Internacionales
26/5/2005|901
Luis Posada Carriles: El “terrorista bueno” de Bush
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Estados Unidos anunció que no extraditará a Venezuela al terrorista cubano Luis Posada Carriles, responsable de la explosión en pleno vuelo de un avión de la empresa Cubana en 1976, que causó la muerte de 73 personas. Posada se encuentra actualmente en los Estados Unidos, donde solicitó “asilo político”.
Posada Carriles no sólo acumula una “evidencia abrumadora” (Common Sense, 20/5) de su participación en ese atentado. Fue agente de los servicios de inteligencia venezolanos y tuvo participación directa en decenas de atentados terroristas, como la voladura de un hotel en La Habana que causó la muerte de un turista italiano o la voladura de un carguero soviético en el puerto mexicano de Veracruz. Como “agente externo” (pago) de la CIA, Posada fue un partícipe activo de la política imperialista en Centroamérica durante veinte años: colaboró en la preparación de la invasión a Cuba (Bahía de los Cochinos), en el intento de derrocamiento del gobierno de Guate mala en 1965, y en el armamento e instrucción de la “contra” nicaragüense en la década del ‘80. También fue el organizador de varios intentos de asesinato de Fidel Castro. Toda una “carrera” al servicio de la “causa de la libertad y la democracia”; es decir, del imperialismo norteamericano.
Fugado de Venezuela, Posada recaló en Panamá. Allí fue indultado a fines de 2004. Marchó a los Estados Unidos, donde pidió “asilo político”. Actualmente se encuentra “bajo custodia” de la Justicia norteamericana mientras se resuelve su petición.
Aunque Posada es un terrorista confeso, el gobierno de Bush anticipó que no lo extraditará a Venezuela (como reclama el gobierno de Chávez, para juzgarlo por el atentado de 1976). Aduce que “no tendrá un juicio justo” y hasta que Venezuela podría entregarlo a Cuba, cuando el tratado de extradición vigente entre Estados Unidos y Venezuela excluye la posibilidad de que un procesado extraditado sea entregado a un “tercer país”.
La detención de Posada y la negativa de su extradición, según algunos medios, tendría por objeto proteger a la CIA de las revelaciones acerca de sus actividades terroristas en Centroamérica, que saldrían a la luz en el curso de un juicio. Incluso hay quienes aventuran que la detención tendría por objeto proteger al propio Posada, temeroso de ser secuestrado por fuerzas venezolanas o cubanas encubiertas.
No se trata, sin embargo, sólo de una protección del “pasado” sino, por sobre todo, del presente. No hace mucho, el propio Pentágono reconoció que tiene “equipos encubiertos” actuando en distintos lugares del mundo, entre cuyas tareas está la realización de atentados contra sus gobiernos. Entre estos países, no cabe la menor duda, se encuentran Cuba y Venezuela.
Por todo esto, la alternativa más probable, señalan algunos medios, es que la Justicia norteamericana deje en libertad a Posada mientras resuelve su petición de asilo. El terrorista aprovecharía entonces para “desaparecer” en los propios Estados Unidos, con la colaboración de la gusanería de Miami, para quien Posada es un “héroe combatiente”, y de sus amigos de la CIA, deseosos de asegurarse su “silencio”. También podría ser extraditado a Guatemala u otro país centroamericano, con el mismo objetivo.