Bastante han escrito algunos sobre la necesidad de apoyar el frente derechista armado por el PT en Brasil, alegando que no importa su apoyo al FMI o a la Bolsa brasileña sino la “base social” del PT y hasta la “oposición en que se encuentra frente al capital”.

Todo indica, sin embargo, que los representantes del capital no habrían tomado nota de esto, porque The Economist (5/10) acaba de afirmar en su editorial principal que “su arribo a la presidencia representaría una saludable alternancia de poder”. El editorial se convierte en un caso notable de anticipación política al plantear que el PT debería “cortar los derechos sociales adquiridos de los que mejor están y concentrar el gasto estatal en los pobres”. Alude con esto a “las pensiones de los empleados públicos”. Es precisamente esto lo que ha pasado a plantear el PT, que propone una jubilación básica para todos los trabajadores que se complementaría con las rentas que resulten de una jubilación privada complementaria. La privatización de las jubilaciones, al igual que ocurrió en Argentina, se justifica con la asistencia a los pobres, como si para ello hubiera que hambrear a otros laburantes pero no tocarle un peso a los capitalistas. En realidad, los aportes a cajas privadas complementarias servirán para la compra de acciones y de deuda pública y privada, o sea para rescatar a capitalistas en crisis o aumentarle sus beneficios.

La conclusión de The Economist es que si el PT escuchara su consejo, “se convertiría en un ancla y en un modelo para Sudamérica”.