En el año ‘96, el proletariado minero de Mayapampa y Capacilca empezó una lucha por expulsar una transnacional. En esa lucha, se registró la primera masacre del gobierno de Sánchez de Lozada, que se cobró la vida de diez obreros cuando los intelectuales de la burguesía decían que ya no había clase obrera en Bolivia. Esa lucha demostró que la clase obrera boliviana sigue constituyendo la dirección política de los trabajadores bolivianos.

 

En el año 2000, los trabajadores de Cochabamba se enfrentaron con otra gran transnacional que usurpaba las riquezas y los recursos naturales, y en una gran insurrección popular lograron expulsarla.

 

El año pasado, en octubre, los trabajadores, fundamentalmente de El Alto, de La Paz, de Oruro, de Potosí, de Cochabamba, con una insurrección popular paramos la venta del gas y su usufructo por las transnacionales. Estas son las respuestas que dan los trabajadores del mundo entero a la situación a que nos ha llevado el neoliberalismo y el capitalismo en una etapa de crisis histórica, como se está demostrando en todo el mundo. En Argentina, el movimiento piquetero fue la respuesta a esa debacle a que nos lleva el capitalismo.

 

El lunes, 10.000 universitarios llegaron a La Paz en una marcha de cien kilómetros. Al día siguiente, fueron reprimidos violentamente por el gobierno de Mesa, al que se quería presentar como la victoria democrática de octubre. Esta represión significa el inicio de la ruptura de las clases medias con Mesa, que es el gonismo, la continuidad de Goni, la continuidad del gobierno del FMI. Mesa es un “Goni con barba”, como dijo Prensa Obrera.

 

Hemos venido a dar un paso fundamental. La rebelión de octubre demostró que si el movimiento de los trabajadores de Bolivia va a triunfar, no va a ser sólo en un marco nacional. Va a ser junto a la lucha de los piqueteros de Argentina, a la de la clase obrera de Brasil, de Perú, de Chile. Por eso vinimos al Congreso por la Refundación de la IV Internacional. Nos vamos luego del Congreso a ligar, a efectivizar todos los planteamientos programáticos en la rebelión boliviana que ya ha recomenzado y que en las próximas semanas dará nuevas lecciones y pondrá en jaque al gobierno de Mesa y a las transnacionales.