Internacionales
15/1/2015|1347
Marchamos con el Comité de Solidaridad con el Kurdistan
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Varios centenares de manifestantes se movilizaron el viernes 9 a la embajada de Francia en Argentina convocados por el Comité Lationamericano de Solidaridad con el Kurdistan. Ese día se cumplía el segundo aniversario del asesinato, en un barrio céntrico de París, de tres mujeres kurdas, Sakine Cansiz (Sara), Fidan Dogan (Rojbin) y Leyla Saylemez (Ronahi). Estas mujeres eran militantes de la causa kurda y dos de ellas fundadoras del PKK. Las denuncias apuntan a que los responsables de estos asesinatos fueron agentes de los servicios de inteligencia turcos. Los ejecutores de este asesinato actuaron y huyeron al amparo de las fuerzas del Estado francés, que no investigó nunca el caso. Desde la aparición de los cuerpos las movilizaciones populares reclaman justicia, señalando como responsables a los gobiernos turco y francés. Turquía es uno de los países, junto a Siria e Irak, donde el pueblo kurdo sufre la opresión nacional, al encontrarse diseminado sin su propio Estado. Una delegación hizo entrega, luego de atravesar dos gruesos vallados policiales, de una carta donde se exigía justicia por el asesinato de las militantes kurdas. En esa misma carta se transmitía también la solidaridad del pueblo kurdo y de las organizaciones que apoyan su causa en Argentina para con el pueblo francés y los periodistas asesinados, víctimas de la acción terrorista contra la revista Charlie Hebdo.
El Partido Obrero, integrante del Comité, junto a numerosas organizaciones obreras y populares del país, participó con una columna. Pablo Heller, uno de los oradores del acto frente a la embajada, exigió juicio y castigo a los asesinos de las mujeres kurdas y denunció al imperialismo francés, instigador de masacres en todo el planeta. A la vez, señaló que la solidaridad con el pueblo francés no puede ser confundida con apoyo alguno al gobierno de Francia, socio del imperialismo norteamericano en sus tropelías en Medio Oriente y el resto del planeta y quienes, junto a la Otan y los regímenes reaccionarios arabes, dieron aliento en su momento a grupos como Al Qaeda o el propio Isis.