Los trabajadores del mundo contra las guerras, la militarización y la economía de guerra

Declaración internacional hacia el 1° de Mayo

Movilización de desocupados en Italia

Semana tras semana las trompetas y los tambores de guerra suenan cada vez más fuerte, incluyendo a Europa en la primera línea. Mientras continúa la matanza imperialista en Ucrania, los miembros europeos de la Otan [Organización del Tratado del Atlántico Norte] están llamando y planificando “preparativos para la guerra”, “economía de guerra”, reinstaurando el servicio militar obligatorio, avivando el nacionalismo reaccionario y la xenofobia. La UE [Unión Europea] y sus estados miembros aumentan sus presupuestos militares, preparándose para hacer de los trabajadores y la juventud “carne de cañón” para apuntalar su parte en la re-división del mundo.

La guerra genocida de Israel contra el pueblo palestino acaba de cumplir 6 meses con decenas de miles de niños y ancianos palestinos muertos, gracias al patrocinio de Estados Unidos y otras potencias imperialistas en las que se apoya para cometer masacres diarias con total impunidad.
En el momento de redactar este llamamiento internacionalista para el 1 de mayo, la tensión política internacional se ha agravado significativamente, amenazando con estallar en una guerra generalizada en Oriente Medio.

El evidente intento del gobierno de Netanyahu de superar sus dificultades ampliando la guerra a toda la región de Oriente Medio debe llevarnos a reforzar aún más la movilización internacional contra el Estado sionista y sus protectores.

En la frontera del Pacífico de Eurasia, el gobierno de Japón está revisando la Constitución -con el aval de los vencedores estadounidenses que la impusieron a la potencia derrotada, con el terror de dos bombas atómicas- para llevar a cabo un rearme total y sin restricciones y hacer frente a la creciente influencia económica y proactividad militar de China en la región, donde el futuro de Taiwán funciona como una bomba de tiempo.

El contexto mundial de crisis capitalista y la creciente rivalidad entre las potencias capitalistas, incluidas Rusia y China, están socavando la supremacía industrial y financiera de los Estados imperialistas establecidos, Estados Unidos y Europa. Lejos de crear un nuevo equilibrio equilibrado y pacífico, como pretenden los partidarios del “mundo multipolar”, esto está empujando a las potencias en declive a apuntalar su primacía mediante el proteccionismo, la política industrial financiada por el Estado y la intervención militar. La Tercera Guerra Mundial nunca ha sido un resultado tan probable, intencionado o no, de las luchas inter-capitalistas.

Mientras la guerra en Ucrania está masacrando a cientos de miles de personas y desplazando a millones en el núcleo europeo del capitalismo, en el continente africano -Sudán y el Congo en primera lugar- se libran guerras de menor intensidad, pero no menos sangrientas, en el enfrentamiento entre los mismos monopolios que compiten por los recursos naturales y la mano de obra barata.

Incluso en América Latina, mientras que el enfrentamiento entre las grandes potencias no estalla en guerras abiertas, se manifiesta en el apoyo burgués a golpes militares o caudillos de derecha (el último: Milei en Argentina), generalmente alineados con los imperialismos norteamericano o europeo, para llevar adelante una guerra abierta contra los trabajadores, arrebatándoles conquistas laborales históricas y los derechos a la auto-organización, la huelga y la protesta. Sólo la lucha independiente y la movilización de los trabajadores a la cabeza de los explotados, sostenida por la unidad de los asalariados y los desocupados puede detenerlos, ciertamente no las coaliciones burguesas de centroizquierda como la de Lula en Brasil, que concilian con los militares fascistoides y además promulgan leyes favorables al capital contra el trabajo, y el peronismo en Argentina o el kemalista CHP en Turquía, que proponen a los hambrientos trabajadores “esperar” a que Milei o Erdogan “se desgasten” para derrotarlos en las lejanas elecciones de 2027 o 2028.

Israel está aprovechando este ambiente bélico y militarista para lograr su “espacio vital” estableciendo un Gran Israel, siguiendo su propio camino genocida contra los palestinos de Gaza, con el objetivo de intensificar la limpieza étnica.  Detrás de Israel está su patrocinador, Estados Unidos y el imperialismo occidental, que, a pesar de las fricciones y divergencias, siguen apoyando militar y financieramente el genocidio.

Los revolucionarios defendemos el derecho de los oprimidos a rebelarse por todos los medios. El 7 de octubre fue una respuesta a la política cada vez más agresiva de Israel contra el pueblo palestino en Gaza, Jerusalén y Cisjordania, que ha puesto en crisis el compromiso de sus dirigentes con los Acuerdos de Oslo y la inviable solución de los dos Estados. Declaramos nuestro apoyo incondicional al frente único de las organizaciones de la resistencia palestina y subrayamos que la victoria del pueblo palestino depende de la transformación del actual conflicto en una revolución que conquiste una Palestina única, laica y socialista, lo que sólo es posible con una oleada revolucionaria en la región, uniéndose en la lucha por una Federación Socialista de Oriente Medio.

La emoción, la indignación, la voluntad de luchar contra la opresión y el genocidio de Israel en Palestina deben ayudar a tomar conciencia del panorama más amplio de las otras guerras no menos sangrientas, y del peligro inminente de una Tercera Guerra Mundial. Los trabajadores, los proletarios llamados a aceptar grandes sacrificios por la economía de guerra, y a masacrarse unos a otros para decidir quién les explotará, deben rechazar estos sacrificios y declarar la guerra a las guerras del capital y organizarse para derrocar la dominación capitalista del mundo.

Históricamente, el Primero de Mayo es el día internacional de la lucha de los trabajadores por la reducción del tiempo de trabajo y por la emancipación de la explotación capitalista. El Primero de Mayo es también el día internacional de la lucha de los trabajadores contra el Estado burgués, que ha apoyado la explotación del capital a través de todos sus poderes: la legislación que garantiza los “derechos” del capital sobre la esclavitud asalariada, la justicia que garantiza al capital contra cualquier lucha que ponga en peligro la opresión de clase (desde el ahorcamiento de cuatro dirigentes obreros en Chicago en 1886), y los organismos de represión armados que en todo el mundo libran la guerra interna para imponer la explotación contra la resistencia de los trabajadores a través de huelgas y piquetes.

El mayor peligro al que se enfrentan hoy los trabajadores y toda la humanidad es el peligro de que los gobiernos capitalistas arrastren a los pueblos a una situación de guerra generalizada, lo que significa una carnicería mundial del tipo de las que están ocurriendo en Ucrania, Sudán, Congo, Palestina. Debemos combatirla ahora mismo, oponiéndonos a los gobiernos imperialistas, autores de las guerras actuales, uniendo nuestras fuerzas internacionalmente en un campo proletario, contra los campos imperialistas en guerra. No se trata de oponerse a la guerra con el llamado pacifismo. Debemos oponer nuestro internacionalismo proletario al veneno nacionalista reaccionario que están inculcando a la clase obrera. Compartimos nuestros intereses de clase por mejores salarios, semanas laborales más cortas, trabajo y vidas más saludables con otros trabajadores de todo el mundo. Compartimos el profundo deseo de vivir en paz con nuestras hermanas y nuestros hermanos de todo el mundo.

Declaramos nuestro más ferviente apoyo a la lucha de los pueblos oprimidos que se enfrentan a la opresión imperialista, conscientes de que la derrota de una nación opresora es un golpe al orden imperialista mundial y una palanca para fortalecer la causa de los explotados de todo el mundo. Los trabajadores de las metrópolis tienen el deber de movilizarse dentro de sus fronteras en apoyo de los pueblos víctimas del sometimiento de la burguesía imperialista en sus respectivos países. Esta movilización política de hoy es, en primer lugar, en apoyo del pueblo palestino.
Opongamos la fraternidad de clase entre nativos e inmigrantes a la xenofobia destinada a dividir a los trabajadores: nuestra clase es internacional, cientos de millones de nosotros nos vemos obligados por la guerra, la sequía y el cambio climático, el acaparamiento de tierras, a trasladarnos del campo a la ciudad o a emigrar a otros países asumiendo grandes riesgos. Si los trabajadores nativos unen sus luchas a las de los trabajadores inmigrantes, estas últimas no se utilizarán para presionar a la baja los salarios.

¡Opongámonos a la economía de guerra!

Debemos dejar claro que en una guerra imperialista como la de Ucrania no se puede tomar partido, que “el enemigo está en nuestro propio país”. Esta guerra es una guerra interimperialista, disfrazada por cada bando con argumentos pseudo-progresistas y pseudo-democráticos. El enemigo de cada ruso y ucraniano es su propio gobierno, ambos los cuales han arrojado a cientos de miles de proletarios a la picadora de carne de los campos de batalla para matarse y mutilarse unos a otros por los intereses explotadores de sus respectivas clases dominantes. Para los trabajadores de los países europeos y americanos de la Otan el enemigo son sus propios gobiernos, que están enviando armas, pagadas por sus propios trabajadores, para que los trabajadores ucranianos derramen su sangre para que las corporaciones de la Otan extiendan su explotación al territorio y a la clase obrera ucraniana. Por otro lado, Putin no representa un planteo anti-imperialista, sino que busca asegurar la parte del pastel mundial de la oligarquía capitalista rusa, recurriendo incluso a una propaganda que ataca la política de Lenin y glorifica a la Rusia zarista.

Todos los Estados capitalistas, todos los gobiernos, con sus luchas y divisiones internas, son expresiones de burguesías especuladoras vinculadas a las grandes potencias imperialistas, a los monopolios capitalistas, al sistema financiero internacional, y son parte integrante del sistema social que produce la guerra. Aunque varios países tienen conflictos cada vez más agudos con las grandes potencias capitalistas occidentales, ninguno de ellos puede ser aliado en la guerra de los trabajadores contra la guerra. Es fácil darse cuenta de ello al observar qué tipo de relaciones mantienen estos estados con sus clases trabajadoras, y con los trabajadores de los países que se encuentran en sus respectivas esferas de influencia.

Nuestro campo no es el campo de los Estados burgueses, es el campo de las clases explotadas y oprimidas, de los trabajadores, del proletariado internacional, la única clase que tiene interés y fuerza -si se organiza- para poner fin a las guerras que sus explotadores libran a su costa.  Es necesario que las organizaciones que se apoyan en un internacionalismo proletario coherente se unan en iniciativas comunes. El momento es ahora, ¡antes de que sea demasiado tarde!
El pasado importa, pero se nos juzgará por nuestra capacidad de encarar de frente los retos de nuestro periodo histórico.

El Primero de Mayo de 2024 salgamos a la calle con las mismas consignas en todo el mundo:
– ¡Detengamos la guerra Otan-Rusia en Ucrania! “¡el enemigo está en casa!”

– ¡NO a la carrera armamentística y a la economía de guerra! ¡Salud y educación gratuitas para todos! ¡Trabajar menos, trabajar todos!

– ¡Alto al genocidio en Gaza, Palestina libre! ¡Apoyemos la resistencia palestina! ¡Alto a la opresión nacional, racial, étnica y religiosa en todas partes!

– ¡No a la injerencia imperialista y a las guerras por procuración en Sudán, Congo y en todas partes!

– ¡No a la opresión de los kurdos! Defender el derecho de autodeterminación de los kurdos.

– ¡Abajo el nacionalismo chauvinista y la xenofobia! ¡Internacionalismo obrero!

– Por una sociedad sin explotación ni guerra, de armonía entre el hombre y la naturaleza.

– Por gobiernos obreros y el socialismo.

Proletarios de todos los países, ¡unámonos!

 

Nueva Corriente de Izquierda por la Liberación Comunista (NAR, Grecia)

Partido Socialista de los Trabajadores (SEP, Turquía)

Tendencia Internacionalista Revolucionaria (TIR, Italia)

SI Cobas (Italia)

Laboratorio Político Iskra (Italia)

Partido Obrero (PO, Argentina)

Polo Obrero (PO, Argentina)

OKDE Spartakos (Grecia)

Fuerza 18 de Octubre (Chile)

Tribuna Classista (Brasil)

Comité de Frente Unico por un Partido Laborista (UFCLP, Estados Unidos)

İnqilabin Sesi (Azerbaiyán)

Occhio de Clase (Italia)

Colectivo Comunistas de Cuba

La Fragua (Uruguay)

Red Action/Red Initiative (Croacia/Serbia)