Los yanquis encarecen el petróleo

En los últimos siete me­ses, el precio del barril de petróleo crudo pasó de los 16 a los 27 dólares, un aumento del 55%. Dado el estancamiento de la economía euro­pea y él módico aumento de las de Estados Unidos y Ja­pón, la única explicación del fenómeno es que ha habido una deliberada retracción de la oferta, nada menos que en; las Vísperas del invierno en el hemisferio Norte. Las fe­nomenales ganancias que obtuvieron, en -consecuen­cia, los pulpos petroleros, en su mayoría norteamericanos; produjo también un au­mento fenomenal de la Cotización de sus acciones, inflando así a la ya re-inflada Bolsa de Nueva York. Diga­mos, a título de ejemplo, que las acciones de Chevron y Texaco aumentaron, respec­tivamente, el 59 y el 75%, y que Amoco y Mobil lo hicieron en un 19 y un 43% (The Wall Street Journal, 22/10).


Pero como le explica el profesor Odell, de la Universidad de Rotterdam, al Fi­nancial Timpsi 16/10 J: “Los Estados Unidos nunca ocultaron su preocupa­ción por los abasteci­mientos de petróleo, pero ahora… también tiene la capacidad para sostener el precio del crudo a un nivel que satisfaga los in­gresos que requieren sus aliados en el Golfo, en es­pecial Arabia Saudita. Esto implica restringir las ofertas de todos lados de manera que, junto a una posición intransi­gente sobre la exporta­ción de petróleo de Irak, ha impuesto sanciones a las industrias petroleras de Irán y Libia e incluso está amenazando las de Nigeria”.


Por cuerda separada, Es­tados Unidos acaba de derro­tar a Francia y a Inglaterra en una licitación multibillonaria para proveer de avio­nes de guerra al emirato de Ábu Dhai, como ya lo hiciera hace más de mi año con la provisión de aviones y rada­res a Arabia Saudita. Como puede verse, el mundo ‘glo­bal izado’ o la economía ‘mundializada’ encubren (la descomunal presión polí­tica nacional y particular del imperialismo yanqui contra los explotados e incluso con­tra sus propios socios, todos los cuales son importadores de combustible.


La ‘economía abierta’ del menemismo ha registra­do el aumento, algo que sin embargo aún no ha ocurrido en Estados Unidos, donde los costos de producción locales deben ser tenidos en cuenta a la hora de establecer los pre­cios finales. Es decir que el imperialismo depredador protege a su mercado, mien­tras ‘recomienda´ la apertu­ra del de sus rivales. El precio actual del petróleo es veinte veces superior al del costo di producirlo en la Argentina* pero el precio interno la de­termina el internacional, no aquellos costos de produc­ción. Algunos analistas han estimado que la especulación con el petróleo produjo el ma­yor rendimiento de todos los mercados especulativos, lo que el empobrecido consumidor argentino deberá pagar religiosamente en toda una gama de productos que utili­zan petróleo o derivados, mientras le llueven rebajas de salarios y liquidación de derechos. “


La nacionalización, bajo control obrero, de los mono­polios petroleros, sería un acto de estricta defensa na­cional, lo mismo que un in­mediato aumento de sala­rios que compense estos au­mentos y todos los producidos desde el comienzo del ‘plan Cavallo´.