La revolución vietnamita de 1945 y la vitalidad del trotskismo

Simposios temáticos del evento online “Trotsky en permanencia”.

El jueves 5 se desarrolló el séptimo de los simposios del evento online “Trotsky en permanencia”, puesto en pie por los organizadores del encuentro internacional dedicado al revolucionario ruso en La Habana, en 2019. Expusieron Rafael Santos (dirigente del Partido Obrero), Marcelo Novello y Santiago Morimbondo.

Rafael Santos se refirió al trotskismo durante la revolución vietnamita de 1945. Señaló que la elección del tema obedecía a la necesidad de desmitificar la idea de que después de la II Guerra Mundial el trotskismo quedó relegado a la marginalidad en todo el mundo y que todo el campo político revolucionario habría quedado copado por el estalinismo.

Influencia política

Santos explicó que el PC de Indochina creado en 1930, adoptó en sus orígenes –siguiendo una orientación stalinista- a una línea ultraizquierdista, llevando a cabo levantamientos agrarios sin preparación. Pero en forma simultánea, un grupo de jóvenes vietnamitas, basado en las observaciones críticas de Trotsky a la Internacional Comunista (IC) estalinista por su rol en la derrota de la revolución china de 1927, empieza a evolucionar hacia la Oposición de Izquierda. Estos militantes fueron agrupando una vanguardia y se declararán partidarios de la IV Internacional, haciendo un trabajo en las fábricas y principales ciudades del sur de Vietnam. En la década del 30 constituyen un frente con el PC (1933-1937) siguiendo las orientaciones de Trotsky, quien sobre la base de la crítica a la política del período ultraizquierdista del estalinismo, plantea el frente único para enfrentar el fascismo. Este frente único progresa y en 1935 se presenta para elecciones al parlamento indochino, obteniendo cuatro de los seis diputados para Vietnam (2 el PC, 2 los trotskistas). El frente se rompe cuando la burocracia de Stalin llega a un acuerdo con Francia, potencia colonial en Indochina, que lleva a una retracción de la política antiimperialista del PC indochino. En 1939, con el pacto Hitler-Stalin, el estalinismo abandonaría esos acuerdos con Francia.

El trotskismo llegó a tener más de 5 mil militantes en Vietnam. En 1939 gana las elecciones en la comuna de Saigon con el 80% de los votos. Los trotskistas ganan gran popularidad porque se oponen a un impuesto para financiar la “defensa” de la colonia francesa contra la amenaza de una guerra con Japón, apoyado por los demás partidos (incluyendo el estalinismo).

En 1940, Japón invade Indochina y al mismo tiempo se forma en Francia una zona títere liderada por fascistas franceses (el gobierno de Vichy). Las autoridades coloniales de Indochina se transforman en un gobierno títere del imperio japonés. En esta etapa se desarrolla una fuerte represión contra las organizaciones obreras.

La revolución de 1945

El final de la guerra, con la capitulación del Japón, crea un vacío político, y en este contexto se da la revolución de 1945. En el sur los trotskistas impulsan comités populares que se transforman en organizaciones cuasi-soviéticas. El PC que se había disuelto en un frente con formaciones nacionalistas, establece en el norte un gobierno frentepopulista con ellas y ante el rápido avance de la radicalización, decreta la independencia y comienza una política de contención de la revolución. Es que, como parte de los acuerdos de posguerra, el imperialismo y el estalinismo habían pactado que el norte quedara en manos de ese gobierno y el sur quedara en poder del imperialismo francés, que iba a ser reconstruido, volviendo a entregarle las colonias perdidas durante la guerra (Indochina, Argelia). El PC llama al “orden” y a cesar con las ocupaciones de tierras. Interinamente, mientras la Francia imperialista retomaba su dominio, los ingleses ocuparían el sur de Vietnam y la tropa anticomunista del chino Chiang Kai Shek el norte, para garantizar el orden impidiendo el desarrollo de la revolución en marcha.

El PC stalinista se lanza a una represión de los revolucionarios, para garantizar este freno.

El 2 de septiembre se produce una masiva movilización con un gran protagonismo de los trotskistas (pancartas, banderas de la IV Internacional, un trotskista fue elegido presidente del Comité Central de los más de 150 Comités Populares constituidos) contra el desembarco británico en el sur, que es ametrallada. El PC stalinista es el brazo ejecutor de esta represión (disolución de los Comités Populares, detención de los dirigentes trotskistas, etc.). Los soldados británicos desembarcan sin resistencia, son recibidos por el stalinismo dirigido por Ho Chi Min con carteles de bienvenida. Pero 10 días después estalla el levantamiento en Saigón contra los británicos. Durante muchos días se desarrolla una fortísima lucha en los puentes y barrios que culmina con una represión sangrienta. Simultáneamente, los trotskistas son detenidos, torturados y asesinados por comandos estalinistas, como antes se había desarrollado en España contra el POUM y otros revolucionarios. O con los “procesos de Moscú” contra la vanguardia revolucionaria rusa.

Pero, lo fundamental de la intervención de Santos no es solo rescatar la verdad histórica sobre la revolución vietnamita de 1945. Sino señalar el ocultamiento por parte de la dirección de la IV Internacional, dirigida entonces por sectores revisionistas, que culminaría años más tarde en el llamado Secretariado Unificado (SU), de la experiencia vietnamita. Esto porque se evidenciaba que el trotskismo podía haberse constituido en una alternativa concreta, con un desarrollo político con una línea opuesta a la de la colaboración de clases. Y también, porque ocultaba el rol abiertamente contrarrevolucionario del stalinismo. No fue el único caso donde los trotskistas se constituyeron en fuertes alternativas políticas (Ceilán, Bolivia). Reconocer esto echaba al tacho de basura la teoría acomodaticia de los revisionistas de que los trotskistas estaban destinados a la marginalidad y que el movimiento revolucionario fue canalizado por el stalinismo. Y obligaba a un balance real de la política seguida durante la guerra y después, y de la propia responsabilidad de parte importante de la dirección cuartainternacionalista. El pronóstico político de Trotsky de que la crisis de la guerra permitiría salir con fuertes partidos revolucionarios se mostraba correcto. Santos explicó que el ocultamiento se debía a que, bajo la tesis ya mencionada de que el estalinismo había ocupado todo el espacio político, los revisionistas propiciaban el entrismo y subordinación de las corrientes trotskistas a los PC. Un planteo nefastamente liquidacionista. La compañera de Trotsky, Natalia Sedova, escribió entonces, junto a otros militantes, un documento dirigido a la IV Internacional, en que señalaba que la dirección había abandonado a la sección indochina y no se denunciaba el crimen de Ta Thu Thau, uno de los líderes trotskistas más destacados, para favorecer una política de apoyo a Ho Chi Min y el stalinismo.

Esta tendencia liquidacionista del SU se manifestó después en su política de apoyo al foquismo, etc.

En las últimas décadas -continuó Santos- el SU planteó su renuncia a la estrategia de la dictadura del proletariado y a la construcción de partidos militantes revolucionarios y los reemplazó por movimientos amplios, de tendencias, que no intervienen en la lucha de clases. Mencionó la debacle del NPA francés, que pasó de 11 mil militantes a apenas un millar en una década, sumergido en una profunda crisis por su orientación pro frentepopulista y democratizante.

“En la lucha por construir partidos revolucionarios, reivindicamos la trayectoria de los vietnamitas”, concluyó.

Trotsky, Clausewitz y la revolución de los claveles

Novello expuso sobre el trotskismo y la revolución portuguesa (1974/75). Se refirió al levantamiento que barrió con la dictadura de Salazar e identificó las corrientes trotskistas presentes en ese momento en el país (la Liga Comunista Internacionalista, vinculada al SU de Ernest Mandel; el Partido Revolucionario de los Trabajadores, alineado con el morenismo; un sector asociado a la OCI lambertista que hacía entrismo en el Partido Socialista; en tanto que la tendencia inglesa de Tony Cliff tenía lazos con el Partido Revolucionario del Proletariado/Brigadas Rojas), abordando las fuertes diferencias entre ellas. El tema, mencionó, no ha sido abordado en todas sus aristas o directamente ha sido omitido.

Santiago Marimbondo hizo un parangón entre la obra del general prusiano y teórico militar Carl Von Clausewitz y el trabajo “Clase, partido y dirección” de León Trotsky. Se refirió a la guerra como una exacerbación de los conflictos políticos, en línea con Clausewitz, y ubicó a Marx y Engels entre los grandes teóricos de la guerra.

El evento “Trotsky en permanencia” cuenta con tres mesas-debate y ocho simposios temáticos, en los que participan referentes de corrientes trotskistas del continente y académicos de izquierda. Entre la gran diversidad de temas abordados figuran la actualidad del trotskismo, el trotskismo y el arte y la historia del trotskismo en diferentes países.