Los compañeros de Ollivier apoyan al imperialismo italiano

Estimados compañeros:


Creo que el debate abierto sobre la cuestión de la dictadura del proletariado es sumamente importante por una serie de cuestiones "prácticas" conectadas indisolublemente a la lucha de clases.


No creo que la "eliminación" del concepto sea casual y esté dictado por preocupaciones "semánticas". A este punto puede ayudar una mirada a la práctica cotidiana y a la ubicación social de los grupos y partidos que se reagrupan en el SU. El caso de la sección brasileña no necesita más comentarios. El de la sección italiana tal vez nos ayude a entender aún más la razón de tanto oportunismo.


En Italia, los militantes de "Erre" (así se llama desde hace poco la sección del SU, que antes era Bandiera Rossa) se encuentran en este momento dentro del grupo dirigente de la mayoría del reformista Partito della Rifondazione Comunista (PRC), dentro del cual actuamos también los marxistas revolucionarios de Progetto Comunista (somos la minoría).


En estos meses la dirigencia de este partido aceleró el camino que lo llevará a formar un gobierno, con ministros y todo, con la coalición del Olivo, del máximo representante del imperialismo europeo, Romano Prodi, ex demócrata cristiano y barón del capitalismo de Estado italiano de los años ‘70 y ‘80.


Todo esto con el silencio, el llorisqueo y la abstención por parte de todos los organismos dirigentes nacionales y locales de Erre. Es decir: la sección del SU en Italia se prepara para entrar en un gobierno del imperialismo italiano.


Todo esto sucede por diversos factores de degeneración política y estratégica. El principal, creo, es la concepción oportunista y abstracta de la naturaleza del Estado burgués, aún el más democrático.


"Nosotros repudiaremos todos los viejos prejuicios que afirman que el Estado es la igualdad general. Esto es sólo un engaño; hasta que subsista la explotación, no puede existir la igualdad", decía Lenin en julio de 1919. Y más adelante indicaba la forma democrática de dominio del Estado como la forma "más brutal, más cínica de dominio", sin querer ser moralista en esta afirmación. Por otro lado Marx lo había ya aclarado explicando el proceso de producción del capital en base a la función de la ley del valor. Los críticos o los renegados de la dictadura del proletariado y los apologistas de la "democracia" sin adjetivos tendrían antes que demostrar que tal democracia constituye un obstáculo al dominio de la economía capitalista, y sólo en ese caso podrían afirmar que no es verdad que en la democracia existe el mayor dominio del capitalismo y de la clase que es su encarnación histórica, es decir la burguesía.


Al menos los revisionistas como Bernstein, Kautsky, Cunow, etc. intentaron elaborar una nueva teoría del Estado, en una fase de relativa "paz" y crecimiento antes de la primera guerra imperialista. El problema es que cuando esas teorías se revelaron falsas pocos años después, pasaron a ser en las manos de la "democracia" armas contra la dictadura del proletariado, es decir de la reacción capitalista contra la revolución proletaria. Lo fue también en la más democrática de las repúblicas existentes (la surgida en la revolución de febrero de 1917 en Rusia) y aún así los revolucionarios lucharon también contra esa república que era la expresión política de la burguesía.


Hoy es casi ridículo afirmar que cambió la naturaleza del Estado, y no veo que ninguno de los argumentos de los nuevos revisionistas intente siquiera proponer una nueva teoría del Estado en la época del imperialismo maduro. Simplemente quieren liquidar toda la experiencia revolucionaria, cambiar un par de nombres y seguir la política de colaboración de clases para salvar este sistema podrido y en decadencia.


No existen "terceros caminos". O es dictadura del capital o es dictadura del trabajo. O es socialismo o es barbarie. El resto es "aire frito".