La segunda masacre de Qana

Militantes por la IV Internacional

Una nueva masacre se ha producido en el sur del Líbano a manos de la aviación israelí. El resultado: casi 90 muertos en Kafer Qana, la mitad niños, que se refugiaban en el sótano de un edificio por los bombardeos. La misma aldea había sufrido, en abril de 1996, la operación “Viñas de Ira”; 106 personas murieron en el ataque. Fue la mayor masacre desde la conocida matanza en los campos de refugiados de Sabra y Shatila en 1982. Ambas masacres fueron perpetradas bajo la responsabilidad directa de ministros de Defensa “laboristas”.


En el marco de la presente guerra en el Líbano, el régimen sionista vuelve a mostrar sus características fundamentales: la utilización de su maquinaria bélica para matar, destruir e intimidar y, en definitiva, erradicar a los pueblos de la zona. El bombardeo sobre el Líbano ha sido sobre blancos civiles indiscriminados. La cháchara sobre las bombas teledirigidas y exactas ha mostrado ser una mentira rotunda; asimismo, el bombardeo de una base de Unifil durante la semana pasada, donde murieron cuatro soldados de la ONU, no puede atribuirse a un error, ya que dicha base es totalmente visible y reconocible desde decenas de kilómetros.


Luego de miles de toneladas de bombas contra la población civil y contra la infraestructura libanesa y palestina, utilizando bombas prohibidas (uranio empobrecido, bombas de fósforo), el sionismo no ha podido quebrar a Hezbollah ni a la resistencia palestina. La negativa a un cese del fuego y la planeada invasión masiva al sur del Líbano debía ser acompañada por una “limpieza” de la zona. No se trata pues de algo no previsto: la masacre estaba implícita en la política sionista/imperialista de empleo masivo de explosivos contra centros de población civil.


Durante los primeros minutos luego de conocida la masacre, los generales del ejército israelí explicaron por radio que Kafer Qana era una base de lanzamiento de misiles y un blanco necesario. Lo mismo dijo el ministro laborista Herzog frente a las cámaras de la televisión. Por supuesto que ésta no es la única mentira difundida por el gobierno Olmert-Peretz en estas dos semanas y media. La aldea de Bint Jbeil fue declarada “tomada” varias veces durante la semana pasada, cuando la verdad es que las tropas israelíes fueron rechazadas varias veces con muchas bajas. Bint Jbeil fue luego totalmente demolida desde el aire, al mejor estilo de las represalias nazis durante la Segunda Guerra Mundial, pero todavía no está claro si además de las decenas de cadáveres de pobladores de la aldea, los sionistas impusieron bajas importantes a Hezbollah. Hasta los mismos periodistas de la televisión israelí, totalmente identificados con el ataque al Líbano, preguntaban al comandante de la División Norte por qué no se mostraban las fotos de los cadáveres para ‘levantar’ la moral de la población judía que se encuentra en los refugios de Galilea.


Horas más tarde de la masacre de Qana, el Comando General presentaba películas que “probaban” que debajo de los edificios de la aldea se escondían camiones que servían para el lanzamiento de misiles. Entonces, el bombardeo no fue un ‘error’ sino un objetivo premeditado. La conclusión es que el bombardeo de Kafer Qana fue totalmente premeditado. Lo dijo un vocero del ejército: la población civil libanesa está “envuelta” de una forma u otra en la resistencia. Aquí está presente una política de transferencia de población, o sea de ‘limpieza étnica’. El comandante en jefe del Ejército, el general de aviación Dan Halutz, ya había declarado, cuando asumió, que cuando dejaba caer una bomba apenas ‘sentía’ “una leve sacudida en el ala”.


La masacre de Kafer Qana consiguió que las masas e incluso la burguesía proimperialista del Líbano se uniesen formalmente contra el sionismo. Una semana antes, los mismos diarios israelíes informaban que el 96% de los chiítas, el 73% de los sunnitas, el 54% de los cristianos y el 40% de los drusos apoyaban la acción de Hezbollah. Otra encuesta posterior del Beirut Centre for Research destacó un apoyo del 87% por parte de los libaneses de todas las religiones y sectas “a la resistencia que lucha contra la agresion israeli en el Libano”


Aunque el gobierno de Bush ha impuesto a los sionistas una tregua de 48 horas en los ataques aéreos, Olmert y Peretz han seguido atacando desde el aire el sur del Líbano y doblaron el número de tropas israelíes en ese territorio.


La masacre de Qana ha vuelto ha mostrar que el régimen sionista no ha abandonado, ni por un momento, su política de erradicación de la población árabe, fundamentalmente de Palestina, y accesoriamente de todos los territorios que define como su zona de protección. Por esta vía marcha a su propio aniquilamiento.