La situación internacional después de la derrota de Aznar

La caracterización del atentado de Al Qaeda en Madrid ha suscitado resonantes divergencias en todo el mundo. Para el editorialista del Financial Times “es muy evidente” que los atentados de Madrid constituyeron “un resonante triunfo del terrorismo” (17/3). Para Martin Wolf, la derrota de Aznar, buscada por el atentando, hace avanzar a Al Qaeda hacia el objetivo de “la retirada de los infieles de las tierras del Islam”. Cualquiera se da cuenta, sin embargo, que “los infieles”, después del atentado, están dispuestos a intervenir más que nunca en Medio Oriente.


El anuncio de Zapatero de que retirará las tropas españolas de Irak “a menos que exista un mandato de la ONU” es un llamado a la negociación. Por eso, el secretario de Estado norteamericano Powell; el ministro de Asuntos Exteriores británico, Straw, y hasta el subjefe del Pentágono, Wolfowitz (uno de los más duros defensores del “unilateralismo”), hicieron público que una nueva resolución de la ONU sobre Irak sería “muy positiva” y que sus gobiernos ya la estaban impulsando desde antes del reclamo de Zapatero.


Es que el planteo de Zapatero apunta a superar el pantano de la ocupación norteamericana de Irak. Por eso lo apoyan el candidato demócrata Kerry y los centroizquierdistas italianos del Olivo. La necesidad de sacar a Bush, no de Irak, pero sí de la crisis de la ocupación, la revelan las denuncias de altos jefes de los servicios de inteligencia norteamericanos contra el “desinterés” de Bush en la “lucha antiterrorista”.


Cualquier cosa que haga la ONU reforzará la ocupación por parte de EE.UU., que es su principal potencia militar. En cuanto a la Otan, que actuaría bajo mandato de la ONU, su capacidad operativa también reposa en los norteamericanos. Los principales países europeos de la Otan, Francia y Alemania, no podrían sumar contingentes importantes, ya que sus tropas se encuentran empeñadas en las “misiones” en Afganistán y los Balcanes. Es significativo que, mientras amenaza con retirar a los soldados españoles de Irak, Zapatero acaba de anunciar el reforzamiento del contingente hispánico en Afganistán.


El tema del mandato de la ONU en Irak recubre, en realidad, una disputa sobre todo de Medio Oriente y Asia Central. Las divergencias interimperialistas se han puesto de manifiesto frente a la situación palestina: Europa ha repudiado el “plan” de Bush de establecer un “Gran Medio Oriente” y la política de Sharon, férreamente sostenido por Estados Unidos.


De este cuadro de conjunto, emerge un movimiento contradictorio, porque mientras aparece a primera vista la disposición de los diversos protagonistas a buscar un acuerdo en la ONU, nadie quiere concretarlo. El canciller francés hizo públicas sus dudas acerca de “la oportunidad política de la transferencia a la Otan” y dejó entender que “no tendrá lugar” (Le Monde, 17/3).


Para contrarrestar la derrota de Aznar, Bush ha lanzado operaciones en Pakistán para capturar al segundo de Al Qaeda (con el concurso del gobierno militar), ataques renovados en Afganistán y, especialmente, el asesinato del líder político del Hamas.


La ocupación de Irak o de Afganistán es la manifestación brutal de un reordenamiento de las relaciones entre Estados, que no será frenado por atentados.


 


Golpe de Estado


El cineasta Pedro Almodóvar dio estado público a un rumor que corría ampliamente al día siguiente de las elecciones: que ante la inminencia de la derrota electoral, Aznar proyectó suspender las elecciones, decretar el estado de sitio y disolver por la fuerza las manifestaciones y cacerolazos que se desarrollaban frente los locales del Partido Popular en repudio al gobierno. “Algunos exponentes del PP –informa Corriere della Sera (17/3)– reconocieron la existencia de esta hipótesis.” El golpe de Estado falló porque el rey Juan Carlos se negó a firmar los decretos correspondientes.


Nuevamente, como en el Tejerazo (el golpe franquista de la década del ‘80), el rey salvó al régimen político que incluye, en primer plano, a la monarquía; es decir que se salvó a sí mismo y a los parásitos que lo rodean. El Borbón volvió a evitar un “paso en falso”.


 


Chantajes y democracia


Más de un editorialista norteamericano dice que los pueblos de España “han cedido ante el chantaje terrorista”. Los “demócratas” lisonjean al pueblo cuando éste vota lo que ellos quieren.


Los pueblos de España estuvieron a la cabeza de las movilizaciones contra la guerra de Irak (el 90% de la población está contra la guerra). Su oposición a la guerra no es la consecuencia de los atentados; éstos sólo la colocaron en el primer plano de sus preocupaciones políticas; por eso, las manifestaciones y cacerolazos contra el gobierno del sábado por la noche, en la víspera de las elecciones.


Que Aznar haya sido derrotado por sus intentos de manipular la información, sólo es cierto en el sentido de que si admitía la responsabilidad de Al Qaeda iba a la derrota electoral, debido al repudio popular a la guerra y a la participación de España en la ocupación de Irak.


Uno de los que acusan a los españoles de “haber cedido” ante los terroristas, afirma que “Zapatero sólo puede redimir a la democracia española si repudia el mandato popular que recibió y anuncia que no se retirará de Irak” (Edward Luttwak, The New York Times, 16/3). Una significativa muestra de que la democracia capitalista sólo funciona entre aguas estancas, no resiste una agitación popular o el depertar de las conciencias.


 


Negocios


Los diarios financieros especulan que a la caída de Aznar le seguirán la de varios de sus amigos que dirigen las más importantes empresas españolas: Repsol, Telefónica y Endesa. Aunque estas compañías “están sólidamente en manos del capital privado” (The Wall Street Journal, 16/3), el Estado español mantiene en la mayoría de ellas un poder de veto; y es el que fija las regulaciones. “Esto significa que la mayoría de los directorios de las grandes compañías españolas pronto podrán enfrentar cambios.”


Es decir que han quedado en peligro las alianzas financieras con el capital norteamericano, que impulsaba Aznar, y habrá un giro hacia las alianzas financieras con Europa. Zapatero se ha declarado partidario de un “realineamiento de fuerzas de la Unión Europea contra Estados Unidos”. En este caso, ¿cuál será la política de los norteamericanos frente a la competencia de los españoles en América Latina, donde radican sus principales inversiones? The Wall Street Journal (16/3) advierte: “Sería bueno aconsejar a Zapatero que no sea indiferente a los deseos de los inversores institucionales”… (norteamericanos).


 


La batalla por Europa


La victoria de Zapatero inclinó la balanza a favor del bloque franco-germano, en oposición a los pro-norteamericanos (Gran Bretaña, Italia, Polonia). Zapatero anunció que intenta recrear “relaciones magníficas” con Francia y Alemania y avanzar en la aprobación de la Constitución Europea. Una parte de la derecha alemana (la Democracia Cristiana tiene una línea proyanqui) acaba de romper filas a favor del bloque franco-germano-español. También ha provocado la renuncia del primer ministro polaco, aliado de Aznar y Bush.


La batalla por la dominación de la Unión Europea entre los “europeos” y Washington está en el centro de la crisis mundial.