“Lula telefoneó personalmente al presidente norteamericano Bush para felicitarlo por la captura de Saddam Hussein”. La información fue proporcionada por Scott McClellan, vocero de la Casa Blanca, reproducida por la agencia France Press y publicada por el diario brasileño Folha de Sao Paulo en su edición del 15 de diciembre.

A nadie se le puede escapar que una llamada de esta naturaleza no obedece a cuestiones protocolares; tampoco Lula estaba obligado a felicitar a Bush en las decenas de llamadas que se han cruzado para negociar cuestiones relativas al acuerdo comercial del Alca (que también fue tema de conversación esta vez, según el vocero de la Casa Blanca).

La felicitación de Lula a Bush por la captura de Saddam tiene un carácter cualitativo diferente. Se trata de una posición política de profundo significado: es más que el respaldo incondicional a la ocupación, a la guerra y a la represión del pueblo iraquí por el ocupante imperialista. Ratifica, en la más sensible de las cuestiones para el gobierno norteamericano y la camarilla de Bush, la completa subordinación del gobierno de la “izquierda” brasileña al imperialismo.