Las inundaciones en Derna, una ciudad ubicada en el este de Libia, dejaron más de 10 mil muertos y se estima que la cifra real podría superar los 20 mil, ya que hay miles de desaparecidos.

Derna, alguna vez conocida por sus bellas palmeras y sus casas pintadas de color blanco, fue afectada por la tormenta Daniel el domingo 10. Las intensas precipitaciones causaron  la rotura de dos represas sobre el río Wadi Derna que atraviesa la ciudad. Esto provocó una ola de siete metros de altura que barrió con edificios enteros, lanzándolos sobre el Mar Mediterráneo.

Hasta el día de hoy, el mar sigue vomitando cadáveres hacia la costa. Miles de personas permanecen bajo montañas de escombros. Ya hay más de 3 mil enterrados en fosas comunes. Otras decenas de miles de personas están desplazadas. Mientras tanto, los sobrevivientes buscan desesperadamente a sus seres queridos, como Fadellalah, quien contó a las agencias de noticias que perdió a 13 familiares.

La Organización Meteorológica Mundial de Naciones Unidas advirtió que la mayoría de las víctimas “podría haberse evitado” con un funcionamiento adecuado de los sistemas de alerta temprana y gestión de emergencias. Y asegura que 72 horas antes de los hechos advirtió a las autoridades de la peligrosidad del ciclón.

El mal funcionamiento de los sistemas de alarma impidió organizar una evacuación de la ciudad. Además, las represas que estallaron se encontraban sin mantenimiento desde hace muchísimos años.

El deterioro de la infraestructura en Libia se agravó con la guerra civil, que estalló tras la operación de la Otan que derrocó al régimen de Muammar Gadhafi en 2011. Al día de hoy, existen dos gobiernos, uno con sede en la capital, Tripoli, y otro con sede en Tobruk, en el este. Las potencias imperialistas, al igual que Rusia, Turquía y varios estados de Medio Oriente, fogonean a uno u otro de estos bandos, según sus intereses.

La combinación del calentamiento global, que conduce a fenómenos climáticos extremos, y la desintegración de Libia por parte del imperialismo y de su clase dominante nativa, ha conducido a una megacatástrofe que se podría haber impedido.

Es la perspectiva que nos ofrece el régimen capitalista.

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