Londres: Cameron militariza los barrios

El despliegue de 16 mil policías por parte del gobierno conservador de Gran Bretaña frente al estallido social de la juventud en la capital británica funcionó, en los hechos, como una verdadera militarización en los barrios pobres -en primer lugar, Tottenham. La policía arrestó a más de 1.600 jóvenes, entre ellos a menores de edad, y a muchos otros en allanamientos posteriores a la pueblada y, a última hora del miércoles 17, se supo que la policía asesinó a otro joven al que habían subido, esposado, a una patrullero. Las condenas contra todos aquellos que participaron en la revuelta fueron casi inmediatas. Los juicios sumarios contra los jóvenes negros y pobres contrastan con el suave trato al grupo Murdoch, a los jefes de Scotland Yard y a varios funcionarios del gobierno británico por el escándalo las escuchas ilegales a distintas figuras, incluida la familia real. Cameron también anunció una ley para que el Estado pueda intervenir las conversaciones en los chat de BlackBerry (un sistema codificado), utilizado por muchos de los jóvenes para impulsar las protestas. El gobierno conservador se predispone a una contraofensiva para regimentar a las masas en un cuadro de agudización de la crisis.

Los medios de comunicación (los Rupert Murdoch y compañía) jugaron un importante rol en este operativo, al presentar sistemáticamente la rebelión como ‘una horda de saqueadores’ que se aprovecharon de la situación para provocar desmanes. Los medios británicos y el gobierno explotaron que uno de los muertos durante los hechos había fallecido a causa de un infarto luego de querer detener a un grupo de jóvenes que atacaban un local comercial. La atención puesta en este caso buscó diluir la muerte de otras cuatro personas a manos de la represión policial.

El quiebre

Sin embargo, el primer ministro, David Cameron, debió reconocer que “la sociedad británica está quebrada”. En el medio de la campaña mediática contra la pueblada, se filtró una entrevista a un joven negro, varios días antes de la rebelión, que anticipaba un conflicto de este tipo luego del cierre por parte del gobierno de los centros comunitarios, sociales y asistenciales de la zona por recortes en los programas de ayuda social -de los cuales muchos de los habitantes de Tottenham y otros barrios dependen. Una perlita es el anuncio de Cameron de que todos los arrestados y condenados por los disturbios perderían la posibilidad de acceder a cualquier plan de ayuda estatal (los conservadores británicos parecieran inspirarse en el acuerdo entre Macri y los K para terminar con la ocupación del Indoamericano).

La oposición laborista, encabezada por Ed Miliband, fue cuanto menos tibia frente a la brutal represión. Los diputados del laborismo se limitaron a señalar el recorte de la ayuda estatal. Sin embargo, Miliband viene de sufrir el repudio masivo de las bases de los sindicatos estatales -cuyas direcciones están alineadas con el laborismo- por oponerse y criticar la huelga contra los recortes a las pensiones. El Partido Laborista, que gobernó durante 13 años y mantuvo estrictamente todas las reformas de Thatcher, ha quedado nuevamente pedaleando en el aire.

La pueblada que sacudió a los barrios de Londres -la cual alcanzó a una numerosa cantidad de ciudades- es sólo la punta del iceberg de una situación explosiva entre las masas -en particular la juventud, donde la crisis capitalista funciona como un revulsivo. La irrupción de los jóvenes de los barrios, efectivamente, ha quebrado algo en Gran Bretaña.