Mandela y el Partido Comunista

 EXCLUSIVO DE INTERNET



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Al momento de su entierro en la villa que lo vio nacer, tomó estado público la pertenencia de Nelson Mandela al PC. Hace dos años, un historiador inglés -Stephen Ellis- había dado certezas sobre la militancia de Mandela en la década del ‘60, incluso como miembro de su Comité Central. La versión, sistemáticamente negada hasta ahora, fue confirmada oficialmente por el PC y el Congreso Nacional Africano (CNA). Un dirigente del PC explicó que fue un modo de eludir la represión del régimen del apartheid sobre el CNA, calificado de “comunista”.

¿Hay algo que agregar al obituario de Mandela (PO Nº 1.297) a raíz de esta revelación?

Para un analista, su pertenencia al PC dice menos acerca de su ideología que de su “pragmatismo”. “Él fue, en diversos momentos, un nacionalista negro y un no racista, un oponente de la lucha armada y un abogado de la violencia, una cabeza caliente y el hombre calmo en un cuarto, un consumidor de textos marxistas y un admirador de la democracia occidental, un socio íntimo del PC y, en su presidencia, de los más poderosos capitalistas de Sudáfrica” (The New York Times, 7/12).

¿”Pragmatismo”? Su conducta se corresponde punto por punto con la política de “coexistencia pacífica” de la burocracia estalinista. Incluso la formación del brazo armado de la CNA (Punta de Lanza de la Nación), que hasta el día de hoy se esgrime como parte del pasado “violento” de Mandela, fue un acto de supervivencia política, empírico y de aparato, frente a la radicalización de las masas negras luego de la masacre de Sharpeville (1961), consumada en un reducto del Congreso Panafricano (CPA), enemigo de la política de compromiso con el gobierno del Apartheid. El CPA se había convertido casi en “la fuerza dominante en la política negra… El CPA era el Hamás de Sudáfrica” (John Carlin, El Factor Humano, Booket, Buenos Aires, 2011). El mismo autor reconoce que la “lucha armada” del CNA fue concebida como rueda auxiliar de la política de negociación.

Al día de hoy, el programa del CNA (que integra al PC y a la central obrera, Cosatu) plantea que Sudáfrica atraviesa la primera fase de una revolución por etapas, caracterizada por la alianza con la burguesía nacional, que tendría un interés esencial, independientemente de sus vacilaciones, en consumar la revolución democrático burguesa.

El estalinismo fue una pieza de rescate clave del nacionalismo burgués agrupado en el CNA y al que se le reconoce haber impuesto una política de “integración racial” -“el gobierno para todos los sudafricanos” que ayudó a coronar lo que se conoció como el fin del Apartheid. La revelación de Mandela como afiliado al PC contribuye, por lo tanto, a explicar un derrotero político.

Christian Rath

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