La vanguardia boliviana discute la situación latinoamericana


El Partido Obrero fue invitado por los compañeros de Agenda Revolucionaria de los Trabajadores de Bolivia a una gira por Cochabamba, La Paz y El Alto, para explicar y debatir la Tesis de la Conferencia sobre América Latina, aprobada en la Conferencia de Partidos de Izquierda que sesionó hace unos meses en Montevideo, convocada por el PO de Argentina y el PT de Uruguay.


Los debates giraron en torno del agotamiento general de los regímenes nacionalistas de América Latina como consecuencia de la crisis capitalista internacional, y se detuvieron especialmente en la experiencia que recorren los trabajadores bolivianos (y de toda Latinoamérica) con el gobierno de Evo Morales.


 


Ultimatismo


 


El POR considera que Morales ha perdido el apoyo de las masas y está ya en caída libre (“Frente a la defunción del MAS que se acerca indefectiblemente…”, dice el periódico del POR, Masas, el 28 de octubre). Y añade que “definitivamente las masas ya no esperan nada bueno de las futuras elecciones burguesas ni de la democracia burguesa, sólo confían en su movilización y su protesta como mecanismo de conquistas de sus reivindicaciones”. Por ello, el POR considera que “la tarea del partido revolucionario en la presente coyuntura es mostrar a los explotados el camino de su liberación, la posibilidad de la revolución social por la vía insurreccional y no por la parlamentaria” (Masas, 7/10).Un panorama fantasioso, pues asistimos a un evidente reflujo del movimiento popular, mientras la escena política sigue dominada por los partidos de la burguesía, empezando por el propio Evo, aunque su ascendiente está en retroceso.


 


Esa lectura del POR va de la mano de una postura ultimatista que espera que las masas “se eleven” al programa revolucionario, de lucha por la dictadura del proletariado. El POR sostiene esa posición desde hace décadas. Así, “la experiencia acumulada” ha permitido a las masas “acelerar su maduración política y superar el fenómeno evista en pocos años”; esto aunque Evo Morales va a cumplir…. ¡11 años! de gobierno. Un partido que lucha por la insurrección obrera no puede saltear ninguna etapa de la experiencia de las masas y eso plantea, por tanto, la necesidad de participar de los procesos electorales como escenario de agitación socialista y organización de los explotados (e incluso la conquista de posiciones parlamentarias que contribuyan a dicho fin).


 


La posición del POR en el plebiscito de febrero pasado, cuando convocó a votar por el No contra Evo Morales, fue una novedad: rompió el tradicional abstencionismo de esta corriente e hizo pensar a muchos que se abría una reconsideración de las tesis que guiaron al POR a la pasividad política cuasi sectaria durante décadas. Pero… el Congreso posterior del POR volvió a ratificar las tesis abstencionistas y propagandistas tradicionales.


 


El POR caracteriza ahora que hay un “renacimiento de la necesidad de un sindicalismo revolucionario con independencia política de clase y el potenciamiento de la ideología revolucionaria del proletariado entre las filas obreras, mineras y fabriles”. Que sobre esta base se promoverá “el nacimiento de una nueva clase obrera revolucionaria en Bolivia… Y de seguro que esto no lo lograremos por el camino electoral burgués, sino más bien potenciando las futuras luchas y formando cuadros revolucionarios obreros entre los jóvenes proletarios de hoy”.


 


La lucha del partido de la clase obrera no puede remitirse -con la gran importancia que tiene ganar los sindicatos para la causa revolucionaria- al sindicalismo. Sin intervención política no hay partido político de la clase obrera.


 


Oportunismo electoralista


 


Frente a esa parálisis del POR se ha desarrollado una tendencia oportunista: la de poner en pie un partido electoralista con la burocracia sindical. Eso fue el PT. Pero esa experiencia ha implosionado, prácticamente se ha autodestruido. Se ha comprobado que la burocracia sindical no puede impulsar un partido independiente de la clase, que esa capa social es tributaria de las diversas variantes burguesas y del Estado. Partidos de izquierda han participado plenamente en ese proceso -la Lorci (PTS) y ARPT (IS)- sin sacar un balance de por qué el fracaso. La burocracia sindical ha ido y venido con el gobierno de Evo Morales, ha usado la postura verborrágica para mejor cotizarse en el proceso de cooptación.


 


El FIT y el PO


 


La experiencia del PO y el FIT argentinos es seguida con mucho interés por amplias franjas de la vanguardia boliviana.


 


Algunos sectores de Bolivia atribuyen el ascenso del FIT a la unidad de la izquierda y su presentación electoral en común, como si eso fuera una panacea. Lo relevante es la fuerte delimitación política que desarrollamos contra el nacionalismo burgués en el poder. La constitución del FIT fue la resultante de esa tarea en el período precedente y su desarrollo actual y futuro depende de la continuidad y profundización de esa batalla.