Internacionales
26/12/2002|773
Los gobiernos kurdos contra la nación kurda
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Las arbitrarias divisiones territoriales trazadas por las potencias coloniales en Medio Oriente al finalizar la Primera Guerra Mundial, y los acuerdos de Yalta entre el imperialismo y la burocracia soviética al finalizar la Segunda, dejaron al pueblo kurdo sin un Estado nacional. Los treinta millones de kurdos conforman el mayor pueblo en todo el planeta que carece de un Estado propio y que se encuentra disperso en varios Estados: en Turquía (donde constituyen el 20% de la población); en Irak (el 25%) y en Iran (el 17%); también hay comunidades kurdas en Siria y en la ex república soviética de Armenia.
A partir de la Guerra del Golfo, los kurdos iraquíes viven lo que sus dirigentes caracterizan como “la edad de oro”. Bajo la protección norteamericana, que tiene vedados los vuelos de la aviación iraquí en el territorio kurdo (en el norte de Irak), desarrollaron un “gobierno autónomo”. Pero tanto Turquía como Irak y los restantes Estados árabes de la región vetaron el nacimiento de un Estado kurdo, porque lo consideran un factor de “desestabilización” de toda la región. También los norteamericanos, han reiterado que quieren un “Irak unificado”, pensando sobre todo en la unidad del Estado turco.
En una reunión realizada en Virginia (Estados Unidos), los dirigentes de los dos gobiernos kurdos de Irak aceptaron renunciar al reclamo nacional de un Kurdistán único… a cambio de una “autonomía” en el marco de un “Irak federal”. Para la burguesía kurda, las regalías petroleras que obtendrá de esta “autonomía” bien valen el sumarse a una guerra colonial y abandonar la reivindicación nacional del pueblo kurdo.