Internacionales
18/11/2004|877
La “victoria obrera” de los agentes del FMI
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En la ultima edición de su periódico, el MST confirma, palabra por palabra, la caracterización, la denuncia realizada en Prensa Obrera hace dos semanas: que votó en forma consciente, total, acrítica, al candidato pro-imperialista en el Uruguay Tabare Vázquez y el Frente Am- Progresista-Nueva Mayoría.
Aplio-Encuentro
Curiosamente, el MST no menciona en ninguna parte a la Nueva Mayoría, armada para dar cabida a elementos burgueses recién llegados. Para el MST, “el triunfo del FA-EP es un triunfo político obrero y popular" (Alternativa, 5/11).
Ganó la burguesía, no los trabajadores. Si la victoria del FA-EP, como dice el MST es un "triunfo obrero y popular”, entonces lo que correspondía era votarlo con todo, a fondo, sin críticas, incondicionalmente. El MST presenta como un enorme “triunfo popular” la victoria del candidato respaldado por el imperialismo, por la burguesía uruguaya, por la plaza financiera de Montevideo, por Kirchner y Lula y por el conjunto de la burocracia sindical. Lo del “voto crítico" es apenas una cobertura para ‘consumo interno’.
Para el MST se registró una “derrota histórica del bipartidismo blanco-colorado” y se “sacó del poder a los viejos partidos oligárquicos” (ídem). Esto es falso por partida doble.
En primer lugar, porque el bipartidismo uruguayo está en crisis desde la década del ’60. En los últimos años, sólo logró mantenerse en pie con los fórceps de una reforma constitucional… que sólo pudo ser aprobada porque la respaldó el Frente Amplio. El FA viene gobernando Montevideo desde hace más de una década: ¿qué clase de ‘‘bipartidismo” es uno en el cual la principal ciudad, donde vive un tercio de la población del Uruguay, está en manos de un tercer partido?
Pero también es falso que el bipartidismo haya sido superado, si consideramos el contenido de clase del FA-EP-NM. La clase obrera ha votado por candidatos que representan intereses patronales.
En Uruguay, contra lo que dice el MST, triunfaron 1a burguesía y el imperialismo, que han sido capaces de “pilotear” la crisis del régimen de partidos históricos. La victoria del FA-EP- NM lleva al gobierno a un bloque que está en mejores condiciones para llevar adelante el mismo programa de los Battle y Sanguinetti. La victoria del FA-EP-NM constituye un principio de reconstrucción de la autoridad del Estado burgués sobre las masas. ¿Dónde está la “victoria obrera y popular"?
El FA se encuentra totalmente dominado por su ala derecha. La izquierda frenteamplista fue pulverizada electoralmente (perdió su representación parlamentaria), como estaba largamente previsto. ¿Qué clase de “triunfo obrero y popular" es aquel en que crece la burguesía y las tendencias de izquierda son aplastadas?
Aprendamos de Brasil
Hay una segunda razón por la cual el MST nos dice que “el triunfo del FA- EP es un triunfo obrero y popular”: porque “colocó a los dirigentes de masas en el gobierno” (ídem). Asegura que esto producirá una clarificación política, que ayudará a la “toma de conciencia” y que abrirá las condiciones para construir un partido revolucionario.
Todo esto, claro, es una completa arbitrariedad. Para demostrarlo basta ver el ejemplo de Brasil, tantas veces citado por el MST. Lula llevó adelante la política del FMI y los capitalistas. Sin embargo, en las recientes elecciones municipales la masa obrera siguió votando por Lula. Los obreros que votaron contra el PT, lo hicieron por los candidatos de la burguesía. ¿Dónde está la “clarificación política", no digamos ya la “toma de conciencia”? Para que esto ocurra debe haber un partido que haya combatido durante largo tiempo al frente popular, en lugar de apoyarlo, integrarlo y “celebrar” sus “victorias”.
Pero lo que muestra la experiencia brasileña, además, es que esa ruptura de los trabajadores con los “dirigentes de las masas” debe ser preparada políticamente de manera sistemática. El PSOL brasileño, que tantos elogios recibe del MST, fracasó antes de empezar porque fue incapaz de preparar políticamente esa ruptura: al igual que el MST, calificó el triunfo de Lula como “una victoria obrera y popular” y sólo se formó porque fue obligado a ello por la expulsión de sus parlamentarios. La falta de preparación política se evidencia en dos hechos: en que el PSOL prácticamente no arrastró a ningún sector significativo de la clase obrera brasileña, y en que, en su primera prueba política, las elecciones municipales, fracasó en toda la línea -no fue capaz de llegar a una posición única de voto-. En innumerables localidades llamó a votar a los candidatos del PT (en otras, en blanco o a otros partidos, incluso patronales). Es decir, llamó a votar por los candidatos del partido que gobierna junto al imperialismo y los grandes capitalistas brasileños.
Para que el descontento popular vaya hacia la izquierda, y no hacia la derecha, debe existir la actividad consciente y organizada de una vanguardia revolucionaria que explique que los “dirigentes de las masas” son enemigos del pueblo. En Uruguay, eso sólo lo hizo el PT. Para que un partido pueda aprovechar las “clarificaciones” que anuncia el MST, primero deberá romper con el Frente Popular y desarrollar un largo trabajo de penetración en las masas.
Justificaciones y calumnias
En un recuadro, el MST critica el artículo en el que Altamira califica su voto por el FA-EP-NM como “un voto por el imperialismo”.
Dice que es “una desproporción”, que “hace evidente una vez más el carácter profundamente, electoralista del PO”, comparar la traición del apoyo de la socialdemocracia a la guerra imperialista de 1914 con su voto al FA. No se trata de la “comparación”, sino de la capacidad para ir “contra la corriente” que transitoriamente beneficia al Frente Popular. Hay muchos otros ejemplos históricos que demuestran que enfrentar la corriente momentánea de la realidad política sirve para preparar una victoria revolucionaria. El MST no ha resistido la presión de la colaboración de clases adornada con el lenguaje de la “izquierda” y la “democracia”.
Además, el Mst nos dice que, en 1936, Trotsky llamó en España a votar por el Frente Popular. Pretender que Trostky apoyó al Frente Popular español es una calumnia sin precedentes contra el fundador de la IV Internacional. Pocas horas después de firmado su programa, denunció al Frente Popular como un intento de los partidos que están al frente de la clase obrera por "traicionar y agotar" la revolución. Trotsky jamás celebró, como hace el Mst en Uruguay, la victoria del Frente Popular como un "triunfo obrero y popular"; al contrario, pocas semanas después del triunfo señalaba que la primera obligación de los revolucionarios era "condenar y denunciar la implacablemente ante las masas política de todos los jefes que forman parte del Frente Popular" (12 de abril de 1936). El "todos", enfatizado por el propio Trotsky, no se refiere sólo al ala derecha del Frente Popular sino, también, a los dirigentes de su ala izquierda.
Pero, por sobre todo, el MST “olvida” la lección central de la revolución española: Trotsky caracterizó el ingreso del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) al Frente Popular como “una traición al proletariado en provecho de una alianza con la burguesía” (carta del 22 de enero de 1936). Esta caracterización le cabe completamente al MST, que está integrado al Frente Amplio desde 1971. No se trata, simplemente, del voto “táctico” sino de toda la política del MST de integración a la “coalición” (de la cual el voto es su consecuencia natural), es decir, al Frente Popular y a la colaboración de clases.
En el barco kirchnerista
El FA-EP-NM, como fenómeno uruguayo, se integra con el conjunto de gobiernos izquierdistas que en América Latina han sido cooptados por el imperialismo y específicamente por Bush -como lo prueba el envío de tropas a Haití-. Por eso Kirchner hizo una furibunda campaña por la victoria de Tabaré. La izquierda democratizante se ha integrado a estos regímenes de colaboración con el imperialismo en lugar de delimitarse políticamente de ellos. Los ha ganado la “táctica” de Carrió de “criticar lo malo y apoyar lo bueno”.
En oposición al rol de furgón de cola del Frente Popular y la colaboración de clases, llamamos a la izquierda latinoamericana a desarrollar sistemáticamente una altenativa obrera y socialista.