Las masacres en África

El ‘mundo occiden­tal’ se prepara de nuevo para una operación de socorro humanitario frente a la descomunal catástrofe humana que se está produciendo como consecuencia de la guerra en la frontera en­tre Zaire y Ruanda. Pero la guerra misma es de estricta responsabilidad del imperialismo ‘occi­dental’, que ha estado defendiendo con uñas y dientes su dominación en los países de la región. Lo que se encuentra en juego ahora son los riquí­simos yacimientos mine­ros del Zaire.


El detonante del pre­sente conflicto, la deci­sión del gobierno del Zai­re de aprovechar las riva­lidades entre las tribus hutus, refugiadas en su territorio, y tutsis, que gobiernan Ruanda, para anexar parte de este país, concluyó en un estrepito­so fracaso, que amenaza ahora con el desmembra­miento del Zaire. Ya hace bastante tiempo que los diversos jefes locales pro­curan establecer sus pro­pios dominios, en particu­lar instigados por las em­presas mineras. Sin em­bargo, la posibilidad de que el gobierno ruandés se apodere de regiones zaireanas y el peligro de un caos generalizado, ha puesto en movimiento a las cancillerías imperia­listas.


Francia y Bélgica son las potencias imperialis­tas tradicionales de la re­gión, pero la presencia norteamericana ha creci­do sin cesar. El gobierno francés está empeñado en derrocar al gobierno tutsi de Ruanda, luego de que fuera desalojado san­grientamente el anterior régimen hutu, sostenido por Francia. El ejército hutu, refugiado en el Zai­re, se mantuvo armado y entrenado desde su exilio, por parte de Francia, a la espera de la revancha. La instigación del Zaire a los hutus para que reabrie­ran la guerra civil en Ruanda, así como la ola de masacres contra po­bladores tutsis en el Zai­re, dieron origen a la ac­tual situación.


La intervención ‘hu­manitaria´ no se limita­rá, entonces, a proteger a los millones de personas que deambulan sin ali­mentos como consecuen­cia de la guerra, sino a imponer una ‘solución política´, que Chirac, de Francia, quiere que sea co-patrocinada por Clin­ton. Sin embargo, lo más probable, aseguran ob­servadores internaciona­les, es que tenga lugar un golpe de Estado contra el gobierno pro-minero del Zairey que el propio Zaire ingrese en una guerra ci­vil de la que sólo se salvarían los principales encla­ves controlados por los pulpos internacionales de la minería.