“Lutte Ouvrière” responde a nuestra propuesta de refundar la IVª Internacional

El 10 de marzo pasado, un conjunto de organizaciones trotskistas, entre ellas el Partido Obrero, acordaron, luego de un amplio debate que tuvo lugar en la ciudad de Génova, emitir una declaración que plantea, como tarea del momento, la refundación de la IVª Internacional. La propuesta toma como punto de partida la modificación de la situación internacional, tanto en lo que se refiere a la creciente impasse de la política mundial del capitalismo; el cataclismo que provoca la restauración del capitalismo en el este de Europa y China; y los movimientos revolucionarios que se han producido como consecuencia de estas condiciones (ver Prensa Obrera Nº 535, 17/4).


La declaración destaca que la refundación de la IVª Internacional requiere la superación del Secretariado Unificado de la IVª Internacional, al cual, el PO en particular, ha caracterizado como ajeno al marxismo y decididamente democratizante (anti-socialista).


El Secretariado Unificado ha fracasado en forma irreversible (al igual que la otra corriente que intentó suplantarlo, el lambertismo)


Las organizaciones que firmaron la declaración comenzaron una campaña para su discusión y difusión con dos destacadas organizaciones trotskistas: Lutte Ouvriere, de Francia, y el Socialist Party, de Gran Bretaña. En ambos casos, fue publicado un comunicado (ver PO, ídem).


Ahora, acabamos de recibir una respuesta formal y fundamentada, por parte de la dirección del primero de los partidos mencionados, la que procedemos a publicar.


Atención:


  • International Trotskyst Opposition (ITO)
  • Associazione Marxista Rivoluzionaria Proposta (Italia)
  • Trotskyst League (Estados Unidos)
  • Partido Obrero (Argentina)
  • Partido Causa Operaria (Brasil)


Durante nuestra reunión del 19 de marzo en París, nos propusieron firmar con ustedes una declaración que afirmara la urgencia de refundar la IVª Internacional, la necesidad de una derrota política del Secretariado Unificado de la IVª Internacional, y enumerara cuatro puntos que deberían, según ustedes, ser las bases para discutir esta refundación.


Nosotros reafirmamos como ustedes la necesidad de una Internacional revolucionaria proletaria, que según nosotros no podrá existir más que sobre la base de las ideas trotskistas. Deploramos, como ustedes, el estado actual de fragmentación del movimiento trotskista y los procedimientos políticos habituales de numerosas organizaciones —entre ellas, el Secretariado Unificado—, que las conducen bastante frecuentemente a abandonar en la práctica la política y las ideas de las que se reclaman.


Nosotros no deseamos, sin embargo, firmar esa declaración; no aprobamos, en efecto, ni sus términos, ni la tentativa que envuelve, y no pensamos que pueda ser un paso hacia la construcción de la Internacional.


Los “cuatro puntos” que ustedes enuncian en vuestro proyecto de declaración como las bases de una discusión para esa refundación, tienen evidentemente un carácter muy general. Han sido elegidos, como ustedes nos lo han dicho, para que todo grupo que se reclame del trotskismo pudiera, en el límite, adherir a ella, a condición de que estuviera de acuerdo en declarar con ustedes que el Secretariado Unificado “no es la IVª Internacional ni puede ser reformado”. Y es ciertamente este acuerdo para condenar al Secretariado Unificado lo que parece ser la base política real de la declaración.


Nosotros, sin embargo, no estamos dispuestos, justamente, a firmar un texto sobre el cual podrían ponerse de acuerdo numerosos grupos que no forman parte por una razón u otra del Secretariado Unificado, y dispuestos, por lo tanto, a condenarlo, pero que no tienen entretanto una política mejor. Un acuerdo formal de estas características no significaría necesariamente una voluntad real de los grupos signatarios de comprometer los esfuerzos para la refundación de la Internacional, y tendría todas las chances de ser un acuerdo sin futuro, como tantos otros.


No se trata, evidentemente, sólo de la relación entre nuestros respectivos grupos. Si el objetivo es efectivamente la reconstrucción de la Internacional, es necesario tener una actitud ante cada uno de los grupos que se reclaman del trotskismo, indicando en qué medida y de qué manera podemos comprometernos juntos hacia ese objetivo común.


En lo que nos concierne, no hacemos exclusiones en relación a los otros grupos que se reclaman del trotskismo, y estamos dispuestos a considerar una colaboración con ellos, cualesquiera sean las divergencias políticas que nos separan, incluidas aquellas organizaciones adherentes al Secretariado Unificado.


Superar el estado de fragmentación actual del movimiento trotskista es ciertamente una tarea difícil, como lo muestra la experiencia de las diferentes tentativas, todas condenadas al fracaso, de constituir reagrupamientos internacionales con la pretensión de reconstruir la Internacional. No sólo no existe actualmente una dirección internacional reconocida, sino que además las organizaciones trotskistas, al menos aquellas que tienen un poco de peso, han tomado la costumbre de vivir y de seguir su política independientemente las unas de las otras, porque no existe entre ellas ninguna confianza recíproca.


Será entonces ciertamente difícil, en tanto que las circunstancias continúen siendo las que son, recrear un cuadro internacional que no sea puramente formal y que pueda ser un paso real hacia la constitución de una dirección internacional reconocida.


En el estado actual, las diferencias políticas son muy grandes entre las diferentes organizaciones para que ellas puedan aceptar una disciplina común. Esto es lo que constatamos en Francia con las otras organizaciones que se reclaman del trotskismo, pero también es cierto en el plano internacional. En esas condiciones, el único cuadro político común que podría ponerse en pie sería un cuadro no vinculante, sin otra disciplina que aquella libremente consentida por cada uno. Pero incluso para que un cuadro semejante exista, sería necesario que corresponda a una voluntad real de las organizaciones involucradas de colaborar entre ellas, sin que esto establezca un antecedente político que no podría ser más que formal. Sería necesario que ellas desearan realmente poner fin al aislamiento y a la rivalidad entre sectas, y darse los medios de confrontar sus experiencias, multiplicando entre ellas los intercambios políticos y las oportunidades de conocimiento recíproco.


Es muy difícil decir por anticipado qué circunstancias podrían hacer posible, en un momento dado, superar la situación actual. Ese podría ser el caso, evidentemente, si la situación política general cambiara, si se asistiera, por ejemplo, a un ascenso general de las luchas obreras y a un giro a la izquierda. Ese podría ser también el caso si uno o varios de los grupos existentes obtuvieran éxitos importantes y visibles.


Va de suyo que, incluso si ésta no es la situación hoy, es necesario estar preparados para aprovechar una eventualidad semejante, y la mejor manera de prepararse es tener desde ahora las mayores relaciones políticas y de colaboración, excluyendo todo sectarismo.


He aquí porque, aunque sin estar dispuestos a firmar la declaración que ustedes nos proponen y que no nos parece que tenga sentido en la situación actual, esperamos en todo caso tener otras ocasiones para volver a encontrarlos, y si es posible, colaborar.


Con este deseo, les dirigimos, queridos compañeros, nuestros saludos revolucionarios.


Muy fraternalmente, por la dirección de Lutte Ouvrière