La tormenta social en Asia

“Seúl recibe una advertencia de la bronca sindical”, tituló el Financial Times (27/11), a raíz de las declaraciones de Yoon Young-mo, secretario de la KCTU, la central sindical surcoreana, de que existe “una latente y muy peligrosa reserva de ira popular”. El derrumbe económico surcoreano amenaza con “triplicar el desempleo a alrededor del 8 por ciento” (ídem).


La ‘ira popular’ ya se ha expresado, masivamente, en las grandes movilizaciones de los trabajadores de la automotriz Kia y de los bancarios, que ganaron las calles contra las reformas exigidas por el FMI. La KCTU es una central ‘no reconocida’, que encabezó las luchas de fines de 1996 y que ahora está jugando el papel de contener a los trabajadores. “Respondiendo a los temores de los mercados … Yoon Young-mo dijo que los trabajadores están preparados para aceptar algunos sacrificios” (ídem).


Pero el vendaval en el ‘tigre’ asiático no es en absoluto una recesión pasajera. “La cuarta mayor constructora naval de Corea del Sur anunció la suspensión de la mitad de sus 6 mil trabajadores hasta el mes próximo, en el primer recorte en masa desde que Seúl pidió una ayuda de emergencia al FMI … otros conglomerados con situaciones muy embarazosas podrían seguir el ejemplo … Samsung anunció que reduciría sus inversiones por lo menos un 30%” (Gazeta Mercantil, 27/11).


La amenaza del movimiento obrero lleva a algunos analistas a hablar “de riesgos de golpe en Corea del Sur” (ídem, 6/11). De ahí que el dirigente de la KCTU ya citado, sostenga que la forma en que el gobierno enfrente la resistencia popular “será un real test de la madurez de la democracia del país” (Financial Times, 27/11).


La situación de todos los regímenes asiáticos es muy parecida. En Tailandia, las medidas antiobreras han provocado una ola de huelgas y la caída del primer ministro. Esas luchas y movilizaciones se extiende a todos los ‘tigres’. En el este de Java, Indonesia, la policía y el ejército patrullan las calles para prevenir una rebelión popular (The Wall Street Journal, 28/11).


La crisis se encuentra ya a las puertas de China y de la India. En China ya se ha licenciado, en los últimos años, a más de 10 millones de obreros del sector estatal, “y se calcula que otros 15 millones deberán ser despedidos en los próximos 2 años”. “Las autoridades (chinas) estiman (que los efectos de la ‘reforma económica’) implicarán una desocupación de 60 a 70 millones de personas. Sin computar los 300 millones de chinos que, fundamentalmente en las áreas rurales, viven con limitados recursos” (Le Monde Diplomatique, 11/97).


Y esto se decía suponiendo la continuidad indefinida del ‘boom’.

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