Internacionales
28/11/2002|782
Londres: más de la mitad de los niños debajo de la línea de pobreza
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El 53% de los pibes que viven en Londres se encuentra por debajo de la línea de miseria, según un informe oficial que está conmocionando a Gran Bretaña. Esos niños y sus familias viven en barrios que no se encuentran muy lejos de la City financiera más poderosa del continente y de los barrios residenciales donde se encuentran las propiedades más caras de Europa.
Aunque en Londres la tasa de desempleo es mayor que en el resto de Inglaterra, los padres de los chicos pobres no son en su mayoría desempleados sino trabajadores de empleos temporarios y "contratos basura", que cobran salarios de indigencia. Como entre estas capas de trabajadores está la mayoría de los inmigrantes, el 73% de los niños de origen pakistaní o bengalí y el 60% de origen africano que viven en Londres están por debajo de la línea de pobreza. En la capital del imperio británico, la tuberculosis –una enfermedad típica de la miseria– es tres veces superior a la media nacional; en los barrios pobres, es ¡ocho veces superior!
Lo que sucede en Londres no sólo es una muestra del agotamiento histórico del capitalismo, que empuja a la sociedad a la barbarie, incluso en las metrópolis imperialistas. Confirma que la miseria social no es simplemente la consecuencia del atraso o el retroceso económico; es la consecuencia propia de un régimen social que sólo puede acumular riqueza en un polo de la sociedad, acumulando miseria en el otro. En los últimos años, Londres ha sido escenario de un enorme "boom" de la especulación inmobiliaria, que llevó los precios de las propiedades por las nubes y produjo una inflación espectacular en la ciudad. Por cierto, los salarios de los trabajadores no acompañaron la inflación de los valores inmobiliarios y de la carestía londinense, y en particular los de los que viven de un empleo basura; al contrario, éstos retrocedieron respecto de la media salarial nacional.
La apabullante miseria de la mitad de los chicos de Londres es la contrapartida de los enormes beneficios acumulados por los especuladores inmobiliarios y los bancos que los financian. Nada muy diferente de lo que sucede en la Argentina, donde la miseria masiva es la contrapartida de los cientos de millones que los grandes bancos y capitalistas fugaron del país, después de saquearlo.