Las pérdidas de los bancos anuncian la depresión económica

Mayo ha sido el peor mes del año para los grandes bancos de inversión de Estados Unidos. Sobresalió JP Morgan, el cual tuvo una baja de 22,9%.


Las bajas se desencadenaron el 10 de mayo, cuando el JP Morgan anunció pérdidas por 2.000 millones de dólares a raíz de la venta de seguros de créditos por más de 100.000 millones de dólares. El deterioro de la economía global encareció estos seguros para el banco y le ocasionó pérdidas -las que pueden llegar hasta más del doble de lo informado.


Un banco responsable


JP Morgan es uno de los pilares del sistema financiero de Estados Unidos, sólo superado por Wells Fargo.


Durante la crisis bancaria de 2007/8, absorbió a otros bancos en problemas, en especial el Bear and Stern, para lo cual contó con el apoyo de la Reserva Federal (FED). Luego lo hizo con el Washington Mutual, uno de los mayores prestamistas privados de hipotecas.


El banco "ha recibido 390.000 millones de dólares de asistencia financiera, siendo uno de los bancos intermediarios de los 'programas de préstamos de emergencia'" (www.sanders.senate.gov). Ese mismo informe revela que, según una auditoria de la FED, la asistencia a los bancos ascendió a la cifra "de 16 billones de dólares en préstamos secretos de rescates de bancos norteamericanos y extranjeros".


El callejón de la banca


Las pérdidas de JP Morgan en operaciones de seguros para créditos nos acerca a la dimensión que tiene el llamado mercado de derivados, el cual movería entre 700 billones y hasta un trillón de dólares.


Los negocios se realizan con altos apalancamientos, o sea con una inversión mínima en relación con la inversión que se registra o con las garantías representadas por otros títulos (por ejemplo, bonos de hipotecas) comprados con el mismo procedimiento. Cualquier movimiento negativo desata ventas en cadena, las que generan enormes quebrantos, como ocurrió cuando se desvalorizaron los títulos hipotecarios en Estados Unidos, Gran Bretaña e Irlanda -y ahora, en España.


Regulación


Por estos días se debate, en el Senado norteamericano, la llamada regulación 'Volcker', que incluye la restricción para realizar este tipo de apuestas por parte de los bancos. El JP Morgan es uno de los principales opositores a esas limitaciones, las que entrarían en vigor en julio próximo.


Otros bancos han tenido grandes pérdidas en el mercado de derivados. El banco suizo UBS informó pérdidas de su filial en Londres por más de 2.000 millones de dólares (BBC, 18/9/11). El operador Jerome Kerviel, de Société Générale, está siendo juzgado como 'responsable' de pérdidas con derivados por 5.000 millones de dólares.


¿Las regulaciones impedirían estas apuestas financieras en el mercado de derivados? Los bancos las han realizado fuera de sus balances y evadiendo las regulaciones. Un ejemplo son los llamados 'vehículos de inversión'. Estos derivados fueron creados por Citigroup. En noviembre de 2008 tuvo que adquirir activos "contenidos en un vehículo estructurado de inversión asesorado por la empresa", porque habían perdido valor. La operación significó pérdidas de 1.100 millones de dólares para el banco. "Citigroup, el mayor gerenciador de estos fondos redujo los activos de 87 mil millones de sus SIV en agosto de 2007" (Bloomberg, 19/11/08).


Un problema sistémico


Desde la crisis bancaria de 2007/8, los bancos no han reducido los activos 'tóxicos' (desvalorizados o invendibles) en sus balances. Esta situación ahora se ha agravado por la evolución de la crisis. Un ejemplo es España, donde un solo banco (Bankia) necesita una inyección de 24.000 millones de dólares para seguir funcionando ante las pérdidas producidas por los préstamos hipotecarios. Para el resto de la banca española, los expertos calculan otros 40.000 millones.


Una especialista en temas financieros del Financial Times menciona que las pérdidas del JP Morgan son el resultado de los 'desbalances sistémicos'. Esto significa que la banca, a pesar de las enormes cifras que recibe de los bancos centrales, no encuentra negocios con 'retornos seguros'. La declinación económica ha producido enormes nichos de capital sin destino.


"Parte del problema radica en las ultra bajas tasas de interés. Esta semana, el rendimiento del Tesoro a diez años cayó una vez más, mientras los problemas de la eurozona se intensificaron (…) [Los] grupos de inversión en Estados Unidos están ahora llenos de dinero (más de 2 billones de dólares en el último recuento), pero les resulta más difícil que nunca encontrar un lugar para invertir" (G. Tett, Financial Times, 17/5).


Los instrumentos de los bancos centrales para contener la crisis -reducción a casi cero de las tasas de interés y una gigantesca emisión de moneda- se han transformado en un factor de agudización de la misma crisis. Los fondos de pensiones no logran reunir los resultados necesarios para pagar jubilaciones mínimas. Estados Unidos, por ejemplo, enfrenta un enorme agujero para pagar las jubilaciones de los próximos veinte años. La crisis va adquiriendo un carácter aún más 'sistémico', como lo es la liquidación de la posibilidad de lucro. Es el síntoma anticipatorio de la depresión. Los bancos, a pesar de las gigantescas cifras recibidas, no pueden movilizar el capital y sus apuestas, cada vez más riesgosas, arrastran a la economía mundial al estadio final de la bancarrota capitalista.