Masacre en Afganistan

Bush monta una fuerza de ocupación


La conferencia que celebra en Bonn, para formar un gobierno de transición en Afganistán, es esencialmente distraccionista. El verdadero punto en debate, que no tiene lugar en esa ciudad alemana, es la negativa de Bush a aceptar que una fuerza internacional se haga cargo de la “seguridad” afgana, mientras despliega los marines para un asalto final a la ciudad de Kandahar. El gobierno yanqui paró en seco un intento de británicos y franceses de desplegar tropas propias, alegando que la Alianza Nacional anti-taliban no admitiría “fuerzas extranjeras” de ocupación. Pero los marines se han instalado por tiempo indeterminado, pues se han puesto como límite la captura de Bin Laden y la “erradicación” de la “red terrorista”.


El gobierno norteamericano ha dejado en claro también que, llegado el caso, sólo aceptaría un fuerza internacional de características musulmanas, encabezada por Turquía. Pero este país es un colonia yanqui y un caballo de Troya de Estados Unidos en la Unión Europea. Semejante fuerza internacional no sería más que una avanzada del propio Pentágono, en detrimento del imperialismo europeo.


El imperialismo yanqui tiene objetivos precisos en Afganistán: convertirlo en vía de paso de los oleo-gaso-ductos de las compañías norteamericanas al extremo oriente. La asociación de Putin al despliegue militar de Bush, supone que ha habido un acuerdo para ello de parte de la oligarquía petrolera rusa, como lo muestra el enfrentamiento de ésta a la intención de la OPEP de reducir la producción mundial para detener la caída de los precios.


La “guerra contra el terrorismo” es, en realidad, una criminal empresa de colonización imperialista de Asia.