Los desafíos de la izquierda revolucionaria

resumen elaborado por Pablo Heller

El 21 de diciembre pasado, se reunió una Conferencia de emergencia del EEK para discutir y definir los términos de su intervención en las elecciones presidenciales del país. A continuación, una síntesis de sus principales conclusiones. El texto completo puede leerse en nuestro sitio en internet.

 

 

La resolución comienza caracterizando que “la bancarrota económica y desintegración social del país ha llevado a la más aguda crisis de poder”.

 

 

El ultimátum de la Unión Europea (UE) tiene como destinatario, no al gobierno de derecha saliente, sino al gobierno izquierdista que lo sucederá. El chantaje es claro: o Syriza agacha la cabeza y refuta las expectativas populares o será aplastado por los mercados.

 

 

La política de Syriza, de reducir los recortes por medio de negociaciones y compromisos con la UE, el FMI y los capitales griegos e internacionales, excede los límites impuestos por el empeoramiento de la crisis del capitalismo”.

 

 

“Cualquiera sea el resultado de la elección, no hay duda de que no resolverá sino que exacerbará la crisis de poder y finalmente, la crisis de dominación de clase”.

 

 

“El gobierno de Samaras y los partidos de la oposición se pelean por convencer al pueblo de quién será, en febrero de 2015, “el negociador más confiable y efectivo con la UE, el BCE y el FMI”, las “caras familiares” de la derecha o los “duros”, “negociadores izquierdistas”.

 

 

Sin embargo, no hay un punto de equilibrio o conciliación entre las pretensiones de la troika y las aspiraciones mínimas de las masas. Quienquiera que sea electo, la única alternativa es continuar la lucha de clases hasta la victoria de la clase obrera y todos los oprimidos”.

 

 

 

Las ilusiones en Syriza

 

 

El EEK señala que “no es indiferente respecto a las masas que esperan una victoria de Syriza para obtener al menos un respiro de la ‘austeridad’”. La resolución, sin embargo, advierte que “estas expectativas entran en contradicción con la colaboración de clases de esa organización, que sólo puede abrirse paso en detrimento de los trabajadores y el pueblo”. Consecuentemente, llama a “las fuerzas de la clase obrera, la juventud, los intelectuales que apoyan y ponen sus esperanzas en Syriza a exigir a su dirección que rompa con la burguesía, los políticos, los oportunistas y los pretendientes del poder del capital. Las medidas de austeridad no pueden ser canceladas sin la derogación unilateral de la deuda y sin salirse de la prisión de la UE, el BCE y el FMI. Es necesaria una reorganización radical de la economía en un nuevo orden social, sobre bases socialistas, de acuerdo a un plan democrático para satisfacer las necesidades sociales”.

 

 

Al caracterizar la crisis, la resolución explica que “no es una particularidad griega sino un proceso mundial. En el epicentro de esta crisis capitalista mundial está Europa. Una salida a la crisis no es tal si queda circunscripta a un país. El EEK llama a oponerse al devastador nacionalismo económico, incluso bajo el signo de la “izquierda”. La salvación del pueblo requiere nada menos que la revolución social. La lucha revolucionaria puede empezar en Grecia o en otro país, pero su victoria no puede ser completa si no es a escala internacional, con la unificación de todas las luchas revolucionarias, por la unificación socialista de Europa sobre las ruinas de la imperialista UE”.

 

 

 

La política del EEK

 

 

Bajo esta perspectiva, “el EEK llamó a otras organizaciones de la izquierda revolucionaria a poner en pie un frente que estuviera presidido por la consigna de un gobierno de los trabajadores como respuesta anti-sistémica a la crisis de poder. Antarsya (Frente de la Izquierda Anticapitalista), uno de los principales destinatarios de la convocatoria, por responsabilidad de NAR y Aran (Recomposición de Izquierda) y Aras (Grupo de Izquierda Anticapitalista), rechazó la propuesta de frente hecha por el EEK y terminó urdiendo un acuerdo electoral con sectores enrolados en el nacionalismo izquierdista, con formaciones tales como Plan B y Pames (Iniciativa por una Coalición de Izquierda), que también se reunió con conocidos representantes del “movimiento patriótico de izquierda” de la Francia imperialista (Nikonoff) y Italia (Campo Antiimperialista).

 

 

“Dentro de los extremadamente ajustados tiempos y términos financieros que requieren las circunstancias -concluye la resolución-, el EEK ha respondido al desafío de ponerse sobre los hombros la lucha por la independencia política de la clase obrera y de internacionalismo proletario y presentarse independientemente en las elecciones. La tribuna electoral será utilizada para desarrollar una amplía agitación e intervenir activamente en la experiencia decisiva que realizarán los trabajadores en la etapa convulsiva que se abre”.