Más de 30.000 obreros copan Montevideo

Una imponente marcha de más de 30.000 obreros de la construcción en huelga, sus familias y trabajadores de otros gremios ocupó durante varias ho­ras el centro de Montevideo. La moviliza­ción, la mayor convocada por un sólo gremio en toda la historia del Uruguay, se realizó al cumplirse cincuenta días de la huelga de la construcción. El reclamo central de la huelga es un inmediato aumento salarial del 50% y un salario mínimo de 3.000 pesos, el costo de la canasta familiar.


Amén de su carácter multitudinario —la columna llegó a extenderse por más de quince cuadras en el momento de mayor concurrencia— la marcha tuvo varios hechos destacados. El primero fue la masiva movilización de los obreros de la construcción del interior del país, que llegaron a Montevideo en centena­res de ómnibus y camiones.


El segundo hecho destacado fue la concurrencia de numerosos trabajado­res de otros gremios, que incluso reali­zaron paros parciales en sus empresas para asistir. La burocracia del Pit-Cnt había “recomendado” el sábado que los gremios pararan parcialmente para concurrir a una marcha que se realizaría apenas dos días después pero, natural­mente, no tomó ninguna medida prácti­ca para efectivizar su “recomenda­ción”. Donde hubo paros, en conse­cuencia, fue como resultado de la pre­sión del activismo de base. La solidari­dad activa y militante del activismo sindi­cal con la huelga del Sunca es el resultado, no sólo de que los obreros de la construcción han lanzado una consigna que es común para todo el movimiento obrero —”50% ya y 3.000 pesos de mínimo”— sino que, además, se han empeñado en una lucha con métodos— huelga por tiempo indeterminado, pi­quetes, movilizaciones— que superan los “tradicionales” y desgastantes “planes de lucha” de la burocracia sin­dical. Es sintomático que los gremios que más recientemente salieron al con­flicto (como Corte Electoral y gráficos) hayan adoptado el pliego del Sunca y, que otros, como Cofe (empleados esta­tales) estén discutiendo el planteo de la huelga por tiempo indeterminado. La contundencia de la huelga del Sunca, sus métodos, la masividad de la marcha y el apoyo activo de la base sindical (y de la mayoría de la población) son una expresión del ascenso generalizado del movimiento obrero uruguayo.


Entre todos los hechos destacados, sin embargo, el más notable fue la com­batividad de la marcha expresada en Tas consignas coreadas por los manifestan­tes. “El Cuqul (Lacalle) va a caer, la fuerza del obrero tiene mucho más poder” fue una de las más significativas. Para la prensa burguesa más reacciona­ria no pasó desapercibido que, después de mucho tiempo en Uruguay, una mar­cha multitudinaria volvía a relacionar las palabras “obrero” y “poder”…


Otro indicador de la combatividad de los obreros de la construcción es el ba­lance de la marcha que se realizó en los “fogones” (centros de concentración de los huelguistas en cada una de las zonas). El secretario general del gremio, Lirio Rodríguez, fue muy criticado por el activismo por no haber defendido en su discurso —en realidad, ni siquiera lo mencionó— el pliego de reivindicacio­nes de la huelga y por no haber convoca­do, allí mismo, la asamblea general del gremio para profundizar la lucha.


La burocracia del Sunca ya ha anun­ciado que sólo convocaría a la asamblea general para discutir un acuerdo salarial, es decir, para levantar la huelga. El plie­go reivindicativo de la huelga reclama un 50% de aumento inmediato, 3.000 pe­sos de mínimo, ajuste por inflación, ga­rantía de 22 jornales, acortamiento de la jornada laboral sin afectar los salarios, pleno cumplimiento de la ley de seguri­dad laboral. Después de dos “ofertas”, una del gobierno y otra de las patrona­les, que significaban una reducción efectiva de los salarios, circuló la versión de que un sector de la dirección sindical estaba negociando “oficiosamente” un aumento en tres cuotas, del 16% en promedio. Aunque ante el repudio que despertó la versión entre los huelguis­tas, la directiva se vio obligada a “des­conocerla”, la omisión de la reivindica­ción del pliego de la huelga en la principal concentración del gremio es muy significativa de la política de la burocra­cia.


En el curso de la marcha se repartió un volante, firmado por una decena de “fogones” reclamando una inmediata asamblea general para profundizar la lucha mediante la extensión de la huelga a los “anexos” (industrias proveedoras de materiales de construcción, cuyos trabajadores están afiliados al Sunca) y la ocupación de las obras, y para recla­mar al Pit-Cnt “un paro de 48 horas con movilización que sea el comienzo de un plan de lucha que no excluya la huelga general” por “50% para to­dos”. Ante la intransigencia de una pa­tronal negrera y de un gobierno repudiado por los trabajadores, y ante la regimentación que pretende imponer la bu­rocracia sindical, éste es el camino para vencer en una huelga que ya es históri­ca.