Internacionales
21/10/2004|873
Lecciones de la ambigua victoria del PT
Seguir
El voto de los trabajadores y los explotados fue al PT, el mismo que gobierna como correa del FMI. Inclusive en San Pablo, “Marta Suplicy ganó de lejos en los 15 barrios más pobres; su adversario tuvo un triunfo arrollador en los 15 más ricos” (Clarín, 5/10).
En la capital de Minas Gerais -Beto Horizonte- y en la más importante del Nordeste -Recife- la votación por los candidatos del PT fue plebiscitaria (70%). En Porto Alegre, el PT pasó a la segunda vuelta.
Luces y…
El PT, sin embargo, perdió en San Pablo y en San Bernardo do Campo, la cuna política de Lula, y en Riberao Preto, la ciudad que gobernó el actual ministro de Economía, Antonio Palocri. “Quien gane en San Pablo en la segunda vuelta tendrá una razón para declararse vencedor en las elecciones”, opina El País (6/10), en tanto que para el New York Times, el PT “no ganó donde importa”. Es claro que la burguesía quiere guardarse un candidato optativo, porque Brasil sigue en bancarrota y cualquier escaramuza financiera internacional puede acabar con el gobierno de Lula. Si el PT pierde en Porto Alegre en la segunda vuelta, habrá sufrido un fuerte golpe electoral en el sur industrializado de Brasil.
A los partidos derechistas aliados del PT les fue muy mal. Esto quiere decir que el electorado votó por Lula, pero no al gobierno de coalición con la derecha.
Otro factor que “encuadró” las elecciones es el respiro que encontró la economía brasileña en su marcha a la bancarrota, la que parecía inminente sobre el final del año pasado. Pero los datos del colapso no se han modificado; la insolvencia financiera y el quebranto siguen ahí, al igual que la desocupación masiva y la miseria social. Los planes “sociales” del gobierno han fracasado estrepitosamente y la situación de los “sin tierra” se ha agravado. Lula ha beneficiado a los pulpos agroindustriales y a Monsanto.
El “trotskista” a cargo del Ministerio de la Reforma Agraria está paralizado y sin fondos. De los miserables 480 millones de reales presupuestados para financiar algunos “asentamientos” no pudo ejecutar sino la tercera parte.
Prensa Latina (7/10) dice: “Hubo avances significativos de partidos como el de la Causa Operaría -PCO- (sección brasileña de la Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional) y el Partido Socialista de los Trabajadores Unificado -PSTU-”; claro que a partir de una votación muy minoritaria.
El balance de conjunto es que no siempre es suficiente que un gobierno se convierta en “traidor” para que sea castigado electoralmente por las masas; le puede quedar el recurso de ser un ‘mal menor’. La alternativa de derecha a Lula ha progresado más, ‘electoralmente’, que la de izquierda. Tampoco alcanza con improvisar una oposición de izquierda, que apoyó al potencial “traidor" hasta las vísperas. Es necesaria una preparación política profunda para ganar el derecho a ser la alternativa consecuente a los gobiernos “populares”, “nacionales" o “progresistas".