Estados Unidos y China se puede pasar a una “guerra caliente”. De hecho, se están produciendo enfrentamientos en distintas regiones del mundo que tienen este contenido. Lo cual no quiere decir que China sea una potencia imperialista ni esté en igualdad de condiciones con Estados Unidos. El problema de completar la restauración capitalista en China y en Rusia es parte de la actual crisis mundial.

Los socialistas sabemos por experiencia histórica el potencial de confusionismo en la clase obrera que tiene el chovinismo y estos discursos nacionalistas que están enarbolando los gobiernos bonapartistas que andan por distintos lugares del mundo.

En un período marcado por la rebelión popular en EEUU, por las rebeliones populares de 2019 en América Latina la burguesía se prepara para una etapa de tipo revolucionaria. Ahí cobra todo su valor esta conferencia que creo que es un acontecimiento en la izquierda revolucionaria mundial para preparar a los trabajadores.

La burguesía se vale de gobiernos de ofensiva directa contra las masas, lo tenemos a Trump, Bolsonaro, Boris Johnson, tenemos a las derechas de Piñera, Macri, Duque. Pero por otro lado tienen su plan B, con algunos gobiernos de la desgastada socialdemocracia europea, pero también con Podemos, con Syriza, con el Bloco de Esquerda en Portugal, las izquierdas fondomonetaristas que han logrado un lugar en distintos países de Europa. Por otro lado, lo tenemos con el Grupo Puebla en América Latina. Los ex gobiernos del Grupo Puebla fracasaron en todo el ciclo de nacionalismos y gobiernos de centroizquierda en Brasil, en Ecuador, en Argentina misma, y abrieron el ingreso a la derecha. Hoy están en la gatera, están en el banco de suplentes, hablando en términos futbolísticos, como plan B de la burguesía cuando es inevitable usar un gobierno de contención ante el fenómeno de las rebeliones populares o potencialmente ante el fenómeno. Entonces eso lo hemos vivido en la Argentina, lo estamos viviendo con el gobierno de Alberto Fernández, porque es un gobierno que está aplicando el rescate de la banca que nos lleva de cabeza al FMI con la cooptación de toda la burocracia sindical y la centroizquierda.

Para terminar. Como en Chile planteamos Fuera Piñera para abrir un curso revolucionario en la crisis, en EEUU impulsamos el Fuera Trump, para asestar un golpe mortal al imperialismo y a la política de recambio de los demócratas. El derrumbe de Trump no lo ha conseguido la candidatura carismática de Joe Biden. El derrumbe de Trump no es resultado de la potencia electoral de los demócratas, fue logrado por las masas en la calle. Y acá gran parte de la izquierda norteamericana, en particular la que se ha encolumnado detrás de Bernie Sanders con Demócratas Socialistas (DSA), no apoya el reclamo de autonomía de muchas organizaciones de la comunidad negra. Ellos hablan con lenguaje clasista para disimular que están entregando el movimiento a los demócratas, al recambio demócrata que es el recambio del establishment. Es falsa su crítica por izquierda con lenguaje clasista. Nosotros reivindicamos el planteo de la autonomía de la población negra para enlazarlo con la lucha anticapitalsita. Porque esa población negra declara al Estado norteamericano como su enemigo y declara a todos los pueblos antiimperialistas del mundo como sus aliados. Nos declaramos sus aliados desde esta conferencia internacionalista.

Esta posición vale también frente al feminismo pluriclasista que reduce la opresión de la mujer a una cuestión de género, como si el patriarcado fuera una variante ajena al capitalismo. Nosotros unimos todos los reclamos del movimiento de la mujer, lo tomamos pero lo unimos a la emancipación de toda opresión del hombre por el hombre. La emancipación de la mujer será obra de la emancipación de los trabajadores de toda opresión.

Finalmente, ante esta crisis histórica del capital planteamos la vigencia de la dictadura del proletariado y el socialismo, la vigencia de la revolución de octubre que abrió la era de la revolución socialista, de la lucha contra su degeneración burocrática, y por superar la crisis de dirección revolucionaria del proletariado.

Por eso venimos a plantear la construcción de partidos revolucionarios que luchen por el gobierno de los trabajadores, por la unidad internacional de la clase obrera, por la reconstrucción de la Cuarta Internacional y desde ese lugar rescatamos esta gran convocatoria del Frente de Izquierda de Argentina.