Internacionales
2/10/2008|1057
Bolivia: Los operadores de Bush
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Un informe del Centro de Investigaciones Económicas y Políticas de los Estados Unidos (CEPR, su sigla en inglés), fechado en septiembre, dice que la Agencia para el Desarrollo Internacional de ese país (Usaid, su sigla en inglés) tiene en operaciones en Bolivia una “oficina de iniciativas transitorias” (Office of Transition Initiatives), cuya verdadera función es desviar millones de dólares que recibe para el “desarrollo” boliviano al sostenimiento de la oposición de extrema derecha. Según ese mismo informe, también provee financiamiento a grupos opositores de Bolivia la National Endowment Democracy (NED), un organismo paraestatal de los Estados Unidos.
No sería de extrañar. El expulsado embajador norteamericano en Bolivia, Philip Goldberg, trabaja desde siempre al mando del subsecretario de Estado, John Negroponte, antiguo organizador de actividades clandestinas de las embajadas yanquis en medio mundo, para lo cual ha tenido en todos los casos el respaldo incondicional de Condoleezza Rice.
Antes de ser designado embajador en Bolivia a comienzos de 2007, Goldberg fue jefe de misión en Pristina, Kosovo, entre 2004 y 2006, aunque operaba allí desde mucho antes. Tal como fue denunciado en los Balcanes y en La Paz, mantuvo vínculos más que fluidos con la organización paramilitar Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), que sembró el terror en esa región después de la ocupación militar de la Otan en 1999. Actualmente, los dirigentes del ELK están en el gobierno de la Kosovo “independiente”.
A su vez, el ELK es conocido por sus extendidos contactos con el crimen organizado y con el narcotráfico.
Durante la década de 1990, Goldberg jugó un papel activo en la partición de Yugoslavia. Entre 1994 y 1996 fue responsable de la oficina “Bosnia” del Departamento de Estado y trabajó con el enviado especial de los Estados Unidos, Richard Holbrooke, jefe del equipo de negociadores norteamericanos que impusieron la firma del acuerdo de Dayton o “protocolos de París”. Ese acuerdo dispuso la organización política de Bosnia-Herzegovina al gusto de Washington.
Negroponte fue embajador en Honduras entre 1981 y 1985, donde supervisó la actividad de los “contras” nicaragüenses con base en ese país.
Esos personajes denuncian las intenciones del gobierno norteamericano en Bolivia. Como dijimos en un número anterior, con Goldberg pusieron un especialista en lo que se proponían hacer.